El editorial | Justicia a prueba
Venezuela se la seguirá jugando por el empresario barranquillero Alex Saab, mientras Estados Unidos aumentará su presión para ponerlo tras las rejas.
Ahora que el Gobierno de Cabo Verde autorizó la extradición a Estados Unidos de Alex Saab Morán, señalado de ser el principal testaferro del presidente Nicolás Maduro, son muchos los opositores del chavismo que confían, dentro y fuera de Venezuela, en que los días del régimen estén contados. Asumen que si el empresario se convierte en el nuevo ‘ventilador’ de la justicia norteamericana se le daría un definitivo golpe al núcleo duro del aparato político-militar de este país, perseguido por sus supuestos delitos de narcotráfi co y terrorismo bajo la estructura criminal del “Cartel de los Soles”.
A Saab, detenido el 12 de junio en Sal, donde está ubicado el principal aeropuerto de este país africano cuando su avión hizo escala para abastecerse de combustible, aún le quedan varios recursos que su defensa interpondrá para intentar frenar su envío a los Estados Unidos.
Este país lo tiene en la mira desde el año pasado, cuando un tribunal del Distrito Sur de Florida lo acusó de manera formal de blanquear 350 millones de dólares supuestamente defraudados a través del sistema de control cambiario de Venezuela, junto a su socio Álvaro Pulido Vargas, entre 2011 y 2015, dinero que terminó en cuentas bancarias norteamericanas.
Considerado hoy un “agente del Gobierno” de Venezuela, según lo expresado por el propio canciller Jorge Arreaza en un desesperado intento por garantizar su inmunidad diplomática, Alex Saab empezó a estrechar sus vínculos con el chavismo a partir de 2011, gracias a la firma de millonarios contratos de construcción de viviendas y explotación de petróleo, muchos de ellos mediante empresas fantasmas que han ido mutando con el paso del tiempo hasta convertirse en una intrincada red de sociedades o‑ shore tejida por todo el mundo para manejar sus corruptos negocios con el chavismo, de acuerdo con muy bien documentadas revelaciones periodísticas del portal de investigación Armando.info, que le ha seguido la pista a Saab durante los últimos cinco años realizando importantes descubrimientos en torno al pago de sobornos y comisiones ilícitas con los que ha venido lavando su fortuna mal habida en reconocidos paraísos fiscales del Caribe.
Este entramado ilegal del que forman parte familiares, empleados y personas de confianza de Saab y de su socio, Álvaro Pulido, y que parece no tener fi n, es el que controla los Clap, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción de Venezuela, encargados de distribuir alimentos casa por casa en el vecino país. Millonarios contratos de productos con escandalosos sobreprecios y una calidad nutricional mínima para saciar el hambre de los más vulnerables, que solo benefician los bolsillos de los funcionarios corruptos y de sus socios internacionales.
Un negocio no solo ilegal, sino también cruel y miserable, que se ha lucrado del drama humanitario de los venezolanos. Personajes claves de la oposición, como el ex diputado de Primero Justicia, Julio Borges, aseguran que Saab es realmente uno de los pilares del poder en Venezuela, muy cercano a la pareja presidencial y a los hijos de la primera dama Cilia Flores. Encargado de manejar las relaciones en asuntos claves del país, como la gasolina con Irán, el oro, los alimentos y la forma para evadir las sanciones internacionales, le conoce “toda la mugre a Maduro” al ser su operador político y el verdadero presidente de la estatal petrolera PDVSA y su “economía negra”.
Por eso, el régimen se ha movido de manera muy intensa, durante el último mes, desplegando toda su artillería legal e ilegal para impedir que Saab termine compareciendo ante una corte de Estados Unidos, donde se pueda convertir en un delator de mucho peso, capaz de asestarle la estocada final al chavismo.
En Colombia, Saab, que se había esforzado por mantener limpio su nombre manejando un perfil muy bajo, apareció en el radar de las autoridades cuando la exfiscal venezolana Luisa Ortega lo acusó en 2017 de ser uno de los testaferros de Maduro. En 2019, intentó posicionar una ficha suya al frente de Monómeros, pero no lo logró. La Fiscalía General de la Nación, que lo llamó a juicio por lavado de activos, avanza ahora en el proceso de extinción de dominio de sus bienes en Barranquilla, avaluados en 35 mil millones de pesos, que harían parte del patrimonio ilícito que constituyó a través de sus operaciones financieras irregulares.
No hay duda. Venezuela se la seguirá jugando por Alex Saab, mientras Estados Unidos aumentará su presión para ponerlo tras las rejas y convertirlo en el delator del régimen. Cabo Verde tiene la última palabra en un momento decisivo en el que la justicia tan esquiva, cuando se trata de estas fichas claves, se pone a prueba.
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