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“Mírame a los ojos”. Esa fue la frase que se pudo escuchar a Tuchel. Cortesía
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Thomas Tuchel y Antonio Conte, a un paso de terminar a los golpes

Ambos pasaron de darse un apretón de manos amistoso antes del inicio del derbi londinense a terminar separados por sus cuerpos técnicos cuando estaban a un paso de terminar el encuentro a puñetazos.

Ni Koulibaly con su golazo; ni Kanté con su exhibición; tampoco acaparó focos Kane con su tanto en el minuto 93; en general, ninguno de los jugadores que participó en el Chelsea-Tottenham fue protagonista. Pero quienes sí salieron en la foto final fueron los técnicos Thomas Tuchel y Antonio Conte, que estuvieron a un paso de llegar a las manos tras el final del partido.

Ambos pasaron de darse un apretón de manos amistoso antes del inicio del derbi londinense a terminar separados por sus cuerpos técnicos cuando estaban a un paso de terminar el encuentro a puñetazos.

Y es que, a lo largo de los noventa minutos, tanto Tuchel como Conte se fueron calentando poco a poco para provocar una rivalidad que tiene pinta que durará en el tiempo. Al estilo Mourinho-Wenger, que durante varios cursos se enemistaron desde los banquillos, aunque terminaron bien con una frase amistosa del portugués hace tres años: "Fuimos buenos enemigos", dijo en 2019.

Pero este domingo, en Stamford Bridge, tanto Tuchel como Conte, no han hecho más que desenterrar el hacha de guerra. Habrá que ver cuándo termina la pelea entre ambos, pero todo tiene pinta de que ésta no ha hecho más que empezar.


El desencuentro comenzó con el tanto del empate del Tottenham. Con 1-0 en el marcador, y en pleno dominio del Chelsea, apareció Pierre-Emile Hojbjerg para firmar un zapatazo desde fuera del área que subió las tablas al marcador en el minuto 68.

Justo antes, Kai Havertz fue objeto de una falta aparentemente clara de Rodrigo Bentancur que no pitó el árbitro Anthony Taylor y que protestó airadamente Tuchel. Y, tras el tanto de Hojberg, Conte gritó el gol de su jugador prácticamente en la cara del técnico alemán, que respondió al italiano con otro aullido gutural. Había empezado la batalla.

Al gol de Hojberg, le siguió el de Reece James. El jugador del Chelsea marcó el segundo de su equipo y provocó otra de las imágenes del choque. Y, como no, de nuevo, la protagonizó uno de los dos entrenadores. Tuchel, como un poseso, corrió por toda la banda para celebrar la diana de su jugador. Fue una carrera parecida a la de Pep Guardiola cuando Iniesta marcó, también en Stamford Bridge, un tanto que valía una final de la Liga de Campeones.

Conte seguro que vio al Usain Bolt de Alemania y se guardó una última carta que consiguió sacar cuando Kane marcó en el minuto 96 el tanto del empate para el Tottenham. Otra vez, celebró el gol a gritos. Y, cuando el árbitro pitó el final, no mucho después, llegó el momento cumbre.

Tuchel y Conte se fueron a dar la mano. Sin embargo, algo ocurrió que se quedaron pegadas. Nunca se sabrá quién no quiso que se separaran, pero los brazos acabaron retorcidos y tanto el técnico italiano como el alemán rozaron sus caras una contra la otra.

“Mírame a los ojos”. Esa fue la frase que se pudo escuchar a Tuchel. Luego, fueron separados y expulsados y ese fue el epílogo a un duelo en el que los banquillos del Chelsea y del Tottenham protagonizaron una película llamada "Al borde de un ataque de nervios". Y sin "al borde".

 

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