El Editorial | ¿Qué pasa en Soledad?
Como si no corrieran riesgo o estuvieran inmunizadas frente al patógeno, son contadas con los dedos de una mano las personas que guardan el distanciamiento social y usan el tapabocas.
Comenzó en Soledad un toque de queda 24 horas que irá, por ahora, hasta el 11 de mayo, que muchos desconocen y que a otros no les interesa acatar en lo más mínimo, a pesar de que esta medida extraordinaria apunta a salvar vidas en medio de la compleja crisis de salud pública que afronta este municipio, donde la curva de contagios de la COVID-19 está creciendo exponencialmente.
Como un día de lo más normal, y no es un eufemismo, los habitantes de la segunda ciudad más importante del Atlántico salieron a sus calles para hacer vida social, charlar con los vecinos en plena vía pública, hacer una vuelta donde los primos, comprar la lotería, anotar el chance y un largo etcétera que forma parte de su cotidianidad. Como si no corrieran riesgo o estuvieran inmunizadas frente al patógeno, son contadas con los dedos de una mano las personas que guardan el distanciamiento social y usan el tapabocas. Quienes sí lo hacen, prefieren llevarlo cual tocado en la cabeza o colgando de una oreja, como si eso fuera suficiente para convencer al virus de mantenerse a raya. Para desplazarse, lo de cada jornada, motocarros o bicitaxis, que suelen esperar a sus pasajeros en esquinas donde se les ve a unos encima de los otros y por eso no resulta extraño que, en pleno relajo, tampoco estén empleando los adecuados elementos de protección.
La indisciplina social en Soledad es tan manifiesta que ofende el sentido común. El comportamiento desordenado de sus ciudadanos que desestiman la amenaza del virus y se exponen a él sin el mayor temor debe generar una respuesta sanitaria, socioeconómica y política que trascienda los límites de esta entidad territorial. Sin mayores dilaciones hay que reevaluar las medidas adoptadas para que sean conducentes a incrementar la vigilancia y el control de los excesos, concientizar a las personas de los peligros que afrontan como consecuencia de esta crisis sanitaria y hacerles entender que si no asumen con responsabilidad individual y colectiva su autocuidado no será posible frenar la expansión del contagio.
El aumento sostenido en el número de los casos, reportado en cada nuevo boletín del Instituto Nacional de Salud, es el resultado de la falta de autorregulación de los habitantes de Soledad desde mediados de abril. Si no hay una acción articulada, entre las autoridades nacionales, del Atlántico y de Barranquilla, que asuma el liderazgo de este reto que pone en máxima tensión al sistema de salud, el municipio seguirá sumando más y más infectados durante las próximas semanas disparando los contagios en todo el departamento, especialmente en su franja oriental, donde están creciendo los diagnósticos en Malambo y Sabanagrande, también cobijados con el toque de queda.
Muchos habitantes de Soledad no perciben el riesgo. Otros tienen escasa adherencia a las normas de convivencia ciudadana y hay quienes señalan a las autoridades de no hacer lo suficiente para exigir a los infractores que cumplan con las medidas preventivas de aislamiento obligatorio, distanciamiento social o las normas básicas como el uso adecuado del tapabocas o lavado de manos. Si bien es cierto aquello que se repite con demasiada frecuencia sobre la imposibilidad de ubicar a un policía al lado de cada ciudadano, los uniformados de la Metropolitana de Barranquilla sí podrían hacer más para regular el mínimo orden necesario en Soledad. Menos chateo y más compromiso.
Difícilmente encontrar otro momento más complejo que este y que requiera mayor compromiso individual y colectivo. Hoy la disciplina, más allá de servir para alcanzar desarrollo, progreso o mejores condiciones de vida, se reinventa como un valor que propone cambios en los patrones de conducta de las personas llamadas a cumplir normas básicas sobre solidaridad, control social y regulación frente al virus. Es una inobjetable realidad de salud pública. Incluso, de vida o muerte. Y este es el mensaje que, con insistencia, se debe replicar una y otra vez entre los habitantes de Soledad. No estaría de más revisar las 41 excepciones al decreto que resultan bastante indulgentes en el respeto del toque de queda en el municipio. Liderazgo y planificación, que no se echen en falta.
Más Editoriales
Pésimo mensaje de austeridad en el gobierno del cambio
De manera recurrente los hechos nos demuestran que Colombia, al margen de quien la gobierne, es un país de injustificables excesos y brutales contrastes. Bastante descorazonador por donde se mire. En vez de estar hablando acerca del devastador in
En defensa del ‘perro guardián’ de la democracia
Este 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993 para reconocer los principios de este derecho fundamental, evaluar la situación en la que se encuentra p
PAE a cuentagotas
Justo cuando comienza el cuarto mes del año en curso y dos meses después del inicio del calendario académico, de los siete departamentos de la región Caribe tres no han comenzado aún a ejecutar el Programa de Alimentación Escolar al que est
Inflación sin control
La decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de subir las tasas de interés al 5 %, en un nuevo intento para contener la galopante inflación en el país, podría quedarse corta o ser insuficiente ante el alza de los precios que,