Make-R promueve la investigación y la enseñanza con la impresión 3D
Carlos Camargo Barbosa (foto) y sus hermanos destacados en 2015 como un emprendimiento innovador.
¿Qué negocio se puede hacer en familia con $40 millones? Comprar un vehículo para transportar y rendir el dinero pasando por alto que cada día el auto se desvaloriza, o invertir en bienes raíces, que es una inversión segura. Y hay una tercera opción con el emprendimiento.
El ingeniero electrónico Carlos Camargo Barbosa destaca que sí el foco de la idea está claro, emprender es el mejor camino. Y en su familia había certeza que ese era la vía para invertir esa cantidad de dinero. Junto a sus dos hermanos emprendieron para darle vida hace 16 meses a Make-R, una empresa que promueve investigación, desarrollo y enseñanza.
Los hermanos Camargo entendieron que compartir el conocimiento, animar la curiosidad, la capacitación, podía generar un valor agregado a las ventas de las impresoras 3D que hace dos años irrumpieron en el mercado mundial.
Con un doctorado, una maestría en nano y micro electrónica, Carlos Camargo buscó la oportunidad de generar desarrollo tras su experiencia en sus postgrados en Barcelona, España. El joven ingeniero, egresado de la Universidad del Norte, cuenta que participó en la creación de dispositivos con empresas extranjeras e hizo propuestas de nanos, piezas eléctricas y redes de fibras que con el movimiento y el medio ambiente podían acumular energía. Pero admite que había algunos de esos desarrollos que no ofrecían una solución.
“Con el auge mundial la impresión 3D veo que podíamos recortar la brecha tecnológica en el país”, cuenta Carlos Camargo, gerente general de Make-R. La naciente empresa propuso con las impresoras 3D romper paradigmas como “el no puedo con la electrónica” y acercar la producción de nuevos productos.
La impresión 3D es una tecnología que permite la creación por capas de objetos en tres dimensiones a través de una máquina que sigue los comandos de un sistema.
El grupo de tecnologías ‘Open Source' incluye la impresión 3D como uno de sus desarrollos disponibles en internet al alcance de cualquier persona.
Y la mayoría de empresas venden las máquinas de impresión, pero las instrucciones sobre cómo funcionan y operan quedan al interés del comprador. Ese vacío fue aprovechado para su propuesta de negocio con el “hágalo usted mismo en un kit”.
Así empezó el crecimiento de Make-R como enlace y proveedor de las impresoras 3D. Su iniciativa fue destacada este año entre 1.300 propuestas de la Red de Emprendedores de Bavaria, Destapa Futuro en 2015. El premio tiene su mérito por ser el único representante seleccionado entre los mejores y establecidos en la Costa Caribe y ubicarse entre los mejores 18 iniciativas e innovadora.
Los talleres de Make-R se imparten como si estuviéramos armando un lego. La impresora de 3D se puede armar como el famoso juego estadounidense y permite la impresión de piezas de hasta 20 cm de arista, que son piezas del tamaño de un balón de fútbol convencional en materiales como plástico, hasta chocolate o arcilla.
En la capacitación de los talleres se enseña mecánica y electrónica básica. La motivación es lo primero. “En los talleres han participado desde niños desde 10 años y adultos que siente curiosidad”, explica Carlos Camargo.
Make-r' ofrece el kit estándar para todo público e incluye piezas para no solo crear la impresora, con los talleres instructivos, que son presenciales, además aprender el uso y la creación de otros productos.
Más de 50 talleres impartidos y capacitadores en ocho ciudades del país con personal para capacitar en Bogotá, Cali, Medellín y han llegado a Ecuador, Venezuela y El Salvador. El 55% de sus ventas se dirigen hacia las instituciones educativas y, a pesar que reconocen que están limitados por el capital, tienen 15 personas en la empresa y generan 8 empleos directos, contratos por prestación de servicios, indirectos y pasantes en las ocho ciudades del país.
“Hoy estamos en una etapa, en la cual la falta de capital, no está limitando el crecimiento. Tenemos tres productos más, que solo sacaremos si encontramos inversionistas. El capital semilla que obtuvimos con Bavaria, es una ayuda”, destaca Carlos Camargo.
