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Isaac Lechuga, campocorto barranquillero, junto a Harold Herrera, scout de los Mets en Colombia. Cortesía.
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Los Mets premian la disciplina y madurez de Isaac Lechuga

El infielder es el único barranquillero en firmar, hasta el momento, con un equipo de Grandes Ligas durante el periodo de prospectos.

A sus 13 años, viviendo todavía la niñez, Isaac Lechuga empacó maletas y abrazó a papá, mamá y hermana antes de la despedida. 

Mientras sus amigos, a los que extrañaría a más no poder, caminaban a la Escuela Normal Superior, Isaac tomó rumbo hacía Turbaco, muy lejos de casa y del colegio que tanto amaba. Allá, en el municipio bolivarense, ingresó a una academia para desarrollar su talento.

Omar y Evelyn, conociendo a cabalidad las virtudes de su hijo, apoyaron la decisión del primogénito,  que partía con el sueño un sueño llamado Grandes Ligas.

A esa edad, Isaac eligió luchar por el profesionalismo en el béisbol. La rutina de niño quedó atrás para armarse de valor y, con la madurez que lo caracteriza, cumplir el primer paso de su quimera. 

Barriendo las lágrimas de sus rostros, sus familiares le dijeron adiós sabiendo que el talento humano y deportivo eran su carta de presentación. 

Cuatro años después de esa escena, Isaac, Omar, Evelyn y la pequeña Orianna lucen sonrisas y una felicidad que no se puede explicar de ninguna manera. 
Con 17 años, el mayor de los Lechuga Barros ve su sacrificio y esfuerzo florecer junto a sus seres queridos. Lo que empezó a los seis años como una simple diversión infundada por su padre, es desde ahora su carrera profesional. 

Isaac Lechuga, campocorto, firmó como nuevo pelotero de los Mets de Nueva York, siendo el único barranquillero hasta el momento en ser contratado durante este periodo de prospectos. 

Este es el primer paso en el camino de un joven que no se deja llevar por los malas influencias y que si bien hace cuatro calendarios dejó con un sinsabor a su familia tras su partida, actualmente los enorgullece de pies a cabeza. 

Pininos beisboleros.

Lechuga se inició en la escuela del ‘Poli’ Anaya, a quien el mismo pelotero, en charla con EL HERALDO, agradeció diciendo: “Ahí me fundamentaron muy bien para que luego Mario Trujillo me puliera en la academia”. 

El joven beisbolista pasó como infantil por varias escuelas en Barranquilla y luego se siguió formando en Turbaco. El siguiente paso, ya firmado, la República Dominicana, donde forjará el canal a Las Mayores. 

Amor de familia.

El apoyo de sus familiares fue clave. Isaac, como lo recuerda su padre Omar, se lo ganó con “trabajo y con una madurez impropia para su edad”. 

“Fue duro verlo separarse de sus seres queridos pero irse a Turbaco era el paso a dar. Fue difícil pero estábamos tranquilos porque antes de deportistas nos preocupamos en formar un muchacho con valores que lo llevaran a comportarse bien”, explicó Omar Lechuga, aún emocionado. 

Estudio.

Isaac vivió su desarrollo como pelotero en su adolescencia en una academia. Sin embargo, no todo fue bateo, fildeo y béisbol. Terminar el bachillerato era prioridad. 

“Yo terminé mi bachillerato allá. No iba a dejar de estudiar”, explicó Isaac en diálogo con EL HERALDO. 

A esas palabras su papá le agrega lo importante de su crecimiento.

“Vimos una madurez a muy temprana edad. Lo apoyamos ciegamente y prescindir quizá de estudiar en algún mejor colegio. Pero el bachillerato lo terminaba”, expresó Omar. 

El joven atlanticense firmó su contrato como pelotero de los Mets. Cortesía.

Disciplina

Esta es una de las cualidades que más demuestra Lechuga, campocorto que batea ambidextro. 

“Tiene carácter y mucha pasión por el juego. Es muy responsable y eso ha demostrado desde corta edad. Tiene cosas intangibles que es lo que más resalta en él”, aseguró Harold Herrera, scout de los Mets en Colombia, quien siguió la evolución del jugador barranquillero durante años antes de la anhelada firma. 

Isaac partirá a la isla justo como lo hizo a Turbaco hace años. El objetivo es el mismo: llegar a Grandes Ligas. 

El barranquillero, que idolatra a Francisco Lindor, manifiesta que extrañará dos cosas: a su hermana y la comida casera de mamá. 

Antes de viajar a zona antillana, Lechuga se mantiene entrenando con Dónovan y Jonathan Solano, quienes lo guían en este proceso. 

“Yo ya no soy tan apegado, ya me he ido por bastante tiempo así que me puedo acostumbrar. Han sido sacrificios fuertes, irme de niño, dejar amigos, familia y colegio, pero fue un esfuerzo para seguir mi carrera”, comentó el recién firmado con los Mets. 

Ese mismo, una vez dejó casa y esta vez lo volverá a hacer. Con templanza, sabiendo que es el primer escalón en un camino escabroso, Lechuga Barros irá a luchar en las paradas cortas por representar a su ciudad y al país. 

La entrega y el sacrificio no le faltarán a este barranquillero del barrio La Magdalena que no se saca de la cabeza ser un grandesligas más. 

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