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Andrés Iniesta saca el remate que le dio el título a España del Mundial de Sudáfrica 2010 ante Holanda. Archivo
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"La derrota ante Suiza solo fue un paso atrás para coger impulso": Iniesta

Se cumplen 10 años del título mundial alcanzado por España en la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.

Aunque Andrés Iniesta abandonó Sudáfrica convertido en el héroe español, dada la conquista mundialista de la selección que dirigía Vicente del Bosque, los presagios no eran buenos cuando en su puesta de largo en el campeonato, hace justamente diez años, cayó ante el combinado de Suiza por 0-1.

"Solo fue un paso atrás para coger impulso", remarcó Iniesta, quien a partir de este martes recordará en la cuenta de Twitter de su bodega "unas semanas inolvidables para todos".

El inicio ante el cuadro helvético, según reconoció, no fue el esperado. "El partido era especial por ser el primero y porque llevas 4 años esperando ese momento. No empezó de la mejor manera posible. Perdimos el partido y, a nivel personal, tuve que pedir el cambio. Me temí lo peor con las molestias que sentí", indicó.

El torneo le dio, sin embargo, "una segunda oportunidad de seguir disfrutando", si bien la derrota dejó al equipo "en una posición un tanto delicada".

"Demostramos que en el grupo había suficiente fortaleza para levantarse y ser campeones", comentó este martes Fernando Torres.

Aquel tropiezo en Durban sirvió para espolear y unir aún más a un grupo que, casi un mes después, alcanzó la gloria en Johannesburgo.

El 16 de junio de 2010, el coqueto estadio Moses Mabhida de Durban, ciudad bañada por el Índico, fue el escenario del sorprendente principio del camino, luego glorioso, del equipo de Vicente del Bosque.

Quizá por primera vez en la historia, España acudía a un Mundial con la vitola de gran favorita. Su título europeo en Austria y Suiza en 2008, bajo la batuta de Luis Aragonés, y la continuidad exitosa implantada por Del Bosque, con resultados y gran juego, la situaban a la cabeza de los pronósticos.

Era la última de las grandes aspirantes en entrar en escena por ser la cabeza de serie del grupo H, motivo por el cual también fue de las últimas en aterrizar en suelo sudafricano. Lo hizo justo el día de la inauguración del Mundial para instalarse cerca de Johannesburgo, en el 'cuartel general' de Potchefstroom.

El optimismo generalizado presidía el ambiente que rodeaba al equipo, aunque nadie se fiaba del cuadro que dirigía el 'general' alemán Ottmar Hitzfeld, un 'zorro' curtido en grandes batallas al frente de equipos como el Borussia Dortmund o el Bayern Múnich. Y más tratándose del difícil debut.

Del Bosque formó con su equipo prácticamente habitual: Iker Casillas; Sergio Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, Busquets (Torres, m.61), Xavi, Xabi Alonso, Silva (Navas, m.61), Iniesta (Pedro, m.77) y Villa.

Hitzfeld, que no podía contar con su capitán Alexander Frei y el medio Valon Behrami, alineó un once bastante defensivo: Benaglio, Lichtsteiner, Senderos (Von Bergen, m.35), Grichting, Ziegler; Barnetta (Eggimann, m.92), Inler, Huggel, Gelson Fernandes; Derdiyok (Yakin, m.79) y Nkufo.

El buen trabajo defensivo de los helvéticos, el desacierto en ataque de los españoles y un gol en una contra embarullada y hasta afortunada de Gelson Fernandes, a los 52 minutos, bajaron de la nube a los seguidores españoles y sembraron de dudas el futuro.

España dominó y dominó, pero dejó la sensación, por primera vez en mucho tiempo, de que era un equipo al que los rivales podían empezar a tomarle la medida.

Los jugadores asumieron la derrota como una "desgracia futbolística", un accidente de esos que suceden en el fútbol y del que es necesario aprender para no volver a tropezar.

Y lo hicieron. Del Bosque fue el guía para administrar todas las críticas recibidas y para manejar el grupo y todo el entorno con su naturalidad y tranquilidad habituales.

España tenía, para su fortuna, tiempo y partidos para la reacción. Honduras y Chile se presentaban en el horizonte cercano. Los internacionales de Del Bosque asumieron el palo, levantaron la cabeza y encararon el futuro con confianza ciega en su estilo.

Y el 0-1 ante Suiza fue como una espoleta, como el despertador para un equipo que no quería faltar a su cita con la gloria, como demostró a partir de ese momento.

Honduras (2-0) y Chile (2-1) fueron sus primeras víctimas en la fase de grupos, que superó España con los apuros lógicos tras haber caído en el debut pero que la situó en la línea de salida hacia el título, rubricado con el gol de Iniesta a Holanda en el Soccer City y dejando previamente en el camino a Portugal, Paraguay y Alemania.

Cada día, cada partido, deparó una historia con múltiples situaciones y protagonistas de imborrable recuerdo, incluido el desgraciado estreno. Hay veces que las derrotas son trascendentales desde un punto de vista positivo y la de Durban tuvo un efecto revitalizador indiscutible.

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