Un costo de vida para tener cautela
El fenómeno inflacionario es sin duda la variante macroeconómica que más sienten de manera directa los ciudadanos, que cada mes deben ajustar el presupuesto familiar que se ve afectado por las alzas en los alimentos, arriendos, servicios públicos y otros gastos fijos.
El dato de la semana sin duda fue el de la inflación del año 2021 revelado por el DANE, el cual arrojó un consolidado nacional de 5,62 %, una cifra muy por encima del 1,61 % del 2020, marcado por el inicio de la pandemia por la cual atraviesa aún el mundo.
Sin embargo, aunque se muestra como una cifra preocupante, el Gobierno ha salido al paso al compararla con las de otros países de América Latina, con economías parecidas a la nuestra, entre las cuales la inflación colombiana se sitúa entre las más bajas de la región.
Pese a ello, este incremento en el Índice de Precios al Consumidor se siente de manera cruda en la realidad de cada uno de los colombianos que en su diario vivir han experimentado cómo los precios de artículos de primera necesidad, en especial los alimentos, han aumentado su valor de manera drástica en los últimos meses.
Los expertos han señalado diversos factores que inciden para que se presente este fenómeno, muchos de los cuales no están bajo el control de lo que se pueda hacer desde los gobiernos y que obedecen más bien a la dinámica de la reactivación económica mundial, tras las primeras oleadas de la pandemia y los confinamientos a los que se vieron sometidos millones de personas alrededor del mundo.
En el caso puntual de Barranquilla la inflación del año pasado se situó en 7,27 %, es decir poco más de dos puntos porcentuales respecto a la media nacional, jalonada por el incremento en productos como carne de res, carne de pollo, huevos, papa, aceites, queso y leche, entre otros.
Es decir, los alimentos que consumimos en la Costa Caribe han aumentado de precio y eso es una realidad inocultable, que afecta al bolsillo de todos por igual y que hace que los salarios e ingresos de los hogares vayan perdiendo poder adquisitivo.
El fenómeno inflacionario es sin duda la variante macroeconómica que más sienten de manera directa los ciudadanos, que cada mes deben ajustar el presupuesto familiar que se ve afectado por las alzas en los alimentos, arriendos, servicios públicos y otros gastos fijos.
Esta situación es similar a la que se presenta en otras capitales costeñas. Santa Marta, por ejemplo, fue la ciudad con el mayor incremento en la inflación con 8,99 %.
Estos datos son un llamado a los gobernantes y legisladores del país para tomar medidas que mitiguen una situación que está causando malestar en toda la población.
Si bien es cierto que la presión inflacionaria es un fenómeno mundial por el incremento en costos de transporte, crisis de contenedores, aumento de la tasa de cambio y otros factores, hay acciones que se pueden tomar, encaminadas a tratar de frenar esta ola alcista que suele tener su máxima expresión en los primeros meses del año.
Se prevén aumentos asociados al incremento del salario mínimo, otros con la escasez de insumos de producción y otros por diversos motivos que van a tocar los bolsillos de los colombianos.
La ciudadanía, por su parte, debe ser muy cuidadosa para no afectar su presupuesto doméstico, el ahorro en el consumo de servicios, el abastecimiento de productos que tengan alta oferta, entre otras medidas, pueden ayudar a que estas alzas no sean más molestas de lo que ya son.
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