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El primer año de Carlos Caicedo, alcalde de Santa Marta…

Lo dejo claro desde ya: aunque en un principio creí en él, sus actuaciones en los primeros meses de gobierno me dejaron un sinsabor en un político que prometía cambios de verdad. Pensé que Carlos Caicedo sería diferente. Vamos para un año y nada. ¿Será que logra algo en estos años que le quedan? Acepto también que parte de mi posición frente al alcalde de Santa Marta la refuerza el hecho de saber que formó parte (aunque haya sido desde un ámbito político) de las filas de una guerrilla.

Analizo la posición de los que aún creen en Caicedo y concluyo que esto no se trata de una pelea del bueno contra el malo; del político correcto contra el político corrupto. Para ser político (y en general para trabajar en lo público, incluyo hasta a la Rama Judicial) hay que ser ‘hijuemadre’. Aquí nadie es una perita en dulce. Y basado en esto, me dispongo a decir algunas cosas sobre cómo he visto algunos aspectos de este primer año de gobierno del mandatario local, tratando de ser - en medio de mi clara posición de elector desmotivado- lo más imparcial posible.

I. En Campaña

Era un día cualquiera en época de campaña electoral. Estábamos los editores de El Heraldo, bajo la batuta de Ernesto McCausland, sentados en su oficina –como todos los días– tratando de hacer caber en unas páginas de periódico y en la movida agenda de El Heraldo.co el acontecer noticioso del día que apenas empezaba. En esas entró de visita Rafael Pardo, que para entonces fungía como director del Partido Liberal, y que había sido la persona encargada de darle el aval a Caicedo para ser candidato en las elecciones…

En el cruce de palabras con los editores sobre la campaña electoral, aproveché y le lancé la pregunta a quemarropa: “¿Y cómo cree que le vaya a Caicedo? ¿Cree que le afecte el hecho de que tenga una investigación abierta en la Fiscalía por tres crímenes?” La respuesta también fue sencilla y directa, como acostumbra a hablar él: “eso lo dicen para desprestigiarlo, pero vamos a ganar”.

Y así fue. Con más de 70 mil votos, Caicedo ganó en franca lid. El hombre ganó por un voto de opinión que depositó en él la confianza de un cambio que la ciudad necesita, después de décadas y décadas de desangre y que, hasta el momento, no ha visto nada de mejora.

II. Un alcalde sin aliados

Con Caicedo sentado en el despacho de la Alcaldía -no nos digamos mentiras- se acabó el negocio político para muchos. ¿Que si cambió de manos? ¡jum!”. Pero lo que sí me atrevo a decir es que para los de siempre no fue. Y quizás este puente roto de los puestos burocráticos es uno de los grandes detonantes de esa falta de armonía entre Caicedo con todos… Seamos sinceros, de sesiones no vive un concejal. Pero así es la política.

Sea cual sea el caso, Caicedo comenzó a llevarse mal con varios sectores de la ciudad. El peor de esas malas relaciones, claramente, el Concejo de Santa Marta; un recinto que, para mí, está lleno de personas enquistadas –emparentados con mandatarios que le sacan tajadas a la educación del Magdalena, que han hecho buenos negocios con anteriores administraciones, y que hasta les gusta talar árboles para luego no compensar lo que por norma les corresponde– viendo cómo le sacan provecho a esta relación de conveniencia entre la Alcaldía y el Cabildo.

Pero lo más grave que le ha sucedido a Caicedo en esta suerte de malas relaciones es que no ha tenido buenas alianzas ni siquiera con su propio equipo de Gobierno: ¡su talón de Aquiles!

Sería oportuno –y me propongo a hacerlo– documentar una cronología de la cantidad de Secretarios que han pasado por los distintos despachos que le siguen a Caicedo. Tan así es la cosa, que ya el alcalde de Santa Marta se ha ganado su fama de que trabajar con él en un despacho es casi que asegurarse una quemada en la carrera pública.

¡Qué importa si Caicedo se pelea con el Concejo!; igual su estrategia para atacar esto es buena: que ponga al pueblo a enfrentársele, como lo está haciendo con el TUS, y ahí sí tuerce la cola el mulo, se lo aseguro. Pero lo que sí es de revisar, y eso ha sido el común denominador en estos casi 12 meses, es esa permanente fractura en su gabinete de Gobierno; símbolo de inestabilidad, de falta de institucionalidad y hasta de mal carácter. En este momento, el gabinete de Caicedo tiene vacantes, unos secretarios tratan de atajar varias secretarías para no dejarlas al desmadre, y así tampoco se puede gobernar.

III. Pelea con la prensa

Pero las peleas con Caicedo no solo han sido en las palestras políticas de la ciudad, sino también en los micrófonos de medios locales y nacionales. ¿Quién ha sido el boxeador que tanto palo le da a Caicedo? El mismo que se lo dio a Juan Pablo Díaz-Granados en su momento y que después quiso ser alcalde de Santa Marta: Alejandro Arias (clic aquí para ampliar la imagen).

El controvertido abogado y periodista samario (cuando digo controvertido, me baso en sus múltiples disputas en 140 caracteres, por su supuesta inclinación hacia políticos samarios que –para mí– dejan mucho que desear) utiliza todo su andamiaje comunicativo como trinchera de batalla para llevar a la luz pública críticas –muchas veces justificadas– en contra de las actuaciones del mandatario.

En estas confrontaciones mediáticas, generalmente el alcalde Caicedo agota su tiempo en los micrófonos con defensas que siempre lo dejan ver como perdedor, dejándose llevar por el enojo que le producen este tipo de llamadas de la radio para polemizar, pudiendo utilizar estos escenarios como plataformas para exponer su posición de Gobierno frente al tema con mayor tesón y propiedad. El Gato Samario, personaje caricaturesco de Seguimiento.com.co, alguna vez habló sobre una de estas peleas en la radio: (Ver video Gato Samario).

A nivel local, ya es de conocimiento de la opinión pública, la marcada posición de uno de los periódicos tradicionales de Santa Marta, que aprovechó su editorial para prejuzgar al alcalde, a tal punto, que a este medio de comunicación, hasta la información pública se la niegan porque no "tienen ningún tipo de entendimiento". Mientras tanto, en el otro periódico tradicional lo apoyan abiertamente. (En este enlace se ve un ejemplo de la diferencia en los cubrimientos de noticias de estos dos medios). 

IV. ¿Futuro prometedor?

Caicedo todavía tiene un as bajo la manga. Durante este primer año, los samarios fuimos testigos de muchos viajes y reuniones, sobre todo a Bogotá, en donde se reunió con representantes del Gobierno Nacional y de organizaciones internacionales. De los resultados de esas reuniones dependerán importantes inversiones que podrían llegar a la ciudad, y que podrían cambiarle la cara a la capital del Magdalena, por el tamaño de dichos aportes. El TUS se beneficiaría de ello, por ejemplo (esperamos que solo la ciudad, claro está, y no algunos de sus ciudadanos).

Pero esto no se podrá llevar a buen término sin que se logre una armonía moderada con el Concejo de Santa Marta. Eso sí, queda la duda de qué estaría dispuesto a ceder Carlos Caicedo, en medio del juego político, para llegar a esos acuerdos… Dicen las voces de los corrillos políticos que esos acuerdos ya se están dando.

Eso es fácil saberlo, no es sino ‘parar bolas’ el otro año a ver si escuchamos a los que antes criticaban, ahora adular.

Por Polo Díaz-Granados
www.seguimiento.com.co
 
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