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Luis Quiñónez llegó a la pelea del sábado con un récord de diez victorias y sin una sola derrota. Orlando Amador
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Luis Quiñónez y una pelea con más de ocho asaltos

El boxeador santandereano, que fue noqueado el pasado sábado, aún se encuentra luchando, por su vida. Su hermana contó por qué decidió convertirse en pugilista.

Un barranqueño de 18 años de edad llegó hace cinco años a la ciudad de Barranquilla con la ilusión de ser campeón mundial de boxeo. Este joven arribó a la capital del Atlántico buscando el apoyo que no pudo conseguir en su tierra y dejando atrás un pasado turbulento que lo empujó de cara al arte de la lucha.

Estamos hablando de Luis Quiñónez, quien ha sido noticia en los últimos días por estar luchando en una pelea que se ha prolongado más de lo que se esperaba, pues luego de haber sido noqueado en el combate del pasado sábado, en donde disputaba el ‘título nacional welter junior’, el pugilista tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por deterioro neurológico producto de trauma craneoencefálico.

Quiñónez llegaba a este enfrentamiento luego de haber peleado en 10 ocasiones y proclamarse como el vencedor en cada una de ellas. El coraje con el que enfrentaba cada asalto dejaba la fuerza que había ganado en toda su carrera como profesional, la cual fue impulsada por otras personas que pretendían hacerlo débil, pero, por el contrario, lo terminaron haciendo más fuerte.

Así lo relata su hermana mayor, Mayra Alejandra Quiñónez, quien ha estado al lado de Luis en todo su proceso de recuperación.

 “En el colegio le hacían mucho ‘bullying’. Los compañeros le pegaban coscorrones y le hacían daño. Así que él decidió tomar una decisión para que no lo siguieran molestando”, cuenta Mayra.

Su hermana comenta que Luis principalmente se inclinó por practicar taekwondo y luego ingresaría al mundo del boxeo, razón por la cual se iría para la ciudad de Bucaramanga a entrenar esta disciplina, en donde alcanzó a representar al departamento de Santander.

“Nosotros al principio no queríamos que él se metiera en este deporte, porque sabíamos todos los riesgos que eso significaba. Sin embargo, él siempre manifestó su deseo de convertirse en campeón mundial y nadie le podía sacar eso de la mente. Cuando empezó a pelear y vimos que estaba ganando todas sus peleas, comenzamos a apoyarlo más en lo que estaba haciendo”, declara.

Luis se vino para Barranquilla con la esperanza de encontrar más apoyo en su carrera, pero los comienzos no serían fáciles.

El mismo Quiñónez le contó a EL HERALDO que en muchas ocasiones le tocó dormir en el piso del gimnasio y para llegar a este punto había realizado muchos sacrificios, entre ellos dejar a su familia.

José Muñoz y Luis Quiñónez. Orlando Amador

“A pesar de que no estábamos juntos, nosotros siempre nos manteníamos en contacto con él. En todo el año no nos veíamos, pero él iba a visitarnos en todos los diciembres cuando ya terminaba sus peleas. Nosotros le preparábamos una bienvenida con sancocho, que es su comida favorita, y todo era felicidad en esos momentos”, manifesta la familiar.

En la jornada del pesaje oficial para la velada, que se realizó el día viernes, Quiñónez pregonaba su alegría por haber alcanzado este escalón, el de poder subirse al cuadrilátero a disputar un título nacional de boxeo.

“Esto para mí es un sueño. Todo los sacrificios que hice han valido la pena y estoy seguro que voy a ganar esta pelea”, expresó el deportista.

Su familia también estuvo acompañándolo en su proceso de preparación para la gran cita.

“En los días previos a la pelea nos mantuvimos en contacto y él se mostraba muy ansioso, con muchas ganas de ganar el título. Nosotros nunca nos imaginamos que algo así le podría llegar a pasar”, recuerda su hermana mayor.

Sueño y pesadilla

 La noche soñada de Luis llegó. Al fin pelearía por el un título nacional, en una contienda que tendría un valor agregado: lo haría contra José Muñoz, otro pugilista que llegaba con las mismas ansias que él y que además se conocían muy bien, pues se formaron juntos como pegadores profesionales.

“Él me conoce muy bien y yo también lo conozco. Sé que hará cosas distintas a lo que hace en los espárrines, así que yo haré lo mismo. Cada uno tratará de sorprender al otro”, dijo el santandereano.

Llegó la hora que todos esperaban y la pelea entre Quiñónez y Muñoz era la coestelar de la velada. Se había anunciado como un combate candente y los boxeadores no defraudaron.

En el pacto de ocho asaltos se definiría el gran campeón. La lucha fue pareja en todo momento. Luis demostraba muy buena técnica y se movía de gran manera por todo el ‘ring’. Lograba conectar buenos golpes y se escapa de la zona de impacto.

Muñoz era pura potencia. Combinaba correctamente y finalizaba con golpes de  potencia. Algunos entraban en Quiñónez y otros se quedaban en la guardia.

Pero el cansancio iba a jugar un papel fundamental. Cuando ya el combate estaba en su último asalto, el santandereano vio cómo se debilitaba su defensa y comenzaba a tambalear. Oportunidad que no desaprovecharía su amigo y lo noquearía antes de que sonara la campana.

Fue necesario que Luis entrara al quirófano y cuatro días después aún está peleando, por su vida.

“Nadie en nuestra familia guarda algún resentimiento contra José. Sabíamos que ellos eran amigos y ahora mismo él también se siente afligido por lo que está pasando. Por el contrario, sería muy bonito que él viniera a visitarlo”, puntualiza Mayra Alejandra.

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