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El boxeador de Maracaibo Dervin Rodríguez Trespalacios llegó hace dos meses al gimnasio Cuadrilátero. Orlando Amador
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Los ‘chamos’ que se la juegan en el deporte atlanticense

Deportistas y entrenadores de Venezuela siguen con sus carreras en Barranquilla debido a la difícil situación que atraviesa el vecino país.

Respira profundamente para tomar fuerzas y suelta una frase conmovedora: “En Venezuela sufrí, pasé hambre, no tenía para los pasajes, para ir a entrenar, mis padres estaban ‘cabezones’. Muchas veces me tocó ir a entrenar sin comer”. Dervin Rodríguez Trespalacios hace un esfuerzo para continuar hablando. La valentía que ha forjado en el ring, la pone en práctica en su vida.

El joven boxeador de 21 años es uno de los deportistas venezolanos que abandonó su país por la complicada situación económica y política que se vive allá. Llegó a Barranquilla para continuar con el sueño de convertirse en un campeón Mundial.

Dervin no aguantó más y con dolor colgó los guantes por seis meses. No soportó ver más a sus padres sufrir, entonces convenció a su hermano y se vinieron a Colombia. 

“Llegué a Maicao en enero de este año. En mi casa pasaba muchas necesidades. Cuando desayunábamos, no almorzábamos ni cenábamos, cuando almorzábamos, no teníamos para el desayuno. Dije que eso no podía seguir así y me comuniqué con mi hermano y me dijo: −vámonos a Maicao−, donde vendía frutas en una carretilla o trabajaba en lo que me saliera”, cuenta Rodríguez Trespalacios, que se formó como pugilista en la Escuela Deportiva de Talento de Venezuela.

En junio, Dervin reaccionó y se dio cuenta que no podía dejar tirados nueve años dedicados al boxeo. Un amigo, que también se vino a Barranquilla, le hizo abrir los ojos y así volvió a apretarse los nudillos. 

“Un compañero que estuvo conmigo en la Selección de Venezuela, me dijo que me viniera para Barranquilla, que había un cupo para un boxeador. Acá me vine y quedé. Le doy gracias a Sergio Chams que me puso los pasajes y llegué. Mi amigo me entusiasmo para seguir adelante. No podía dejar nueve años botados y dije que era hora de seguir en el boxeo”, agrega con entusiasmo el joven nacido en Maracaibo.

Héctor Manzanilla hace parte del cuerpo de entrenadores del gimnasio Cuadrilátero. Orlando Amador

El amigo del que habla Dervin es Hermes Soto, quien también entrena en el gimnasio Cuadrilátero. Debutó como boxeador profesional en Barranquilla, ya suma cinco peleas en total, cuatro ganadas por nocaut y una por decisión.

Soto también se cansó de la difícil situación de Venezuela y le duele lo que atraviesa su país, del que no quería salir. “Llegué aquí hace un año. Yo no quería venirme, pero Roiman Villa, un gran amigo, me insistió y me vine. Además la situación me obligó. Venezuela esté como esté siempre va a ser mi país, allá fue donde me crié y me enseñaron mis principios. Yo allá estaba acostumbrado a un tipo de vida que ya no tenía y veía a mi madre angustiada porque no tenía para un desayuno o un almuerzo”, sostiene el joven pugilista.

Tanto Hermes como Dervin critican la forma en la que se está manejando el deporte en Venezuela. 

“La situación del deporte en Venezuela es un mundo de favoritismo. Allá le dan la oportunidad a quien ellos quieran y no a quienes en verdad tienen el verdadero talento”, sostiene Soto. 

“La situación está dura en Venezuela. Allá no se puede tener el sueño de ser boxeador, tampoco se puede estudiar”, agrega Dervin.

Dervin y Hermes son dos de los tres boxeadores venezolanos que hacen parte de la organización boxística Cuadrilátero. Entrenan y viven en el gimnasio que lleva el mismo nombre de la cuerda.

Héctor Manzanilla es uno de los entrenadores de boxeo que está en el gimnasio Cuadrilátero. También es venezolano y con nostalgia se refiere a  la dura situación por el que está atravesando el deporte de las narices chatas en su país. 

“Es triste para mí decirlo pero hoy en día el boxeo amateur en Venezuela está muy decaído.  Pero no solo es el boxeo es el deporte en general el que ha descendido. Yo aquí estoy entrenando con boxeadores que pertenecieron a la Selección de Venezuela y aquí buscan un nuevo aire”, sostuvo Manzanilla.

Hermes Soto ha sido ejemplo para que otros pugilistas lleguen a la ciudad para continuar con su carrera. Orlando Amador

No se poncharon

Pero los deportistas venezolanos no solo se abren campo en el boxeo, el béisbol también le abrió las puertas y no dejó que se poncharán en su ilusión por seguir realizando sus sueños. En el municipio de Campo De La Cruz, niños venezolanos se abren campo gracias a la Fundación Prospectos del Futuro (PDF), que lidera Ericka Crisson, que enseña béisbol y en este municipio.

Lo curioso es que los primeros en motivarse a la práctica de este deporte fueron niños venezolanos quienes al ver bates y manillas se emocionaron y tocaron la puerta para tener una oportunidad. El interés de estos niños motivó a otros niños de Campo De La Cruz y otros municipios para entrenar.

“En Campo De La Cruz tenemos la mayor cantidad de niños de Venezuela que han retornado debido al problema político, que nos son ajenos al béisbol y ya tienen conocimientos y eso nos ha permitido llegar más fácil a los colegios y masificar este programa en todo el área. Este proyecto nació con 39 niños de Venezuela, hoy en día tenemos 300 peloteros. Cuando colocamos un centro de bateó en mi casa comenzaron a llegar niños de todas partes de Venezuela y decían yo jugaba en Valencia, en Maracaibo”, sostiene la dirigente de béisbol.

Crisson cree que el deporte es la mejor vía para que los atletas venezolanos no pierdan la esperanza y el sueño por seguir formándose. 

“El deporte para la población venezolana se ha convertido en un mecanismo de inclusión social. Es una alternativa para que se socialicen, hagan amigos y se mantengan ocupados. También para que no extrañen a los familiares que dejan en su tierra. El deporte es el mejor vehículo para unir los pueblos, no hay discriminación”, agregó.

De los 300 niños y jóvenes que hacen parte de la Fundación Prospectos del Futuro, el 60% son de Venezuela.

En natación y baloncesto

Deivy José Seidel Delgado se vio obligado a cerrar su escuela de baloncesto en Caracas, Venezuela, debido a la pésima situación. Hace tres años llegó a Barranquilla y continuó con la escuela.

“En Caracas tenía una escuela con 317 alumnos era una de la más grandes en la ciudad, pero me tuve que venir para Barranquilla a raíz de la situación.  Mi escuela se llama Nueva Esperanza funciona aquí en Barranquilla, pero allá la tuve que cerrar porque no tenía entrenadores. Acá entrenamos en el Parque de Las Américas y hay dos niños venezolanos”, contó el entrenador.

En natación también se destacan entrenadores venezolanos. En deportes como el ajedrez también figuran deportistas del vecino país.

La bandera de Venezuela se hondea en Barranquilla y en el departamento del Atlántico. Los ‘Chamos’ están tristes y dolidos con la situación que vive su país, pero no pierden las fuerzas para seguir construyendo sus sueños de convertirse en grandes deportistas.

Niños venezolanos que hacen parte de la Fundación Prospectos del Futuro, que se dedica a enseñar béisbol en el Atlántico.
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