Este martes regresan a clases los 8 millones de niños y jóvenes de las escuelas públicas del país, que estuvieron en receso obligado desde el pasado 11 de mayo como consecuencia del paro de maestros.

Las 95 secretarías de Educación presentaron ante el Ministerio los planes de recuperación, que extenderán probablemente el período lectivo hasta la víspera de las fiestas de Navidad, para formalizar el reinicio. 

En algunos casos, inclusive, la cartera aprobó incorporar el acostumbrado receso del mes de octubre, conocida también como la ‘Semana Uribe’, para que el ritmo de la actividad docente no tenga nuevas interrupciones.

Se trata, de todas formas, del comienzo de un período anormal que es necesario para compensar los 37 días que duró el receso y el tiempo que las oficinas rectoras de la educación se tomaron para agendar la reposición con los rectores y coordinadores de áreas.

El paro tuvo el propósito de reclamar mejores condiciones para los más de 380.000 docentes de Colombia.

Después de un prolongado período de negociaciones, finalmente docentes y gobierno llegaron a un acuerdo, que garantiza la atención a las demandas de aquellos.

Es hora, sin embargo, de pasar la página con el cuidado de recordar la historia del paro.

Frente a sus legítimos reclamos de servicios de salud eficientes e incremento salarial, entre otros temas, los maestros contaron con la solidaridad de la comunidad académica, en el entendido de que sus demandas trascendían los intereses del gremio.

Los estudiantes y padres de familia acompañaron el movimiento, inclusive, con movilizaciones en varias ciudades, pues todo el tiempo medió el compromiso de los docentes de reponer los días perdidos.

El propósito ahora no solo es asistir a clases, sino hacerlo en coherencia con los indicadores que venía mostrando la formación.

Es cierto que las reposiciones plantean períodos irregulares que terminan relajando el compromiso de educadores y educandos. Así ha sido históricamente.

Pero esta vez venimos en una senda que es importante cuidar. 

En Barranquilla, particularmente, los resultados de las recientes pruebas Saber ubicaron a colegios locales en los primeros lugares del ranking nacional, como resultado de un proceso sostenido que involucra a la Secretaría de Educación y a los rectores, profesores, estudiantes y acudientes.

Por fortuna, la cordialidad de esa relación se mantiene a pesar del cese, según reportó la propia secretaria de Educación, Karen Abudinén.

Es importante que estudiantes, profesores y directivos respondan con responsabilidad a los planes acordados. Que las jornadas se asuman con seriedad y compromiso.

Pero más significativo aún que se junten en favor de lo único que interesa en estos momentos, que es la sostenibilidad de calidad de la educación, teniendo en cuenta el impacto que esto tiene en la formación de los nuevos ciudadanos.