“El éxito en la taquilla es más una cuestión de azar”: Dago García
El productor y director de cine colombiano, amado por la taquilla pero odiado por la crítica, habla sobre la suerte y el fracaso en el cine, dos frentes que lo han hecho estrellarse, levantarse y aprender.
Dago García creció viendo las películas de lucha mexicana y ‘plancha’ que proyectaban en la doble rotativa de Copelia, un pequeño teatro de barrio en Bogotá al que solía ir con sus hermanos. De ahí, cree el productor y director de cine colombiano, nació su gusto por el contenido que bien ha sabido explotar, el mismo que le ha llevado a romper los records de la taquilla en Colombia. Al menos seis de sus largometrajes han superado el millón de espectadores.
García tiene su nicho claro. Por eso ignora a la crítica aplastante que demuele su trabajo y se enfoca en lo que le ha funcionado: apelar a las emociones primarias, por ejemplo. Hablamos con este creador, un hombre que no cree en pócimas mágicas para fabricar películas taquilleras. Piensa, más bien, que “es una cuestión de azar”.
Usted ha hecho cine que rompe taquillas, pero al tiempo ha sido consciente de que no hay fórmula para lograr eso, ¿qué descubrimientos recientes le ratifican esa idea?
El último gran descubrimiento que creo he tenido fue el darme cuenta que cuando queremos internacionalizar las películas no debemos confiarnos en que compartir el lenguaje nos convierte en el mismo mercado. Hay ciertas diferencias en el público latinoamericano que juegan a la hora de pensar en lo que consume cada público.
En La pena máxima, por ejemplo, aprendí que los mexicanos y colombianos no nos parecemos tanto. Cada sociedad tiene sus particularidades y cuando les hablas debes tener eso en cuenta porque solo así logras la identificación, que es la base del despertar de las emociones básicas. Eso es lo que más nos importa a la hora de hacer entretenimiento.
¿Por eso sigue apostando por contenidos muy colombianos y por eso no le funcionó traer series internacionales?
Exacto. La televisión se dejó deslumbrar por las series que nos mostraron las OTT y los cables. Un ejemplo es Braking bad o Grey's Anatomy. En Colombia tratamos de reproducir esa narrativa y esa estética y los resultados no fueron buenos.
Eso ha servido para que la televisión abierta se reafirme en su naturaleza. Por fortuna hemos sabido procesar esos pasos en falso para fortalecer nuestro contenido.
¿Cómo juega la suerte y el azar en el éxito o fracaso de sus películas?
Es determinante, fundamental. No creo que exista un gran éxito o fracaso en donde el azar no haya tenido que ver. Cuando hacemos una película o programa de tv hay tantas variables que es imposible que no intervenga la suerte. Hay hechos fortuitos que afectan la vida social y terminan influyendo en las decisiones de la persona que consume entretenimiento.
Eso me sirve para no creerme el cuento cuando me va bien, pero tampoco deprimirme demasiado si me va mal. Siempre digo: hubo algo de suerte
¿Cómo convive con el fracaso?
Por fortuna la gente me reconoce más por las cosas que sí han funcionado.
Poco se acuerdan de lo que ha salido mal, justamente porque no han tenido trascendencia. He sufrido esos momentos y me da una perspectiva bastante aterrizada del negocio. Así tengo los pies sobre la tierra
¿Qué lecciones quedan?
Hace siete años estrené El escritor de telenovelas, una película que tenía algo de experimental, intimista, con un elemento de fantasía. La estrené en una fecha de diciembre, cuando el mood del público es otro porque parece que el espíritu cambia y la gente está dispuesta a consumir algo más ligero.
Es una película que me gusta mucho, pero se estrelló con un mal momento del año.
¿De qué se cuida más a la hora de hacer el cine que le gusta?
Evito zonas de riesgos. El público nunca sabe ni tiene por qué saber qué le va a gustar. En el gusto siempre hay un elemento de sorpresa. Cuando haces una investigación, lo que esta te dice es lo último que le gustó a la gente, no lo que le va a gustar.
Pero son olas y no te puedes quedar patinando allí todo el tiempo. Cuando haces estos estudios en vez de saber lo que le gustará a la gente tratas es de buscar qué campos minados no puedes pisar. Menos mal no hay forma de saber qué gustará, o sino no existiera el trabajo creativo. Sería siempre repetir la misma fórmula.
Aun así usted ha dicho que siente que hace la misma película, que todas se parecen ¿eso es bueno o malo?
Eso simplemente es. No se puede poner en un plano como bueno o malo.
Es una realidad y es inevitable. Yo no voy a hacer una película de cierto tipo simplemente por hacer algo diferente. Yo tengo que ser sincero con lo que hago y si se termina pareciendo, inevitable
¿Cómo asume esta dicotomía: hacer cine de entretenimiento, duramente criticado, pero también apoyar al cine independiente?
Respeto a la crítica, no la confronto. Cuando haces entretenimiento te expones y debes asumir las consecuencias. Los críticos construyen sus discursos desde su perspectiva y a veces creo que lo que dicen, desde su lógica, tiene mucho de razón. Lo que pasa es que van por un camino distinto al mío.
