El alma de una ciudad
El Club Atlético Junior disputa esta noche ante América de Cali el primer partido de la final de la Liga Águila II-2019, en busca dela décima estrella. Barranquilla es una sola fiesta por la era exitosa que comanda Comesaña.
Para esta época decembrina, el ánimo barranquillero –festivo por costumbre– aflora con más fuerza entre los oriundos de esta tierra, donde un ‘Tiburón’ es el único capaz de hacer olvidar los malos ratos, de desparecer las barreras sociales, de poner de acuerdo a toda una ciudad.
Ese ‘Tiburón’ tiene por costumbre hacer sufrir, casi hasta el infarto, el corazón de una ciudad y de toda una región. Así ha sido siempre, esa es la historia del club Atlético Junior, que ha ganado siete de sus nueve estrellas como visitante y remontando marcadores adversos como ningún otro equipo en el país.
Hoy el equipo rojiblanco, con un proceso a cuestas de casi de dos años, sin duda exitoso y planificado, y de la mano del colombo-uruguayo Julio Avelino Comesaña, roza la gloria y va por la décima estrella para su escudo, por el tercer título consecutivo en la era de los torneos cortos, privilegio del que solo hasta ahora goza el Atlético Nacional de Medellín.
En este espacio editorial, esta semana, registramos el mal momento del deporte atlanticense, que quedó ratificado con los resultados de los Juegos Nacionales Bolívar 2019, en los que el departamento apenas ocupó el noveno lugar con un pobre balance de 43 medallas, de ellas solo 10 preseas doradas.
Un resultado que se antoja apenas lógico porque no ha habido un manejo serio y responsable del deporte en el Atlántico en los últimos años por parte del cuestionado Indeportes.
Otra cosa es la apuesta que los accionistas del Junior han hecho claramente para convertirlo en un equipo grande en resultados –ya lo es por historia y por tradición – y con ambición por demostrar su jerarquía en torneos internacionales.
Los hinchas serán hoy el famoso jugador número 12 que colmará las tribunas del ‘Gigante de la Ciudadela’, esperamos que con un comportamiento ejemplar, como siempre lo ha sido, y con un resultado que lleve a Teo, Viera, Cantillo, Cetré Mera y compañía a un resultado que desde ya ponga a soñar a Barranquilla con un nuevo título para el equipo de sus amores.
El Junior es más que un equipo de fútbol, es el alma misma de Barranquilla. Cuando pierde la ciudad se siente triste, pero cuando triunfa y obtiene título, eso es otra cosa. La gente sonríe, es más feliz de lo habitual, el sol brilla con más fuerza y el cielo es más azul, definitivamente el ambiente se transforma. Si no que lo digan las autoridades, que la noche antes del paro del 21 de noviembre cruzaron dedos para que el onceno rojiblanco le ganara a Nacional y la gente amaneciera lo suficientemente feliz como para protestar, pero en paz como en efecto sucedió.
Todo está dado para que Tu Papá, Junior, entre al club de los equipos con récord de dos dígitos de títulos en su haber, que – esperamos – hasta la Noche de Velitas deje der ser exclusivo para América, su rival de turno, Millonarios y Nacional.
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