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En video | Jhonathan Boiga: de promesa del Junior a electricista

El exjugador tiburón, que sufrió una grave lesión festejando el título de 2010 al caerse del carro de bomberos, desde hace 7 años labora en una empresa contratista de Electricaribe.

Jhonathan Boiga sigue saltando temprano de su cama, pero ya no busca afanosamente los guayos, la pantaloneta y la camiseta para ir a entrenar. Sale directo para el clóset a sacar el pantalón azul, la camisa gris manga larga y las botas negras, su nuevo uniforme. Ya no debe estar a la 7 de la mañana en la sede deportiva Adelita de Char, en Sabanilla, ahora debe estar a la misma hora pero en la vía 40 con 67 B.

Boiga, el mismo que en el festejo del título del Junior en 2010 se cayó del carro de bomberos y sufrió una grave lesión (rotura de tibia y peroné), ahora es electricista, oficio del que se siente orgulloso. Sigue amando al fútbol, pero ahora su gran objetivo es seguir preparándose para continuar escalando en su nueva actividad.

“Actualmente soy auxiliar de técnico electricista, trabajo para la empresa FSCR que le presta los servicios a Electricaribe. En la noche estudio salud ocupacional, ya voy en sexto semestre. Mi función es manejar el carro, estoy en el área de corte, ayudar a mi compañero a subirse al poste, bajar la escalera y colaborarle en lo que sea necesario”, cuenta Jhonathan desde su lugar de trabajo.

Ya no es David Pinillos, Julio Comesaña o Diego Umaña quienes le dan las instrucciones, ahora la charla se la da Hernán Gallardo, uno de los dos supervisores. Ahora no tratan de gambetearlo los rivales sino algunos usuarios que se oponen cuando hay que suspenderles el servicio de energía. Esta situación le ha generado problemas, pero también le ha sacado sonrisas.

“Una vez un usuario agresivo me agredió con un cuchillo, pero gracias a Dios no pasó a mayores. También una vez llegué a una casa y salió una persona y me dijo: ‘tantas boletas que pagué para verte jugar y hoy me vienes a cortar la luz’”, recuerda en medio de risas.

Boiga se destacó en el Barranquilla FC que era dirigido por David Pinillos, también jugó en Estrella Roja de Venezuela y en el Junior en 2009 cuando Julio Comesaña decidió ascenderlo. En 2010 hizo parte del equipo campeón que era dirigido por Diego Umaña y en la celebración de ese título sufrió la lesión que acabó con su carrera. Pero gracias a sus virtudes futbolísticas encontró su nueva labor.

“Después de la lesión que tuve conocí al ingeniero Roberto Carrillo y a Wilmer Ayala, ellos me invitaron a un partido, creamos una linda amistad. Le pedí ayuda al ingeniero para conseguir un trabajo y por medio de eso llegué a esta empresa. Estudié en el Sena, soy técnico electricista y ya llevo 7 años con la empresa”, explica mientras sus compañeros los observan atentamente.

Boiga no se olvida de un técnico en especial, pues asegura que fue quien le brindó la confianza para estar en el Junior.

“El profesor Comesaña fue el que creyó en mis condiciones, el que me puso a debutar en el fútbol profesional de Colombia frente al América de Cali”, apunta el barranquillero de 34 años.

Festejo de un gol con Barranquilla. Atrás se ve a Bacca. Cortesía

Bacca es su compadre

Muchos amigos se alejaron cuando dejó de ser un futbolista profesional, pero hay uno que siempre ha estado ahí y que nunca lo ha abandonado.

 “Carlos Bacca es mi amigo y compadre, él es el padrino de mi primer hijo, nunca he perdido el contacto, siempre hablamos, siempre he tenido la mano amiga en el momento en el que la necesito. Cada vez que puede me brinda su mano. Siempre me dice que eche para adelante, que si Dios me puso aquí es porque me tiene algo grande”, cuenta el exfutbolista que después de su salida de Junior intentó probarse en el desaparecido Uniautónoma FC, pero no fue admitido.

