Para el comienzo de la segunda década del siglo 21 disfrutar de un parque o una cancha deportiva en Barranquilla era un privilegio reservado para muy pocos, y aquellos que lo tenían al alcance de la mano tenían que conformarse con montañas de arena, andenes y bancas rotas y columpios oxidados en el mejor de los casos.
Para el 2012, cuando se elaboró el diagnóstico para el Plan de Ordenamiento Territorial, la ciudad contaba con 789.971 metros cuadrados de espacios públicos en 182 parques, la gran mayoría en muy mal estado.
A día de hoy, Barranquilla ha duplicado la oferta y cuenta con 1.615.000 metros cuadrados de espacios para el disfrute de la ciudadanía, según cifras de la Alcaldía Distrital. Desde la creación del programa ‘Todos al parque’ en 2012 se han ejecutado 206 intervenciones en parques, zonas verdes y plazas públicas. Para este 2022 la meta del Distrito es entregar 38 parques y canchas recuperados, unos 260.535 metros cuadrados de espacios públicos que engrosan la oferta con que cuenta Barranquilla para sus ciudadanos.
Quienes tuvieron que crecer en los desvencijados parques con que contaba la ciudad, antes del programa ‘Todos al parque’, reconocen y valoran la oferta de recreación disponible hoy para las comunidades de todas las localidades.
Priorizar la habilitación de entornos públicos limpios y seguros es una apuesta que no debe faltar en ninguna agenda pública, y –para fortuna de quienes viven en la capital del Atlántico, así como de sus visitantes– en el caso de la ciudad el tema se convirtió desde 2011 en una política pública aprobada por el Concejo en el Acuerdo 007, esa que ha marcado la hoja de ruta recorrida para que Barranquilla se perfile como la primera biodiverciudad del país con el malecón, los árboles sembrados y el proyecto en marcha del Ecoparque Ciénaga de Mallorquín.
Nada más gratificante para las familias que no tener que hacer grandes desplazamientos para disfrutar de una tarde de recreo, pues –de acuerdo con un estudio de la Secretaría de Planeación– hoy el 91 % de las manzanas de la ciudad cuentan con un parque o zona verde a menos de 800 metros lineales, y el 75 % de ellas a menos de 500 metros.
Adicionalmente, la aparición y recuperación de estos espacios también ha permitido una importante generación de empleo (1.200) con sus labores de sostenimiento.
Transformaciones de estas dimensiones ponen la vara muy alta en la ciudadanía que ya no se conforma con menos. El espacio público de calidad es un derecho fundamental que redunda no solo en un importante valor económico para las ciudades, sino en unos inconmensurables réditos sociales a largo plazo. Desarrollarlo, garantizarlo y sostenerlo es uno de los caminos claves para transformar territorios.