Arranca hoy un puente festivo con Halloween a bordo. Cuidado. Toda una prueba de fuego para la lucha contra la pandemia en Colombia, que avanza de manera desigual concentrándose hoy en el Eje Cafetero y Boyacá, donde se registra un repunte de casos de Covid-19, y en Antioquia, que completa una semana de alerta roja hospitalaria por ocupación de ucis superior al 80%.
Mientras el Gobierno nacional advierte sobre la amenaza de las aglomeraciones y muestra evidencia científica acerca de cómo las fiestas, reuniones y actividades sociales están detrás de la escalada de contagios en una Europa otra vez confinada, las autoridades locales se anticipan al riesgo de una fecha como ésta adoptando medidas restrictivas temporales: desde toques de queda hasta ley seca, pasando por más controles y horarios limitados para evitar la exposición de los ciudadanos al efecto de los ‘supercontagiadores’, es decir, personas asintomáticas que se desplazan a distintos lugares y se mezclan con otras, sin saber siquiera su condición de infectadas. Por cierto, los recorridos para recoger dulces están prohibidos.
La responsabilidad individual y la disciplina social siguen marcando la hoja de ruta en esta fase de la pandemia, bajo una premisa irrenunciable: nadie puede bajar la guardia. En la mayor parte del territorio nacional, también en amplios sectores de Barranquilla y su área metropolitana, a pesar de la elevada incidencia de la enfermedad –que alcanzó una positividad de cerca del 50% en el peor momento de la crisis sanitaria– aún existe una elevada tasa de población susceptible al contagio, entre ellas adultos mayores, a los que resulta prioritario proteger.
El presidente Iván Duque extendió hasta el 30 de noviembre el aislamiento, por tanto, se mantiene la prohibición, sin excepción alguna, de aglomeraciones públicas, eventos sociales, tanto públicos como privados, así como la restricción en el consumo de licor en el espacio público. En Barranquilla, gracias a la favorable evolución de los indicadores de la pandemia, se autorizó la apertura de bares, previa autorización del Ministerio de Salud. Sin embargo, que nadie se llame a engaño, este buen momento no puede dar cabida a incurrir en actitudes irresponsables que terminen pasando factura.
En Atlántico, los alcaldes de Soledad, Galapa, Puerto Colombia, Juan de Acosta y Malambo, entre otros municipios, decretaron toque de queda y otras medidas como ley seca. Decisiones acertadas de carácter preventivo. Barranquilla está en mora de hacerlo. El alcalde Jaime Pumarejo apela al sentido común para que cada ciudadano cumpla las normas de autocuidado y asuma un buen comportamiento, incluso en su entorno familiar. Es un llamado pertinente, pero puede quedarse corto o resultar insuficiente ante un riesgo permanente porque, luego de casi 9 meses de la irrupción de la Covid-19, todavía a muchos les cuesta entender el alcance del implacable virus.
Insistir en la disciplina, la conciencia ciudadana y la solidaridad es el camino para protegernos y proteger a los demás, una máxima destinada a salvar vidas. Por eso, con pulso y determinación se deben tomar las medidas necesarias para evitar excesos durante estos días en Barranquilla y así evitar pasos en falso que nos hagan retroceder en los avances que han llevado a la ciudad a ser reconocida como un territorio ejemplo en la gestión de la pandemia a nivel nacional.
Nadie puede relajarse. Se requieren grandes dosis de cautela y precaución ahora que los casos volvieron a superar la barrera de los 11 mil en el país. Por eso, cada esfuerzo individual y colectivo cuenta para disfrutar de una temporada de Navidad segura y no terminar el año encerrados.