A comienzos de agosto pasado, EL HERALDO lanzó la primera voz de alerta sobre la posibilidad de que el Gobierno recorte uno de los tramos de la APP del Río, con el fin de reorientar esos recursos al proyecto de navegabilidad del Canal del Dique.
Días después, la ministra de Transporte, la barranquillera Ángela María Orozco, admitió que expertos están elaborando un estudio que determinará si la APP del Río se ejecuta completa o de manera parcial. No precisó si el eventual troceo del proyecto se haría para financiar las obras del Canal del Dique, pero de sus declaraciones quedó al menos claro que el troceo de la APP es una posibilidad real.
La versión que está cobrando fuerza es que el proyecto de recuperación de la navegabilidad del Río Magdalena se limitaría al tramo Barranquilla-Barrancabermeja, y que se suprimiría el que va desde esta ciudad hasta Puerto Salgar. Y que ese ahorro, de unos $800 mil millones, se destinaría al Canal del Dique, un brazo del Río que desemboca junto a la bahía de Cartagena.
No nos oponemos, ni más faltaba, a que se ejecute este último proyecto, que beneficiaría especialmente a la Heroica y a Ecopetrol, aunque también a varios municipios de Bolívar y de Atlántico. Lo que rechazamos rotundamente es que se haga a costa de un recorte en el gran proyecto de navegabilidad del Río, que es fundamental no solo para el futuro de Barranquilla, sino de todo el país. Hay que recordar que el grueso del sector productivo colombiano se encuentra en la extensísima cuenca del Magdalena.
Cabe la posibilidad de que estemos creando alertas infundadas. Que nos estemos precipitando en nuestras advertencias. Nada nos alegraría más que la realidad desmintiera nuestras preocupaciones. Pero, por si acaso, preferimos airear desde ya este asunto antes de que sea demasiado tarde.
El mejor modo de disipar sospechas y temores es la claridad. En ese sentido, convendría que el Gobierno desvelara lo más pronto posible sus cartas sobre la APP del Río, una ‘papa caliente’ que el anterior Ejecutivo dejó sin resolver.
Como señalábamos con anterioridad, estamos hablando de un proyecto que podría transformar por completo el sistema productivo y de transporte del país. Sería una pésima noticia que se cercenara la obra, cuya importancia para el país estriba, precisamente, en la dimensión del trazado.
Debemos permanecer con la guardia en alto. Sobre todo los barranquilleros, para quienes este proyecto podría suponer un salto cualitativo en materia de desarrollo, ya que reforzaría el potencial portuario de la ciudad. Nuestros líderes políticos, empresariales y cívicos tienen la palabra.
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