Cierres y desempleo amenazan la reactivación en la Costa
La actividad económica en la mayoría de la capitales costeñas está relacionada con el comercio y el turismo, los más afectados por la pandemia.
“Así como vamos si no nos mata el coronavuris, nos matará el hambre”. Con estas palabras el director de la Asociación Nacional de Comerciantes (Fenalco) en Cesar, Octavio Pico, expresa su preocupación por la situación que atraviesan los empresarios debido al avance de la pandemia y las medidas que se han adoptado para frenar su expansión.
Si bien el Gobierno impulsa una nueva etapa de reactivación que incluye pilotos de nuevas actividades y del transporte terrestre y aéreo, son muchos los empresarios especialmente relacionados con el comercio y turismo, quienes no alcanzarán a retomar sus actividades porque financieramente les resulta imposible.
La directora de Fenalco en Bolívar, Mónica Fadul, asegura que se requiere de un mayor apoyo del Gobierno ya que “con solo la voluntad de los empresarios” no será posible la reactivación.
La dirigente gremial llama la atención sobre el impacto de la pandemia en el empleo, que solo en el caso de Cartagena implica la destrucción de 35 mil puestos de trabajos formales.
El sector empresarial no desconocer la importancia de las medidas para la frenar la pandemia y proteger la salud, pero las preocupa el impacto negativo en la actividad productiva. En Magdalena, según la Cámara de Comercio, son más de 5 mil unidades empresariales que han cerrado durante la pandemia, la mayoría de los sectores de turismo, industrias culturales, comercio, moda, sector automotor y transporte.
El tejido empresarial de la Costa Caribe espera mantener el respaldo de los gobiernos locales y nacionales para poder superar una de las crisis más grandes en las últimas décadas y poder avanzar en la tan esperada recuperación económica.
El sector de restaurantes y bares del Centro Histórico y sector turístico de Cartagena es el más golpeado por la actual crisis.
Según la presidente de la Lonja de Propiedad Raíz de la capital de Bolívar, Mayra Rodríguez Osorio, el 70% de esos establecimientos comerciales cerraron. De este grupo el 10% está en acercamientos para negociar con los arrendadores, mientras que el 30% suscribió acuerdos para continuar hasta diciembre próximo. “En Cartagena sabemos la fragilidad de este mercado y lo importante es mantener las parte de este acuerdo”, dijo.
La directora de Fenalco Bolívar, Mónica Fadul, explica que sería aventurado precisar el número de establecimientos que han cerrado teniendo en cuenta que el proceso de matrículas es demorado pues impone la liquidación de las empresas.“El problema realmente radica en la destrucción del empleo formal, lo cual es una verdadera tragedia social; más de 35.000 empleos, todo sin mencionar la informalidad, esta ciudad lo es”, asegura.
La primera semana del piloto de reapertura de seis centros comerciales de la ciudad se reportaron un aumento del 20’% en ventas. Sin embargo cita que unos 60 pequeños establecimientos entregaron locales definitivamente. “En el Centro Histórico y en Bocagrande se han desocupado definitivamente muchos, incluyendo marcas muy reconocidas y otros con muchísimos años de existencia”, añade.
Sobre la reactivación comercial, explica que la ciudad tiene una economía ligada a la actividad turística, con un 42% del trabajo formal e informal lo que la hace más vulnerable a los estragos económicos y sociales de la pandemia. “Hasta ahora empieza a hablarse de apertura, el 100% de las agencias de viaje no están operando, al igual que el 92% de los hoteles. Aquellos que están prestando servicios, reportan una ocupación cercana al 2%. “Cartagena necesita una fuerte intervención del Gobierno, para que pueda volver a florecer. Con el solo deseo del empresario no será posible”, asegura. Este sábado se dio a conocer que los dos hoteles que la diseñadora barranquillera Silvia Tcherassi operaba con la marca Tcherrassi Hotels en Cartagena cerraron y entregaron las propiedades.
La crisis económica que la COVID-19 ha traído para el Magdalena, según la Cámara de Comercio, “es cada vez más preocupante”. Hasta julio, la pandemia ha dejado más de 6 mil casos, lo que se traduce en “una sensible situación para el aparato productivo y la calidad de vida de la población”.
“Aunque las medidas de aislamiento han sido necesarias, los sectores parecen evidenciar poca recuperación”, dice Alfonso Lastra Fuscaldo desde la Cámara.
Señala que el impacto socioeconómico de la COVID-19 ha llevado al cierre de 5.211 negocios, cifra que se multiplica 1,35 veces más que a comienzos de la cuarentena, cuando registraba 2.211 empresas cerradas. Los efectos de la crisis por actividad económica han sido más fuertes en los sectores de servicios de turismo, industria cultural tradicional, comercio, reparación de bienes, hoteles y restaurantes, transporte, moda y automóviles.
