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Protesta llevada a cabo en Pamplona a raíz de la sentencia a ‘La manada’.
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#Cuéntalo, un arma contra el miedo y el abuso

Mujeres de todo el mundo se han sumado, a través de Twitter, a un movimiento en contra del acoso y el abuso sexual, tras la polémica sentencia impuesta a ‘La manada’.

Tenía siete años. Era el esposo de su mamá. Le decía que “era normal” y le hacía creer que aquello le gustaba, que también se lo hacía a sus hijas. A cada una de ellas las masturbaba. 

“Dale abrite, si te encanta (...) no le cuentes a mamá porque se va a poner celosa (...) esto queda entre vos y yo”.

La historia se atreve a contarla @cardotiva a través de su cuenta de Twitter. En su foto de perfil hay una chica pelirroja quien parece admirar la música de Led Zeppelin. Ella es una de las miles de mujeres que se han unido a una cadena de confesiones, todas con el hashtag #Cuéntalo.

“Me encerraba en su pieza o el baño cuando él quería. Me obligaba a tocarlo a él, y no me dejaba parar aunque llorara. Ocho años”, continúa la joven. En menos de dos horas, unas 187 personas comparten su dolor con retweets. Ella no para.

“Una vez me dijo que acompañara al pintor a la terraza. Años después entendí el complot, porque cuando subí el pintor me encerró en el taller. Diez años (...) Teniendo 17 se lo conté a mi mamá. Su respuesta fue “pero si no te penetró no te abusó”, recuerda la joven.  

“Tenemos que contar las agresiones, violaciones. Este relato nos lo han hurtado. Debemos construirlo para que otras reconozcan”.

Origen

Desde el pasado 26 de abril mujeres valientes han decidido narrar aquellos hechos de acoso, miedo, abuso y agresiones que han sufrido a lo largo de su vida, que las marcaron y que no quieren que se repita en ellas o en otras mujeres. 

Fue la periodista Cristina Fallarás la que publicó el primer trino con el hashtag que ha hecho rodar lágrimas a muchas mujeres, que ha sacudido a otras y que permitió a través de voces  de terceras personas contar lo que le sucedió a una amiga, mamá o hermana. “Tenemos que contar las agresiones, violaciones, compañeras. Este relato nos lo han hurtado. Debemos construirlo para que otras reconozcan”, escribió la periodista al tuitear la columna La ‘no violación’, de Virginia P. Alonso, codirectora de Público. 

Esa columna recordaba un momento de “abuso a la dignidad e integridad” de la columnista cuando en Inglaterra a sus 13 años un grupo de hombres la tocó. “Yo me sentí violada y resulta que solo me tocaron. No puedo ni imaginar cómo debe de sentirse la víctima de esta Manada”, escribe haciendo referencia a la sentencia contra La manada, cinco hombres que abusaron de una joven en Pamplona, España.

Algunas lo superaron con terapias, otras con ayuda de sus familias, sin embargo están las que hasta ahora deciden contarlo porque durante años convivieron con el miedo, la zozobra y el trauma de aquél abuso o agresión.

En muchos trinos no fueron suficientes los 280 caracteres que otorga la red para escribir un mensaje, notas escritas en un celular a las cuales se les hicieron capturas de pantalla y se adjuntaron al mensaje de #Cuéntalo fueron la estrategia perfecta para que las mujeres se expresaran, y a su vez recibieran el apoyo de otras.

El movimiento recuerda el reciente #Metoo que se convirtió en viral desde octubre de 2017. A través de esa ventana, un sinnúmero de mujeres se revelaron en contra de la agresión y el acoso sexual, tras las acusaciones contra el reconocido productor de cine Harvey Weinstein. 

En #Cuéntalo, cuyo idioma predominante es el español, las internautas no solo denuncian y confiesan haber sido víctimas de abuso sexual. También descubren a través de sus trinos las heridas que le han dejado los miedos e inseguridades propios de un mundo en el que las mujeres solían vivir calladas. 

“Salí caminando del colegio, hice tres cuadras y un hombre grande ya me miró mal. Más adelante otro me chifló. Camino más rápido, quiero llegar. Voy llegando, saco las llave, miro para todos lados y abro. Cuando ya entré, tiro la mochila sobre la mesa y llamo a mis viejos para que se queden tranquilos, que no me pasó nada. No me violaron, no me mataron, no me nada. Y digo gracias. Un día más que pasé”, es la historia de @sororidadhna, de Argentina. 

Las respuestas no se han hecho esperar. Citas, retweet, palabras de apoyo cada minuto, mensajes que dicen “yo te creo”. El fenómeno se esparce como una verdad que explota y motiva a muchos otros a contar la historia de terceros. 

Por eso, ha sido común ver entre las historias frases como “lo cuento yo porque mi amiga murió”, “lo cuento yo porque mi prima no pudo (la seguimos buscando y esperando”, “lo cuento porque mi hermana lleva un año en coma”.

“Por todas las que salieron a bailar y no volvieron, por las que abrazaron a su mamá sin saber que iba a ser su ultimo abrazo, por todas las que fueron violadas o asesinadas y culpadas por usar poca ropa. Por eso debemos ser el grito de las que ya no tienen voz”, escribió @abrilbodart, quien recibió el apoyo de más de 1.100 tuiteros. 

No solo en Twitter

El fenómeno no se ha quedado en las redes sociales. Muchos han sido los medios que han hecho eco de las voces femeninas que se han animado a contar las que podrían ser sus vivencias más dolorosas. 

El diario estadounidense The New York Times hizo visible el mensaje que motivó a muchas a protestar en España, así como el periódico Clarín, de Argentina, señaló el movimiento que se hizo tendencia en Twitter el pasado domingo.

Las argentinas recordaron los casos que golpearon directamente al corazón de su país. Entre esos, la desaparición de Johana Ramallo, la joven platense de 24 años de la que se piensa fue raptada por una red de trata de blancas. La última vez que la vieron fue el 26 de julio de 2017. 

Evocaron, además, algunas de las desapariciones que mayor escándalo han causado en Argentina: María Soledad Morales, Araceli Fulles, Florencia Di Marco, Anahí Benítez,  Johana Ramallo, Florencia Pennacchi, entre muchas otras. 

“Tengo 16 años. Soy feminista, milito en mi centro de estudiantes, amo pintar y leer. Tengo amigas y un novio. Salgo sola a caminar a un parque. Desaparezco. Me secuestran, me violan y me matan. Aparezco semi enterrada en un campo. Lo cuento yo porque Anahí no puede”, denunció @LunaDiBracco.

Barranquilla y el Caribe colombiano no son la excepción, aquí también pasa y se puede denunciar. Anímate y #Cuéntalo.

Cartel alusivo a los argumentos del juez en el caso de la joven víctima.
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