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Vibrante empate a tres goles en el ‘clásico europeo’

Alemania logró una ventaja de dos goles e Inglaterra le daría vuelta al marcador. Al final Kai Haverts puso la igualdad definitiva al minuto 87.

Las selecciones de Inglaterra y de Alemania recuperaron las buenas sensaciones para afrontar el tramo final de la preparación para el Mundial de fútbol de Qatar, tras firmar este lunes un empate (3-3) en Wembley, en un choque vibrante en el que locales y visitantes, tras una gris primera parte, se desmelenaron en la segunda mitad.

Conscientes, tras los últimos malos resultados, de que un nuevo tropiezo podría enrarecer el ambiente a menos de dos meses para el inicio del Mundial de Qatar, tanto Inglaterra como Alemania afrontaron el duelo pensando más en minimizar los errores que en buscar la portería rival.

Pero si el conjunto germano se defendió acaparando el balón, como demostró el más del 60 por ciento de posesión que acumulaban los de Hans-Dieter Flick superado el ecuador de la primera mitad, el equipo inglés no dudó en protegerse refugiándose en las inmediaciones de su área en espera de poder sorprender al contragolpe.

Un planteamiento que a punto estuvo de salirle bien a los de Gareth Southgate a los 25 minutos de juego en una galopada de Sterling tras un sensacional pase en largo de Luke Shaw.

Sin embargo, toda la calidad y precisión que el nuevo delantero del Chelsea demostró en el soberbio regate con el que se deshizo del central alemán Nico Schlotterbeck le faltó en la definición, tras ver como el portero Marc-André Ter Stegen evitaba el tanto con una magnífica intervención.

Una ocasión que pareció animar definitivamente a Inglaterra, que hasta entonces había pasado desapercibida en ataque, que firmó en los siguientes minutos dos peligrosas aproximaciones.

Pero si a Phil Foden la faltó precisión para conectar el área con Harry Kane tras una bonita combinación del equipo inglés, al delantero del Tottenhamcareció del acierto necesario para enviar a las redes un remate de volea a la salida de un córner.

Ocasiones a la que Alemania logró responder en el tiempo de prolongación de la primera mitad con un disparo desde fuera del área del centrocampista Joshua Kimmich que se marchó rozando el poste.

Un anticipo de lo que ocurrió a los cinco minutos de la segunda mitad cuando Alemania se adelantó en el marcador (0-1) con un gol de penalti de Ilkay Gündogan, tras una jugada que dejó al descubierto todas las carencias del central inglés Harry Maguire.

Cortesía

El defensor del Manchester United tras regalar el esférico en la salida del balón a Jamal Musiala derribó en el interior del área al atacante alemán con una clara patada, que pese a pasar desapercibida en primera instancia para el colegiado, no pasó inadvertida para el VAR.

Un marcador que obligó a Inglaterra a adelantar sus líneas en busca del empate, lo que permitió a Alemania gozar de los espacios necesarios para explotar la velocidad de jugadores como Musiala o Timo Werner, que sustituyó a Jonas Hofmann tras el descanso.

Espacios que no desaprovechó Alemania para doblar el marcador a los 67 minutos en una contra propiciada por una pérdida de Maguire que se encargó de culminar Kai Havertz con un sensacional disparo desde fuera del área que significó el 0-2.

Sin embargo, cuando todo parecía más favorable para el conjunto germano llegó la reacción de Inglaterra, un equipo que no había anotado ni un sólo tanto en sus tres últimos partidos, que necesitó apenas tres minutos para igualar el marcador.

El tiempo que transcurrió entre el gol del lateral Luke Shaw, que firmó a los 72 minutos el 1-2 al rematar un centro de Declan Rice, y el tanto de Mason Mount, que firmó en el 75 el 2-2 al resolver con un magnífico remate de primeras una acción de Bukayo Saka.

Dos tantos que avivaron la ambición del conjunto inglés que culminó la remontada a falta de siete minutos para la conclusión, gracias a un gol de penalti de Harry Kane, que estableció el 3-2 al transformar una pena máxima cometida por Nico Schlotterbeck sobre Jude Bellingham.

Toda una muestra de carácter del conjunto inglés, que quedó ensombrecida por el error del portero Nick Pope, que propició en el minuto 87 el gol del empate (3-3) del conjunto alemán, al dejar muerto un balón a los pies de Kai Havertz tras un remate lejano de Serge Gnabry.

Aún pudo moverse el marcador todavía más, pero Marc-André Ter Stegen privó del gol de la victoria a los 90 minutos a Saka con una sensacional parada, que sentenció el definitivo 3-3, que permite afrontar a Inglaterra y Alemania con mejores sensaciones el próximo Mundial.

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