Cuenta regresiva para la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, que reunirá, del 18 al 22 de marzo en Barranquilla, a cerca de 7 mil invitados nacionales y extranjeros en un encuentro en el que se hablará de equidad, inclusión, sostenibilidad, infraestructura, economía dinámica, empresas creativas y culturales, innovación y emprendimientos tecnológicos.

Escenarios como el centro de eventos Puerta de Oro y el Pabellón de Cristal en el Gran Malecón, la Universidad del Norte, el hotel El Prado y hasta el estadio de béisbol Edgar Rentería acogerán a las delegaciones de 48 países que estarán presentes con invitados tan reconocidos como el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton.

Muchos ya se preguntan ¿por qué en Barranquilla?, y lo que es aún más trascendente, ¿esto para qué le va a servir a la ciudad?, y sobre todo, ¿a mí qué me va a dejar la reunión del BID?

La relación de Barranquilla con el Banco Interamericano de Desarrollo, una de las bancas multilaterales de inversión más importantes del mundo, se remonta a 11 años atrás cuando se empezó a hablar de ciudades sostenibles e inteligentes.

Se requerían recursos para financiar programas que permitieran reducir pobreza, desigualdad, mejorar sistemas de salud y educación, construir obras de impacto social en sectores vulnerables y recuperar espacio público, entre otros desafíos. Y ahí estaba el BID, con su músculo financiero, soportando estas iniciativas mediante un crédito de 100 millones de dólares.

Barranquilla, la ciudad que se transformó en poco tiempo gracias a esta inyección de capital, se convirtió en el mejor alumno del BID en América Latina. Un caso de éxito para mostrar a la región. Por eso, al concluir su gestión de 15 años al frente de esta banca, el colombiano Luis Alberto Moreno quiso despedirse en esta capital.

Una oportunidad única para que Barranquilla inicie una nueva etapa en su camino de crecimiento económico y social.

Más allá de los más de 3.500 puestos de trabajo directos que está generando la asamblea y los 70 mil millones de pesos que le dejará a la ciudad su realización, la meta es lograr que buena parte de los empresarios y tomadores de decisiones de inversión que vendrán a la cumbre apuesten por quedarse en Barranquilla, convencidos de que sus negocios crecerán y se proyectarán al mundo teniendo como sede esta esquina del Caribe. Es cuestión de confianza.

Clave que los nuevos liderazgos en materia de desarrollo económico, sostenibilidad, energías renovables y tecnología e innovación representados en los gurús de ecosistemas digitales y telecomunicaciones, entre otros, que visitarán la ciudad, compartan sus estrategias con jóvenes estudiantes de colegios y universidades en el llamado BID campus.

Barranquilla puede dar un salto significativo en su calidad de vida a partir de esta reunión como lo hizo Medellín, que fue anfitriona de la asamblea del BID en 2009. Un momento ideal para que la ciudad muestre, como si se tratara de una vitrina, las innumerables oportunidades que está en capacidad de ofrecer como un nuevo destino de eventos nacionales e internacionales.

Si nuevas empresas deciden invertir en Barranquilla, la economía crecerá y jalonará las condiciones socioeconómicas de sus habitantes. Un círculo virtuoso que estará acompañado de nuevos proyectos que el Distrito espera que el BID respalde a través de un crédito de 200 millones de dólares, que se usarán para recuperar el Centro, otros espacios urbanos y alcanzar un desarrollo integral de los barrios.

Esta cumbre del BID le puede seguir cambiando la cara a Barranquilla, pero depende de todos que así sea. Celebremos que el BID viene a nuestra casa.