A Boiga, que hace un recorrido en una camioneta blanca por diferentes barrios de Barranquilla, aún no le ha tocado ir a la casa de Bacca en Puerto Colombia a revisar el contador, pero sí se ha encontrado con otros amigos que le dejó el fútbol.

“Espero que no me toque ir a la casa de Bacca (risas). Tuve la oportunidad de ir a la casa de Pachequito, que es otro amigo del Junior. Cuando me vio vestido así se echó a reí y me dijo: ‘ajá, ¿y ahora qué? ¿Me vienes a cortar la luz?’. Rojano y Ballesteros también me han visto. Me dicen: cuidado me vas a ir a cortar el servicio. Cuando se va la luz me llaman para que se las vaya a poner”, apunta mientras suelta una carcajada.

En un partido con el Junior ante el Real Cartagena.

No deja el fútbol

A Jhonathan se lo pelean en la empresa cada vez que van a organizar el campeonato interno de fútbol. Todos quieren que juegue a su lado por las virtudes que aún tiene. “Todavía la mueve, juega bien, aquí siempre sale campeón en los equipos que juega”, cuenta uno de sus nuevos compañeros.

Boiga asegura que el balompié continúa siendo su pasión por eso aún se divierte con la pelota.

“El fútbol es algo que nunca se deja, le tengo amor y siempre trato de jugar los domingos o cuando tengo el tiempo libre. Juego en la empresa, con amigos del colegio, del barrio. Aquí en el empresa tenemos un gran equipo y hay personas con mucho talento, acá hay un primo de Teo. Mi equipo siempre queda campeón en el torneo interno. El talento sigue ahí”, sostiene el exfutbolista que se caracterizaba por tener una gran velocidad.

Le quedaron algunas secuelas de esa grave lesión, pero, pese a esto, continúa jugando, aunque con algunas precauciones. “Siempre que termino de jugar se me inflama la pierna, aunque no me duele, pero la pierna izquierda se me inflama”, agrega.

“Nunca es tarde para estudiar, quiero ser un ejemplo para mis hijos”.
Ayudándole a su compañero de labor. Mery Granados

Su rutina

El día para Jhonathan Boiga comienza bien temprano. A las 7 a.m. debe estar en el lugar de trabajo esperando la planilla donde le entregan los diferentes barrios que debe visitar junto con su compañero Yesid Díaz Ortega, quien es el encargado de subirse a los postes de energía.

Después de la jornada laboral se va a estudiar y finalmente sale a descansar con su familia.

“Tengo que esperar las ordenes de los superiores para ver para donde nos van a  mandar, trato de hacerlo lo más rápido posible. De 6 a 9 de la noche voy a la universidad y después comparto un rato con la familia. Hay días que me toca recorrer un solo barrio, otras veces tres o cinco, eso es algo relativo”, expresa.

Boiga junto a Rangel, Padilla, Umaña, Arango y Cambindo en el festejo del título del Junior en 2010.

Seguir creciendo

Boiga reconoce que al principio fue difícil aceptar el cambio de pasar de ser un futbolista algo conocido a tener un trabajo normal. Está orgulloso con su nuevo oficio y lo que más anhela es seguir estudiando para estar más preparado.

“Al principio fue duro porque estaba acostumbrado a un estilo de vida diferente, a muchas cosas distintas, pero de igual manera hay que afrontarlo. La fortaleza mía fue mi hijo, pensaba mucho en él. Dios me dio fortaleza mental. Actualmente soy electricista y tengo que vivir como electricista, pensar como ellos. El fútbol no lo voy a dejar de amar. Me alegra mucho haber aprendido esta profesión, nunca es tarde para estudiar, pienso seguir preparándome”, dice con orgullo el padre de dos niños, que está radicado en Soledad 2000.

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