Destaca la Cámara que “durante el período de la pandemia, el 93% las empresas, manifestó poder subsistir con recursos propios, máximo dos meses, sin embargo, ante el nuevo escenario de reactivación gradual, el 19% reveló no haber logrado cubrir la totalidad de sus gastos operacionales”.
La crisis sanitaria ha propinado un duro golpe a los comerciantes y empresarios en Montería, especialmente a propietarios de restaurantes y discotecas, quienes desde marzo cerraron sus puertas y hasta la fecha tienen un panorama incierto. Préstamos, vacaciones adelantadas, entre otras alternativas han sido aplicadas en aras de salvar los negocios, pero en ocasiones los esfuerzos han sido infructuosos ante la pandemia.
Datos de la Asociación de Comerciantes de Montería, indican que al menos 72 establecimientos comerciales, en su mayoría bares y restaurantes, se han declarado en la quiebra, mientras que otros 200 negocios han tenido que despedir empleados. La asociación señala que ya se agotaron los recursos que tenían ahorrados y que su actividad no podrá desarrollarse, por las medidas para evitar la propagación del coronavirus. Las cifras podrían ser superiores, ya que hay locales que no están registrados ante el municipio, especialmente los radicados en zonas residenciales y barrios del sur de la ciudad.
“Sin ingresos nos vemos obligados a cubrir los costos fijos de los locales comerciales como el arrendamiento, los servicios públicos, el pago de nóminas y los impuestos, acumulándolos por el tiempo que dure la emergencia y si llegáramos a retornar una actividad estaríamos adeudando una cantidad de dinero que convierten el negocio comercial en inviable”, señaló un afectado. El representante del gremio de bares y restaurantes, Cristian Vergara, dijo que son 18 meses que podrían permanecer cerrados y que eso implica una grave crisis para el sector, que imposibilita el cumplimiento de las obligaciones de por lo menos 200 locales comerciales.
Para el director ejecutivo de Fenalco en el Cesar, Octavio Pico, la reactivación gradual del comercio en Valledupar ha sido lenta, con el agravante que muchos establecimientos ya no volverán a abrir por cuenta de la pandemia. “Por ejemplo, los restaurantes formales, que tienen la carga tributaria, pagan arriendos, esos difícilmente volverán”, indicó.
Señaló que más de 49.000 empleos se han perdido en la capital del Cesar, donde el índice de desocupación ya alcanza el 23,7%. “El panorama es de miedo y desaliento”, afirmó al indicar que además medidas como el toque de queda los fines de semana merman la salida de potenciales clientes. Criticó la restricción al indicar que mientras parte del viernes, sábado y domingo la gente está confinada, el lunes mucha de esa misma gente sale desbordada a las calles, y algunos sin cumplir los protocolos de bioseguridad.
Dijo que otros sectores como los casinos, los cines están pensando en acabar los negocios. No obstante, señaló que guardan la esperanza de que esta crisis se supere, pero mientras tanto el sector comercial formal se va a pique, y en cambio la informalidad campea en la ciudad. Señaló que se deben aplicar más estímulos, incentivos y medidas que permitan una verdadera reactivación. “Así como vamos, sino no nos mata el coronavirus, moriremos de hambre”.
Según la Cámara de Comercio, que realizó una encuesta sobre el impacto de la emergencia en las empresas de La Guajira, el 92,7% de los empresarios afirmó que sus ventas han disminuido, mientras que un 3% de estos ha visto un mayor dinamismo en su negocio y un 4,3% afirma que se mantiene igual. El 61% de los empresarios ha tenido problemas de suministro de insumos y el 71,6% opina que para la reapertura la principal medida que puede ofrecer el Gobierno es la de financiamiento.
Los sectores más afectados son el transporte, comercio al por menor de productos no básicos, alojamientos, restaurantes, construcción, minas y canteras, ventas y reparación de vehículos y autopartes, entre otros.
La Cámara de Comercio informó que ha desplegado iniciativas para acompañar a los empresarios en la reactivación de sus negocios, como jornadas virtuales de socialización sobre los protocolos de bioseguridad. La entidad indicó que teniendo en cuenta que en Riohacha se concentra el 38% del total de la actividad productiva del departamento se realizó una consulta sobre la reapertura de los negocios en esta capital. Unas 637 empresas solicitaron a la administración municipal la autorización para reactivarse, de acuerdo a los lineamientos definidos por el Gobierno. De estas empresas, 444 son de comercio, 187 de servicios y 6 de manufactura. De las 637 empresas que solicitaron su reapertura, 523 recibieron su acreditación tras la verificación de cumplimiento de los requisitos.
Las 104 empresas restantes están a la espera de respuesta.
