Motivo de orgullo
La concesión de la Acreditación Institucional de Alta Calidad a Uniatlántico es una excelente noticia para el centro académico, que merece ocupar sin sobresaltos un lugar de vanguardia en la formación de nuestra región.
Una excelente noticia que nos debe llenar de orgullo a todos los habitantes del departamento se produjo ayer con la concesión, por parte del ministerio de Educación, de la Acreditación Institucional de Alta Calidad a la Universidad del Atlántico.
Se trata de un certificado de suma importancia para los centros universitarios, en la medida en que reconoce que han alcanzado un nivel de excelencia en distintos frentes de la actividad académica, de la docencia a la investigación, pasando por el compromiso social con el entorno donde desarrollan su actividad formativa.
En la resolución que aprueba la acreditación, el Ministerio reconoce los esfuerzos que ha desarrollado Uniatlántico en los últimos tiempos en materia de innovación, investigación y tecnología, así como sus políticas de inclusión, en particular con indígenas, afrodescendientes, desplazados y reinsertados en procesos de paz.
Destaca la resolución, entre muchos otros logros, cómo en los últimos cinco años la plantilla de profesores pasó de 273 a 372; de ellos, el número de docentes con doctorado subió de 62 a 134, y el de magísteres, de 151 a 180. También se llama la atención sobre el notable incremento en la producción académica y la intensa actividad de los grupos de investigación, que ascienden a 82.
Se trata, como decíamos al comienzo de esta nota editorial, de una gran noticia para los atlanticenses. Y muy en concreto para los directivos, profesores y estudiantes de la Universidad del Atlántico, que, desafortunadamente, no siempre han tenido en los últimos tiempos motivos de regocijo con las informaciones publicadas sobre su institución.
Es justo reconocer la apuesta que está realizando por la universidad pública la Gobernación, en cabeza de Eduardo Verano. También es preciso recordar que el proceso para la acreditación lo radicó en el Ministerio, hace un año, el rector Carlos Prasca, hoy suspendido del cargo por la investigación que desarrolla la Procuraduría contra él por un caso de supuesto acoso sexual.
Lo importante ahora es no dormirse en los laureles. Tal como lo subraya la propia resolución del Ministerio, la acreditación no es un cheque perpetuo en blanco, sino un certificado con vigencia de cuatro años, cuya renovación exige un nuevo trámite y que se puede perder antes de tiempo si no se mantienen las condiciones de alta calidad o si sobrevienen hechos que afecten el nivel de servicio público.
Así que a seguir trabajando por el camino emprendido. Nuestra Universidad del Atlántico merece ocupar, sin sobresaltos, un lugar de vanguardia como centro de formación del departamento y la Región Caribe.
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