La Guacherna es el primero de los grandes desfiles en la programación oficial del Carnaval de Barranquilla, y, como tal, pone en marcha el conteo final para que exploten en todo su furor los cuatro días de jolgorio, música, alegría, tradición y creatividad caribe que le han valido fama internacional a la gozadera currambera.

Además, tal como en otros años, el recorrido de comparsas, danzas, grupos folclóricos y disfraces que iluminó con sus coloridos faroles la carrera 44, bajo el comando de la reina Stephanie ‘Fefi’ Mendoza, sirve de termómetro para medir muchos aspectos que son cruciales para alcanzar el siempre vigente objetivo de que el Carnaval sea cada vez mejor y más organizado, para el beneficio de los que asisten como público y de quienes lo viven.

Comienza con todo la fiesta, y es importante volver a recordar la esencia contenida en esa popular y sabia frase que dice “quien lo vive es quien lo goza”.

Probablemente lo más importante de esta fiesta, que sin duda tiene un papel fundamental en la definición de la identidad barranquillera, es que todos la disfruten. Son días para que todos gocen por igual, tanto locales como visitantes, sin distingo de razas, condición social o de ningún tipo. Allí radica uno de los aspectos más valiosos de este merequetengue, punto de encuentro para nuestra sociedad en torno a nuestras raíces  culturales y folclóricas, que permite sortear –así sea por un rato– las dificultades y agobios cotidianos.

El respeto está llamado a ser el gran invitado de honor en la fiesta barranquillera. Si bien el desorden y la vaciladera conservan su lugar privilegiado en las manifestaciones carnestoléndicas, para el adecuado desarrollo de los eventos se requerirá el concurso de la ciudadanía, siempre desde la base del respeto. Es importante avanzar en la conciencia de que el disfrute y la fiesta de uno son válidos en la medida que no implican afectar el disfrute de los demás. Y este respeto se les debe en especial a los artistas que hacen el Carnaval y que, en muchos casos, pasaron todo un año preparándose para el momento de salir a la gran puesta en escena en las calles.

El buen comportamiento no será tarea únicamente para quienes asistan como espectadores a los eventos. En medio de los festejos se pondrán a prueba las capacidades para llevar una adecuada convivencia, reto que se extiende a las fiestas de barrio, a las discotecas y a muchos eventos, más allá de los desfiles principales.

Además, no conviene perder de vista que por estos días, para los cuales se proyecta la llegada de una gran cantidad de visitantes foráneos, los locales nos convertimos en los anfitriones de la fiesta. A las autoridades les corresponde la tarea preponderante, pero lograr que el Carnaval 2017 sea recordado como uno de los mejores es una tarea que implica que todos nos lo gocemos de buena manera.