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Ernesto Benjumea: “La actuación es asunto de talento, preparación y suerte”

El actor es padre de Antonia, de 19 años, y de Mateo, de 25. Hoy día se encuentra escribiendo mucho y concretando diversos proyectos.

El actor Ernesto Benjumea sabe vivir el día a día sin afanes. Es de las personas relajadas tanto en  casa como en los espacios de trabajo.

De pequeño tanteó el terreno de la actuación en su plantel educativo, sin embargo, creció con una sensación interna que lo hacía debatir entre las artes plásticas y la medicina. 

“Yo creo que todo el mundo tiene un gusto aficionado, una pulsión artística, pero de ahí a que se asuma como una profesión, son cosas totalmente diferentes. Ahora, de niño tuve en frente a una figura tan fuerte en la actuación como es el caso de mi papá, Carlos el ‘gordo’ Benjumea, y a pesar de que le hui al mundo de la farándula, finalmente terminé en ese camino. Aun así llegué a cursar dos semestres de Medicina en la Universidad Javeriana”.

Si bien una conversación con su hermana fue determinante para tomar la decisión de empezar en firme en este arte, manifiesta que también influyó la admiración hacia su padre y los conocimientos que recibió en la Escuela de Teatro Libre.

Agrega que de parte de su papá ha recibido respeto y generosidad frente a la forma en la que decidió forjar su carrera.

“Mi papá también ha sido dulce conmigo a la hora de evaluar y comentar mi trabajo. Específicamente nos hemos relacionado casi que por el trabajo y es esto de lo que más hemos hablado en la vida (…) aunque hubo muchos años en que los medios de comunicación me  relacionaron con la denominación de ‘el hijo del gordo Benjumea’, nunca sentí afán de que eso cambiara; el mismo tiempo me permitió tener una carrera y un renombre”.

Su primera aparición en una telenovela la tuvo en 1995, en la producción llamada ‘La otra mitad del sol’. Esta relataba la historia de un triángulo de amor entre dos profesores y una alumna. Su personaje era uno de los compañeros del grupo de alumnos que –asegura– llegó a tener un gran peso en la historia.

A partir de ese momento su rostro empezó a tener mayor presencia en otros proyectos que, hoy día, lo han convertido en uno de los grandes talentos de la televisión colombiana. A través de la actuación dice que ha recibido muchas enseñanzas, entre esas, tener empatía con las personas, que se convierten en personajes, que solo se puede entrar en ellos siempre y cuando se haga el  intento humano, intelectual y espiritual de comprensión.

“Ese ejercicio que requiere de una comprensión entrañablemente de otra persona que tiene vidas distintas y, a veces, censurables para nosotros, hace que uno abra la visión. Además este trabajo, como se trata básicamente de jugar, a mí me resulta divertido”.

Y como todo no puede ser color de rosa, advierte que en las artes escénicas lo más duro es la falta de continuidad, la inconstancia que hace que haya una ansiedad permanente al no tener certeza de lo que se hará más adelante. “Lo que sí es constante es tener años en los que no se participa en ningún proyecto, de ahí la importancia de ahorrar y organizarse, aunque no es un problema económico, sino de vida”.

Los papeles que ha interpretado y que más ha querido señala que son los últimos, aunque la  gran mayoría le han dejado buenos recuerdos. Ernesto manifiesta que lo último que hizo fue para una producción que culminó a finales de 2019, titulada ‘Operación pacífico’.

Dentro de su trayectoria están sus participaciones en proyectos como ‘La baby sister’, ‘La viuda de la mafia’,  ‘La costeña y el cachacho’, ‘Mujeres asesinas’, ‘Hasta que la plata nos separe’, ‘Lady, la vendedora de rosas’ y ‘Historia de un crimen’ para Netflix, entre otras producciones. También ha hecho teatro como director y ha aparecido en algunos filmes.

Ernesto resalta el talante colombiano y dice que cada vez son más claras las grandes competencias que tienen los directores, los actores y los guionistas del país. Añade que es momento de que los productores de televisión y de cine voten por ese talento formado. 

Advierte que quien decida dedicarse a la actuación debe tener contacto permanente con la música, el cine, las artes plásticas, la televisión y la literatura. Asimismo debe priorizar las razones por las que desea estudiar actuación, pues —para él— de nada sirve pensar en la fama y tener la aspiración de aparecer en una telenovela. 

“Lo cierto es que uno es artista no por lo que lo vayan a llamar a hacer, sino por lo que uno produce y por lo que uno es. Mi invitación es asumir esta carrera de forma seria. La actuación es un asunto de talento, preparación y también de suerte”.

Otra faceta. El bogotano es padre de Antonia y Mateo, un "privilegio" que se goza al máximo. Dice que con sus hijos vive un proceso distinto porque son de sexos opuestos, lo que lo ha llevado a tener dinámicas diferentes.

“Mateo, de 25 años, es profesional en Derecho, trabaja en un bufete de abogados y vive todavía con mi esposa y conmigo. Y Antonia, de 19, estudia Cine en México. Los dos son muy diferentes, tienen caracteres distintos, son maravillosos y exitosos en cada uno de sus procesos, y con los dos mantenemos una relación excelente”.

Su rol como papá lo ha apasionado desde siempre y la crianza que les ha dado a sus hijos ha tenido un equilibrio entre la contención y la camaradería. A pesar de que hay una gran diferencia de edades entre él y su generación, considera que, desde las estructuras de pensamiento de Antonia y de Mateo, recibe muchos aprendizajes para su vida.

Visión crítica. Ernesto es intransigente frente a las injusticias y conoce muy bien su derecho a la libre expresión. Por tanto, a través de su cuenta de Twitter pone en manifiesto su lado más crítico frente a la realidad del país. Dice que no hay nada más triste que la impunidad, los feminicidios y la desigualdad.

“Twitter nos permite expresar opiniones. A través de esta plataforma también marcamos, en algunas ocasiones, tendencias y, finalmente, creamos pensamientos. Como todos no podemos ir al Senado y la representatividad de nuestros gobernantes es tan limitada, entonces creo que el opinar es una manera efectiva de ejercer la democracia como ciudadanos. Si hacemos ruido, uno tras otro, eventualmente le podemos decir a la sociedad y a los gobernantes que estamos preocupados por muchas cosas (...) yo creo que es responsabilidad de todos la ciudad o el país que tenemos, por acción o por omisión”. 

Dice que tiene una deuda pendiente y es conocer mucho más a Barranquilla, aunque ha contado con la fortuna de visitarla y disfrutar del municipio de Puerto Colombia. 

Proyectos. Hace un año terminó una profesionalización con la Universidad de Antioquia, mediante la cual pudo tener contacto directo con una literatura que —a su juicio— es interesante. Por tanto, luego de recibir grado, ha seguido por el camino de la escritura, incluso, la pandemia le ha dado el tiempo para continuar haciéndolo. 

Da a conocer que en enero y febrero participó en una producción para Caracol Televisión y en la actualidad se encuentra en conversaciones para llegar a materializar un proyecto desde el confinamiento.

“También estoy empujando algunas producciones audiovisuales, algo de una película que escribí  y estoy viendo si se puede llegar a hacer (...) hace poco participamos mi hija, como estudiante de cine;  mi esposa Katy; y yo en una convocatoria de becas de RTVC para una producción, que tuvo una cantidad considerable de participantes y salimos elegidos. Esto nos tiene muy contentos y estamos a la espera para empezar a producirla”.

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