Ahora resulta que es costosa
Después de cuatro años de dilaciones, cuando la viabilidad del proyecto solo parecía depender de la agencia ambiental, la ministra de Transporte dice que hay que revisar por caro el nuevo trazado de la vía a Ciénaga.
Ahora resulta que el plan alternativo para la vía Barranquilla-Ciénaga, que permitiría sortear con viaductos los dos puntos críticos de la carretera, es “demasiado caro”.
Hasta este momento nos tenían entretenidos con el tema de si el proyecto se ajusta o no a las exigencias medioambientales. De que, una vez la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) diera luz verde al nuevo trazado, se pasaría de inmediato a su diseño y construcción.
Se nos había dicho que esta vez sí sería la vencida. Que, después de cuatro años de vueltas y más vueltas, este proyecto, cuyo costo rondaría los $1,4 billones, era el mejor, el que dejaría sin argumentos a los celosos guardianes de la ecología del Ministerio de Ambiente.
El anterior Gobierno proclamó más de una vez que no se iría sin antes dejar en marcha la obra, que es esencial no solo para los barranquilleros, sino para la conexión de la Costa con el resto del país. Y lo que dejó fue una mera propuesta, sin estudios ni diseños, a la agencia ambiental, para que esta se pronuncie sobre su conveniencia.
En más de una ocasión hemos descrito este proyecto como un cuento del gallo capón, en el que el famoso cuento que no conduce a ninguna parte es narrado desde los despachos burocráticos de Bogotá, sin que parezca importarles un bledo las necesidades de los costeños.
En esas estábamos, esperando con una mezcla de resignación y escepticismo el pronunciamiento de la Anla, cuando la nueva ministra de Transporte, Ángela María Orozco, nos suelta por anticipado que la propuesta que hay sobre la mesa es “demasiado cara”. Que el anterior Gobierno dejó desfinanciado el Invías y la ANI. Que se van a establecer mesas de trabajo para estudiar alternativas. Que una de estas podría ser que el trazado de la carretera pase por detrás de la ciénaga.
Y dejó establecido el calendario: solo se liberarán recursos para el proyecto en 2020. Este año que viene, el 2019, se dedicará a la “estructuración del proyecto”.
Agradecemos a la ministra que hable claro. Y entendemos el argumento de que existen dificultades en las cuentas públicas. Pero esperamos que, desde su influyente posición, y especialmente como barranquillera, haga el máximo esfuerzo por cambiar el curso de los acontecimientos y saque a esta obra del atolladero en que se encuentra.
Y no estaría de más que los dirigentes políticos, empresariales y cívicos de la Costa, en particular los de Atlántico y Magdalena, hicieran oír con mucha mayor convicción y firmeza su voz ante las autoridades centrales, cuya tradicional indiferencia hacia nuestra región guarda una íntima relación con nuestros silencios.
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