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César Calero en sus días de gloria en el Junior. El samario tenía una muy buena técnica. Archivo EL HERALDO
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“Jugar en el Junior fue lo mejor que me pasó”: César Calero

Jugó en el club rojiblanco entre 1988 y 1992. Llegó como delantero y terminó como mediocampista. “Comesaña quería hacerme la rosca poniéndome de volante, pero jugué bien y me quedé como titular”.

La voz de César Calero evidencia emoción y nostalgia. Hablar de lo que fue su paso por Junior (entre 1988 y 1992) lo entusiasma y al mismo tiempo le genera guayabo. Aunque su nombre se menciona poco en los equipos rojiblancos de 1989 y 1991, el samario fue un jugador clave en esas históricas, gloriosas y recordadas campañas.

A pesar de que no se alcanzaron títulos en esos años, Calero y muchos de los integrantes de aquellos planteles se metieron en el corazón de la hinchada y fueron protagonistas de lo que se recuerda como la ‘juniormanía’ (1991).

¿Qué hay de su vida?
Al retirarme del fútbol tuve la fortuna de entrar a una empresa de servicios públicos en Santa Marta, Metroaguas. Ya llevo 15 años aquí.

¿Ingresó ahí inmediatamente después del retiro?
No, yo duré un año dando vueltas, me salió la oportunidad y la aproveché, ahora estoy tranquilo aquí.

¿Cuál es su labor?
Soy supervisor de obras civiles, tengo a mi cargo siete muchachos. Ahí estoy dándole con sacrificio, honestidad y lealtad con la empresa que me ha dado estabilidad.

Hay varios exfutbolistas trabajando ahí…
Había una buena cantidad, ya salió Didí Valderrama y Teddy Orozco, entre otros. En estos momentos está Laborde, Óscar ‘El Panadero’ González y mi persona.

¿En dónde se retiró?
Yo me retiré en Mineros de Guayana, Venezuela.

¿Cuál fue su mejor momento en el fútbol?
En Junior. En el 89 tuvimos una muy buena campaña, pero pararon el campeonato (por la muerte del árbitro Álvaro Ortega).

El equipo iba a ser el campeón ese año…
Seguro, ya estábamos encaminados, pero infortunadamente pasó lo que pasó.

¿No alcanzó a jugar con ‘El Pibe’ Valderrama?
No en el Junior. ‘El Pibe’ llegó justo cuando yo me fui. Me hubiera gustado tener la fortuna de jugar con él en todo su esplendor. Cuando yo ingresé a las reservas del Unión, él se fue para Millonarios, a donde llegué yo después en 1984 y ahí sí jugué con ‘El Pibe’. Jugamos juntos un año y fuimos subcampeones, Junior nos ganó en el Romelio Martínez con gol de Didí Valderrama en un tiro de esquina que cobra ‘Kiko’ Barrios.

En el Unión jugó con grandes futbolistas…
Así es, tuve la fortuna de encontrarme Miguel González, ‘Chino’ González, Alberto Gamero, ‘Motorcito’ Hernández, Daniel Edgardo Teglia y Omar Alfredo Galván.

Usted era delantero y el Junior lo contrata como tal, pero acá termina jugando como volante…
Yo era delantero en el Sporting y ‘el Zurdo’ López se interesa en mí, él es quien me lleva a Junior. Cuando llegué me dijo que me quería usar como volante. Ahí me fue bien, mi mejor época fue en Junior y en esa posición.

¿En los demás equipos siempre fue delantero?
En todos siempre jugué como delantero. Solo en Junior jugué como volante.

¿Arrugó la cara cuando ‘el Zurdo’ le dijo que jugaría como volante?
No porque yo sabía jugar. Cuando uno sabe jugar, se acomoda a cualquier puesto. Yo tuve un inconveniente con un técnico que me quería hacer la rosca y me puso de volante de marca. Ese fue Julio Comesaña y su asistente, Carlos Ortega. Una vez íbamos en un avión a Bogotá a jugar contra Millonarios y yo le dije a ‘Toto’ Rubio, que estaba de gerente: mire, resulta y pasa que ahora me van a poner de volante de marca. ‘Toto’ me respondió: ¿usted es bobo? ¡Juegue que usted sabe jugar! Comesaña me quería hacer la rosca por ahí, pero no me pudo sacar, jugué bien de volante de marca.

¿Se mantuvo de titular?
Sí. Fui catalogado como uno de los mejores jugadores del torneo en esa posición, que yo la desconocía porque en esa posición estaban Héctor Gerardo Méndez, Grau, Rafael Méndez y Marriaga.

¿Comesaña es quien lo saca en 1993?
Comesaña no me saca, yo mismo me saqué porque tuve una dificultad en la parte disciplinaria. El técnico se vio obligado a sacarme del equipo y a mandarme para otro.

¿Era indisciplinado?
Sí cometí aquel acto de indisciplina y me costó. Infortunadamente.

¿Qué hizo?
Cuando quedamos eliminados de la Copa Conmebol ante Atlético Mineiro, en Brasil, en 1992, hubo un inconveniente. Al ‘profe’ no le gustaba que yo anduviera con Javier Ferreira y ahí se desató el inconveniente que tuve yo.

¿Ya estaba Comesaña distanciado de Ferreira?
Sí. Yo recuerdo que cuando nos íbamos para Brasil, se me acerca Julio Avelino y me advierte: no lo quiero ver durante el viaje junto a Ferreira. Yo le pregunto: ¿y cómo hago para decirle que no ande conmigo? Ferreira me tenía confianza, yo era su mejor amigo, pero ahí me empezó a costar la salida del Junior. 

