Entretenimiento | EL HERALDO

El Heraldo
Colprensa
Entretenimiento

“La historia de Nuréyev es una novela rusa”: David Morris

La vida del bailarín que trascendió los límites del mundo de la danza se proyecta durante este fin de semana en las salas de cine del país. 

Una vida de grandes saltos, pero también de caídas en el escenario fue la que vivió Rudolf Nuréyev, un bailarín que trascendió los límites del mundo de la danza para volverse un icono global, que décadas después sigue vigente transformándose en toda una leyenda de este arte.

Esa historia, entre los más prestigiosos escenarios del mundo y una vida llena de dolor por el desprecio que sufrió en su tierra natal, es la clave de Nuréyev, la obra documental se estrenó este fin de semana en las salas de cine del país, en un recorrido a través del cual el espectador puede conocer su origen humilde, un ascenso increíble y una deserción de la Unión Soviética que conmocionó a todo el mundo.

Gracias a una combinación de material inédito e innovadores montajes de baile moderno, este trabajo permite conocer al artista, pero también al hombre atormentado que habitaba dicho artista, en especial la época en la que el mundo se encontraba dividido entre Este y Oeste.

Bailarín y coreógrafo soviético nació en un tren entre el lago Baikal e Irkutsk, en la Unión Soviética en 1938. Inició su carrera en 1955, año que ingresó en el teatro Kirovde Leningrado para convertirse en el primer bailarín de la compañía. A partir de 1961 vivió en varios países de Europa Occidental y actuó en las mejores compañías del mundo al lado de estrellas como Margot Fonteyn, con quien constituyó una de las parejas de baile más aclamadas de todos los tiempos. Todo esto, mientras era odiado en su tierra natal.

Bajo la dirección de los nominados al Bafta, los hermanos Jacqui y David Morris, es la historia de quien, para muchos, es el bailarín de ballet más grande de todos los tiempos.

P.

¿Por qué se debe conocer la historia de Núreyev?

R.

La historia de él es como si fuera de una novela rusa: nació en un tren que cruzaba Siberia y creció en un pequeñísimo pueblo provincial Ufá, y como se oye en la película, se podría decir que “fue el último lugar que hizo Dios”. Así que tuvo que luchar toda su vida, quería ser bailarín y parecía imposible, su padre detestaba la idea porque era un militar y no quería eso para su hijo.
No solo superó eso, logró llegar a que le enseñara el mejor profesor de ballet del mundo, Pushkin, y luego se escapó al Occidente para tener una carrera magistral. Entonces es una gran historia de triunfo sobre sus dificultades gracias a su voluntad. A la gente siempre se le hacen interesantes las historias así.
Además, muere de manera trágica, tanto su nacimiento como su muerte fueron extraordinarias: en la obra tenemos la grabación de archivo en la que se despide por última vez de la opera de París. Fue una muerte catastrófica en una manera que hoy mucha gente no entiende. Toda su existencia fue tan inspiradora como interesante.

P.

Los montajes de danza son uno de los elementos más llamativos de la película, ¿cómo surgieron?

R.

Debido a que estábamos tratando con toda la vida de Nuréyev, teníamos que hablar de sus inicios que fueron fundamentales para él, pero no hay ningún archivo de él cuando estaba en Ufá, su ciudad natal en Rusia, y en muchos otros períodos tampoco había grabaciones. Teníamos que tener gran parte de su historia, así que teníamos una opción, la llenábamos con el tipo de archivo que existe del campesino ruso o hacíamos algo original. Así que decidimos que usaríamos la danza contemporánea para ilustrar partes de su vida. Queríamos hacer algo como un espectáculo, no un ballet, sino un baile moderno sobre él. 

P.

La película tiene un mensaje final muy fuerte y muy presente. ¿Estaba ahí desde el inicio?

R.

No estoy segura que tenga un solo mensaje final. Lo más cerca, que creo que es a lo que se refiere, es lo que decimos sobre el sida. Queríamos hablar de eso, recordarle a la gente que hay personas que podían ser muy grandes como Nuréyev y que terminaron condenados a una muerte temprana. No queríamos que fuera muy pesado pero queríamos recordarle a la gente que el sida no ha desaparecido.

P.

Antes del documental, ¿le gustaba el ballet o Nuréyev?

R.

Sabía quién era Nuréyev, claro, porque todo el mundo de una cierta generación sabía quién era. Él no era solo un bailarín de ballet sino que era parte de la cultura contemporánea, estaba en los periódicos todo el tiempo, lo pintó Andy Warhol, estaba en la televisión: todo un ícono cultural.
Yo no era fan, ni mi hermana, y en realidad eso fue una ventaja porque lo vimos con ojos distintos. Hicimos algo que no es solo para la gente que le interesa el ballet sino para todos. Quisimos utilizar nuestro propio asombro y mostrárselo a una audiencia que era como nosotros, pero que a la vez fuera relevante para la gente que conoce bien a Nuréyev.

P.

Un personaje muy polémico...

R.

Cuando dijimos que estábamos haciendo algo sobre Núreyev mucha gente nos dijo que él no era muy querido, que era arrogante, pero lo que descubrimos fue lo opuesto. No era paciente con la gente que era incompetente, pero era extremadamente leal a sus amigos.
Sus amigos rusos sufrieron luego de que él escapó la Unión Soviética, perdieron puestos y oportunidades, y él nunca se olvidó de ellos. Siempre trató de apoyarlos, les envió dinero, y así. Llegamos a la conclusión que era muy difícil pero muy decente. 

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.