La basura en su lugar
Según la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD), la Región Caribe cumple con la disposición autorizada de basuras (en rellenos sanitarios y celdas de contingencia) apenas en un 63% de sus municipios.
La disposición de basuras es un tema de suma importancia para cualquier comunidad. Por esta razón, su implementación, que debe regirse estrictamente por las normas vigentes, debe ser una prioridad para los gobiernos municipales, que son los encargados de ejecutar los proyectos pertinentes.
Según la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD), la Región Caribe cumple con la disposición autorizada de basuras (en rellenos sanitarios y celdas de contingencia) apenas en un 63% de sus municipios. Lo cual llama la atención acerca del riesgo de salud pública que corren cientos de miles de ciudadanos que habitan en los 72 municipios que siguen llevando sus desechos a botaderos a cielo abierto y celdas transitorias, de los cuales, los que se encuentran en Bolívar y Magdalena, constituyen los casos más alarmantes.
En Bolívar, la cobertura es apenas del 30%, lo que quiere decir que de los 46 municipios del departamento 14 disponen sus desechos en sitios autorizados. Este dramático panorama tiene toda la cara de ser una más de las consecuencias de la corrupción que campea en las administraciones departamentales y municipales, si tenemos en cuenta que en la actualidad cursan tres investigaciones contra los operadores de aseo contratados por las alcaldías para el manejo de basuras.
El caso del Magdalena es similar: la cobertura apenas llega al 17%, y 5 de los 30 municipios disponen sus basuras en sitios autorizados. También hay investigaciones vigentes contra operadores de Santa Marta, El Banco, El Retén, Fundación y Aracataca.
Ante la insistencia de la SSPD acerca de la responsabilidad de los gobiernos municipales en este asunto, resulta urgente que los alcaldes asuman de una vez por todas su obligación de resolver el problema del manejo de las basuras, el cual, en no pocos casos, ha sido terreno fértil para el desgreño administrativo y la corrupción.
Urge una intervención certera de los organismos de control y un cambio en las prioridades de las administraciones locales de la región, que no pueden continuar pasando sus años de gobierno mientras ven cómo las comunidades que los eligen se hunden en toneladas de basura y conviven con ratas, moscas, goleros y culebras.
El llamado a los gobiernos locales no es una simple voz de auxilio, sino una exigencia de los habitantes del Caribe a las personas que fueron elegidas para atender sus más importantes necesidades. Y, sin duda, la disposición de las basuras, es una de ellas.
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