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‘Anhell69’ es una película que está enfocada en visibilizar la comunidad LGBTQ.
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Theo Montoya y una apuesta sin rótulos: la victoria colombiana en Venecia

El director antioqueño presentó ‘Anhell69’ en la Semana Internacional de la Crítica en Italia.

En el teatro hay frases famosas, muy famosas. No obstante, hay una, sobre todas las demás, que destaca: “ser o no ser, he ahí el dilema”. Es la primera línea del soliloquio de William Shakespeare, Hamlet.

Con ello, la cuestión de la identidad, los aspectos que constituyen la personalidad de alguien o el concepto mismo del ser han sido los puntos de partida para cientos de directores durante toda la historia.

En Antioquia, un joven apasionado por lo audiovisual y enamorado de la cultura tuvo la misma fuente de inspiración. De esta manera, muy alejado de los rótulos para definir a alguien o incluso a algo, se propuso transmitir frente a las cámaras que “es mejor ver a las personas simplemente como personas, no como géneros, clases sociales o grupos establecidos”.

Así, durante su misión, Theo Montoya logró ver una posibilidad en el cine de ir más allá. Comenzando con proyectos de menor escala gestó un cortometraje, el cual de manera orgánica fue a parar en el Festival de Cannes en 2020, siendo ovacionado y recibido por la crítica internacional.

Ya con un lugar puesto en la industria y una idea clara: hacer un largometraje, el colombiano de 30 años volvió a su tierra y se puso a trabajar en su propia definición del ser. Para él, su primera cinta debe ser considerada como trans o, más bien, como dijo en diálogo con EL HERALDO, “si esta producción fuese una persona sería queer, pues su naturaleza es fluida, no se encasilla en un solo género”.

De esta manera, se fue a un mundo que conoce bastante bien, el de la juventud. Anhell69, su película, no muestra sino la vida de jóvenes miembros de la comunidad LGBTQ que sufren el peso de una realidad excluyente.

Los personajes, encerrados en la perspectiva de un falso documental, lidian con excesos, prejuicios sociales y peligros, que hasta terminan por costarles la vida en ocasiones. El suicidio y los vicios, con una estética punk-rock y al mejor estilo neo-noir, constituyen la trama que llevó una vez más al cineasta de Medellín a los grandes festivales.

Y es que en el cine solo existen cuatro escenarios internacionales de primer nivel o clase A, como se le conocen según su definición por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores (FIAPF): Berlín, Cannes, Venecia y San Sebastián.

Y fue en el de Italia que Montoya presentó su más reciente creación. “Nosotros la mandamos y el jurado desde el inicio estuvo muy pendiente, tanto que nos seleccionaron muy temprano y, de todas las secciones del festival, fue en la Semana Internacional de la Crítica donde la presentamos”, contó.

Sobre los argumentos para haber sido escogido, el desarrollador dijo que su trabajo “muestra a la perfección una generación que tiene muchas inquietudes sobre la vida dentro de una película que se cuestiona a sí misma y que cuestiona todo en el haber cinematográfico”.

Anhell69 desafía las fronteras delineadas en el cine. Si bien muestro realidades en un marco documental, se juega demasiado con la ficción y sí, esa era la intención del filme, jugar con todo y no estar dentro de ningún género ya determinado”, acrecentó.

Theo Montoya, director.
Una gala con sorpresas

Sin embargo, enorgullecido por su producto, confesó que “yo fui a Venecia sin pensar que iba a ganar nada, me fui de cualquier manera y allá sentando esperando quien iba ganar me llevé la sorpresa que ganamos los tres premios de la sección y una mención especial de la crítica. Inesperado”.

Siguiendo en su visión propia del séptimo arte, el creativo apuntó a la importancia que, para él, tiene que “las personas vayan al cine a ver cine, sin preocuparse tanto por lo que están viendo, que vean películas porque son películas sin pensar tanto de qué tipo son”.

“Es una lucha que tengo con la industria hoy en día. No solo en Colombia, pero en el mundo entero se encasilla todo, más en este campo. Es tan marcado eso que cuando se envía una película en un festival se le tiene que poner un género y no existe la categoría otros porque tenemos el afán de pertenecer siempre a algo y creo que el ser libre en este momento o tener identidad propia es actualmente sumamente difícil”, reveló en diálogo con esta Casa Editorial.

Nuevamente, ser o no ser, para Theo Montoya, he ahí el dilema.

El eje del cuestionamiento se mantiene al ver ya no solo los cuatro festivales sino las galas de premios comerciales, como los Oscar o los Globos de Oro, que, si bien tienen una categoría a la Mejor Película de habla no inglesa, el desarrollador afirmó que “sí buscan propuestas mucho más seguras dentro de un cine políticamente mucho más correcto y esta es una propuesta muy radical. No tengo esa clase de certámenes en mente por ahora”.

“Pero así está bien, lo lindo de esta película es que es muy libre, aún estando en Venecia estuvo en una sección que aprecia esta clase de cine”, sentenció.

Una mirada al cine colombiano

Por otra parte, sobre los criterios de la crítica nacional, Montoya se expresó y dijo “lo que hace que se configure la cinematografía de un país es que haya diversidad y que no todas las películas estén tratando de esas películas. Se necesitan colores y en Colombia los hay”.

A su vez, sobre el cine nacional comentó: “apenas ahora hay una generación que pueden pensar en el cine y en el arte libremente, antes no se podía, solo una élite lo lograba. Vivimos en un país que recién comienza a tener una ley de cine y que, a pesar que a veces se toma muy en serio las cosas, va por buen camino”.

“Tenemos una industria muy joven, aún en pañales. Otros países nos llevan mucha ventaja por la historiaconstancia disciplina. Necesitamos recursos y debe haber mucho más apoyo del Estado y de la empresa privada para que se esté creando constantemente más y más”, añadió consciente.

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