¿Usted fue damnificado de la mala relación entre Ferreira y Comesaña?
De cierto modo. Yo me fui y el que se quedó fue Ferreira, cosa ilógica (risas).

¿Pero finalmente qué fue lo que hizo en Brasil?
El kinesiólogo Tatis, Javier Ferreira y mi persona, como había día libre, nos fuimos a tomar unas cervezas. Llegamos a la hora de la comida, que fue a las 7 de la noche. Julio Comesaña la cogió por el lado más flaco, que era yo. Con Javier no se podía meter porque tenía el apoyo de los directivos; con el kinesiólogo, tampoco.

¿Y qué le dijo?
Primero le comentó a Arnoldo Iguarán y el guajiro me dice a mí: hey, vas a tener problemas cuando lleguemos a Barranquilla. Ya estando en Colombia, cuando íbamos a entrenar, Comesaña me dijo que yo no podía hacerlo. Yo ya estaba disgustado con él porque estaba viendo que me quería sacar y me ponía en un puesto que no era el mío.

¿Y qué hizo entonces?
Comesaña me dijo: háblate con ‘Toño’ Char, hablé con él y se portó súper bien conmigo, él es una gran persona, me decía que no me quería sacar, pero que tenía a Comesaña encima. Me fui al Pereira.

¿Qué recuerdos bonitos le dejó el fútbol?
Jugar en el Junior fue lo mejor que me pasó. Yo desde niño escuchaba al ‘Negro’ Perea y se me fue metiendo el equipo. Y llegar allá fue un sueño cumplido.

Los samarios quieren jugar en el Junior…
Sí. Yo no entiendo cómo un jugador que llega al Junior se desparrama y no hace las cosas bien. La mayoría de los samarios ‘se han puesto los patines’ en el Junior.  El trato que te dan allá es impecable. No tengo queja de ningún directivo. Junior es una pasión en Barranquilla. Cuando voy por allá y camino por la 72, la gente todavía me recuerda y me saluda. En Santa Marta no me dicen nada.

“Jarlan Barrera es un monstruo”

 p  ¿Cómo le fue en Pereira?
r  Llegué a un equipo donde no había nada, cambié el cielo por la tierra. No había las comodidades que uno encontraba en Junior ni nada. Llegué en una época mala. Luego me fui al Tuluá, donde acabaron mi carrera deportiva.

¿Por qué dice eso?
Porque el señor Óscar Ignacio Martán (dueño del Cortuluá) me saca del fútbol colombiano con amenazas, por cobrar mi plata. Manipuló a la gran mayoría de directivos del país y no me aceptaba en ningún equipo. Nunca me consignó mi sueldo.

¿Hoy en día se protege más al jugador con Acolfutpro?
Así es. Antes nosotros éramos un bulto de arroz y nos tiraban para cualquier lado.

¿Si usted jugara hoy en día estaría en Europa?
(Carcajadas)… A mí me decía ‘el Zurdo’ López que el juego mío se parecía al de Osvaldo Ardiles, un argentino. ‘El Zurdo’ me apreciaba mucho. Yo lo respetaba, era muy humano. Sé que en Barranquilla no cae bien, pero para mí ‘el Zurdo’ es 10 puntos como técnico y como persona.

¿A qué jugador actual se parece César Calero?
A Dorlan Pabón. Ahora hay un ‘pelao’ que es de aquí de Santa Marta y es un monstruo, Jarlan Barrera. Va a ser la estrella del Junior, es impresionante y muy pronto lo vamos a ver en la Selección. Es muy amigo de mi hijo.

¿Cuál fue el mejor Junior en el que estuvo?
El de 1991. En ese entonces decíamos: hoy vamos a ganar 4-0, y ganábamos 4-0.

¿Los mejores jugadores que tuvo de compañeros?
Valenciano, Mackenzie, Pacheco, Rafael Méndez y Alfredo Stefanell, que era un monstruo. Lo malo es que el muchacho estaba desubicado. Pero Stefanell es el jugador más completo que yo he visto.

Un exjugador del Junior de los que usted acaba de nombrar me contó que usted una vez en un entrenamiento en el Club Lagos de Caujaral se hizo el lesionado para no hacer la pretemporada…
(Carcajadas)… Resulta y pasa que yo estaba cansado y ya no podía más. Yo le decía a los ‘pelaos’: estoy ‘mamao’. Y la que se me ocurrió fue meter el pie en un hueco de la cancha de golf. Yo le dije a Comesaña que me dolía el pie (risas).

¿Y lo engañó con su actuación?
Sí. Yo le dije que me dolía. ¿Y cómo iba a saber él si me dolía o no? Esas eran vainas de ‘pelao’. Uno con el tiempo va madurando. He cambiado.

Otra historia dice que en 1989, en Medellín, después de quedar primeros, ‘el Zurdo’ López les dio el día libre y les permitió irse de rumba...
(Carcajadas)… Sí, es cierto, el profesor estaba con todos nosotros. La discoteca estaba solo para nosotros y las porristas del Medellín. Yo ese día le dije unas cosas al profesor.

¿Qué le dijo?
Cuando estábamos entonados con los tragos, los compañeros, Juan Carlos Abello y los demás, me decían: dile al ‘profe’ que él no sabe nada y que nosotros somos los que resolvemos en la cancha. Yo de loco me fui para donde ‘el Zurdo’ y le dije: usted no nos hace falta a nosotros. Me cogieron de bobo y yo le dije. El profe solo se reía, entendió todo. Al otro día dijo: quiero que César venga a la mesa mía. Cuando llegué me preguntó: ¿usted se acuerda de todo lo que me dijo ayer?  Y yo le respondí: no, yo no me acuerdo de nada.

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