Editorial

El Editorial | Alex Saab, el ‘negociador’ de Maduro

La exigencia del chavismo de incorporar al empresario Alex Saab a la mesa de diálogos con la oposición, en México, despierta interrogantes sobre el verdadero compromiso de Nicolás Maduro de alcanzar acuerdos.

El chavismo se juega una nueva carta en su pelea para evitar, a toda costa, la extradición del empresario barranquillero Alex Saab a Estados Unidos. La hábil estrategia del régimen busca incorporar al presunto testaferro del presidente Nicolás Maduro, preso en Cabo Verde desde junio de 2020, como negociador en la mesa de diálogo que sostiene con la oposición en México. A todas luces, el anuncio del jefe de la delegación del Gobierno de Venezuela, Jorge Rodríguez, además de ser una provocación en sí mismo, amenaza seriamente la posibilidad de llegar a acuerdos que alivien la dramática crisis social, económica y política que atraviesa este país. Claramente, Maduro ‘patea el tablero’ para paralizar el juego.

Por fortuna, la dirigencia opositora respondió con sensatez y decidió seguir adelante con las conversaciones. Asume la treta de la contraparte como una nueva “defensa del régimen ante el proceso judicial”, y reitera su “compromiso” de avanzar en la agenda para “procurar soluciones”. Hace lo correcto. En medio de la ruptura del orden constitucional en Venezuela, donde urgen consensos para superar la pérdida de la democracia, revertir el colapso de la economía, pero sobre todo para solventar la caótica situación de hambruna, desamparo y precariedad de sus habitantes, sería una insensatez renunciar a continuar explorando salidas. No es fácil mantener voluntad de diálogo, cuando el interlocutor demuestra tan poco interés en lo sustancial, pero en este caso la vida de millones de personas está en juego.

Si la delegación de la oposición en la mesa dio ejemplo de prudencia tras la noticia, la dirigencia en el exilio no se quedó con nada y arremetió contra ella. Antonio Ledezma, ex alcalde de Caracas; Rafael Ramírez, ex presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) – otrora aliado del chavismo– e Iván Simonovis, expreso político y ex comisionado de Seguridad e Inteligencia de Juan Guaidó, señalaron que el “testaferro de oro”, como llaman a  Saab, se incorporará al “tal diálogo” como el “genuino representante de la corporación criminal” que dicen es el Gobierno de Maduro, e incluso no descartaron, con ironía, que ahora convoquen a Iván Márquez, líder de la Nueva Marquetalia, al “Chapo Guzmán o a cualquier otro malandro”. Dos cosas quedan claras, luego de sus fuertes críticas. Primero, que cuestionan la negociación entre oposición y chavismo. No es de extrañar que así sea, considerando sus recurrentes antagonismos que han impedido la unidad de los opositores para vencer al régimen. Y segundo, que advierten que Maduro no cejará en su empeño de oponerse a que Alex Saab aterrice en Estados Unidos, donde podría alcanzar un acuerdo de cooperación con la justicia – que lo procesa por lavado de activos– a cambio de revelar lo que sabe sobre los entramados de corrupción alrededor del presidente Maduro y sus aliados.

Es indudable que Estados Unidos ve con buenos ojos el diálogo entre chavismo y oposición, e incluso estaría dispuesto a examinar el levantamiento de las sanciones, pero de ahí a que renuncie a buscar la extradición de Saab es poco probable. Lo considera una ficha clave en procesos de blanqueo de dinero por más de USD350 millones, malversación de fondos en programas de asistencia alimentaria y proyectos de vivienda de interés social, redes de sobornos y negociaciones non sanctas de oro o petróleo con distintos países. Si alguien conoce las artimañas del régimen para blindar sus andanzas ilícitas es Alex Saab, quien además habría lavado dinero directamente para Maduro y su entorno más cercano. En caso de prender el ventilador, difícilmente quedaría títere con cabeza en Venezuela.

La decisión del chavismo de incorporar a Saab a los diálogos en México recuerda la planteada por las Farc, en 2012, para que Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad –quien había sido extraditado a Estados Unidos en 2004– se integrara a la mesa de conversaciones con el Gobierno de Colombia. Cuatro años después, el acuerdo se firmó, pero el exjefe guerrillero jamás fue puesto en libertad y hoy sigue pagando su condena. La extradición de Alex Saab debió cumplirse hace meses, pero su defensa siempre tiene un as bajo la manga para mantener abierta la disputa en los tribunales de Cabo Verde, como mejor le conviene a Venezuela. ¿Hasta cuándo durará este tira y afloja? Difícil saberlo. Lo que sí está claro es que la exigencia del chavismo a la mesa en México podría dar al traste con una de las más claras oportunidades para resolver la situación humanitaria y el colapso institucional de Venezuela.

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