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Jorge Giraldo Ramírez (Jardín, Antioquia, 1957). Cortesía
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“En Colombia ha habido más populismo de lo que se cree”

El autor del libro ‘Populistas a la colombiana’ reconstruye los orígenes y sentidos de un concepto ambiguo, cargado de juicios y prejuicios.

La disputa alrededor del concepto populismo ha estado, históricamente, ausente de luces al final del túnel. La propia definición del término se ha convertido en el karma de los estudios políticos. El populismo ha sido subvalorado, cargado de juicios y prejuicios, contaminado de usos peyorativos e, incluso, reducido a la noción de insulto.

En vista de esa carencia de corpus teórico en Colombia, nace Populistas a la colombiana (Penguin Random House), el nuevo libro de Jorge Giraldo Ramírez, doctor en Filosofía por la Universidad de Antioquia, quien reflexiona y construye un acercamiento a un fenómeno que “crece allí donde las instituciones democráticas y liberales fallan”.

P.

¿Por qué cree usted que el concepto ha estado tan viciado, lleno de ambigüedades y cargado de perjuicios?

R.

No hay mucha diferencia con los otros conceptos políticos. En general estos están llenos de cargas valorativas y se usan muchas veces de forma estigmatizante y peyorativa. Lo peculiar en el caso del populismo es que, a diferencia de otras corrientes, este no tiene un estatus teórico, programático o ideológico muy bien definido. No se encuentra una teoría populista, mientras sí se habla de teorías liberales o socialistas. Por eso ha habido tantas discusiones sobre finalmente qué es el populismo, que tampoco es imposible de definir.

P.

¿Cuál sería entonces una definición acertada?

R.

Propongo entender el populismo en diferenciar  los movimientos populistas de los regímenes o gobiernos populistas. En los movimientos la característica básica es la existencia de un líder personalista que dice representar al pueblo y cuya comunicación y movilización resulta muy emotiva. Son movimientos caudillistas, demagogos y en ellos funcionan términos binarios: pueblo-élite, pueblo-oligarquía. En cambio en el régimen la relación es entre gobierno y mayoría, donde las minorías son vistas como enemigas y no hay intención de representarlas. Se pretende tomar decisiones rápidas, por lo que buscan acortar los mecanismos de decisión. A los populistas les gusta apelar a los plebiscitos o asambleas constituyentes, por ejemplo.

P.

¿Cómo entenderlo desde sus más grandes contradictores: los marxistas, liberales y demócratas?

R.

Las grandes doctrinas del siglo XX, el socialismo y el liberalismo, han desarrollado una crítica muy dura. Para estos el populismo no representa una solución a los problemas en las sociedades capitalistas e industrializadas. Los liberales, mientras tanto, critican al populismo por su autoritarismo o poco aprecio por las libertades civiles y económicas.

P.

¿Qué une y qué separa el populismo del bonapartismo y del fascismo?

R.

El bonapartismo es la etiqueta de los marxistas para interpretar el populismo en América Latina y en algunas partes de Europa. Lo que los hace similares es el autoritarismo personal, el recurso al plebiscito y la relación directa con el pueblo. Se distingue porque los populistas no pretenden inmiscuirse en la vida privada y en las concepciones particulares de las personas.

P.

¿Qué tan populistas han sido los gobiernos en Colombia?

R.

En Colombia ha habido más populismo de lo que se cree. Hemos tenido dos gobiernos: el de Rojas Pinilla y los dos de Álvaro Uribe. Han sido similares en cuanto al autoritarismo, presidencialismo, la limitación de la división de poderes. Muy parecidos en el tipo de discurso, de oposiciones y simbologías que usan. Luego hay unos movimientos que no fueron gobierno como el de Gaitán, M19 y experiencias locales como el padre Hoyos en Barranquilla y Gustavo Petro en Bogotá.

P.

¿En qué se diferencia el populismo de Petro con el de Uribe, más allá de la izquierda y la derecha?

R.

Primero, en la actitud frente a la economía del mercado. Uribe pertenece a un tipo de populistas que podrían concebir una macroeconomía liberal y a nivel microeconómico, el clientelismo juega un papel fundamental. Segundo, Uribe es un gobernante que no cambia el alineamiento internacional mientras que Petro sí haría cambios sustanciales. Nos apartaríamos de la Alianza del Pacífico, de Estados Unidos y nos acercaríamos más al ALBA o a Unasur.

P.

¿Cuáles son los aciertos y desaciertos de las críticas al populismo?

R.

Se equivocan en creer que el populismo no es democrático. Sí lo es. Es una deformación de la democracia. También se equivocan en creer que el problema son los movimientos populistas, a veces tienen éxito por las fallas del sistema político democrático liberal. Lo que hay que resolver son esas fallas o si no creeremos que la fiebre está en las sábanas. En lo que sí aciertan es en la posibilidad de que emerja un régimen populista que pueda golpear la estabilidad macroeconómica.

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