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El pelotero barranquillero Dónovan Solano, a principios de este año, firmó un contrato de liga menor con los Yanquis de Nueva York. Instagram Dónovan Solano
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El yanqui colombiano, un sueño que tomó 114 años

El pelotero barranquillero Dónovan Solano se convirtió el domingo en el primer colombiano en jugar en los ‘Mulos de Manhattan’. En su debut anotó una carrera.

¿Por qué le fue tan difícil a un beisbolista colombiano llegar a vestirse con el uniforme rayado más famoso del mundo?

El camarero barranquillero Dónovan Solano pagó esa deuda pendiente de nuestro béisbol colombiano de toda la historia al romper esa especie de tabú de no poder jugar al primer nivel con la marca deportiva más famosa del mundo, solo comparable y a la altura del Real Madrid en el fútbol.

El equipo que más veces ha ganado una Serie Mundial y la meta para todo jugador en el mundo que hace de la pelota caliente su deporte y carrera.

El segunda base llegó siendo ya liga mayor, maduro como persona y deportista, con más de 361 juegos de experiencia con los Marlins de Miami y un rendimiento en Triple A que lo ayudó ante un momento en que los Yanquis requirieron un remplazo en el campo interior.

Varios quedaron a las puertas

Sin embargo, cuando uno repasa la historia de los nuestros en las entrañas de los ‘Mulos de Manhattan’ encuentra varios nombres y varias preguntas sin resolver.

Por ejemplo, José Quintana. Firmado por la organización de los Yanquis en marzo de 2008 y dado de baja por esta organización en el 2011, unos meses antes que Medias Blancas de Chicago lo subieran al primer equipo en las mayores desde Doble A y terminara consolidándose en la estrella que hoy en día es.

¿Qué pasó allí? O en el caso de los serpentineros derechos Javier Ortiz y Johnny Pantoja o el jugador de campo Johnny León, talentos de buena consideración que vieron la tierra prometida a la distancia sin poder entrar a ella pese a sus capacidades individuales.

No cumplieron con los estándares de calidad y disciplina exigidos por el equipo en sus momentos sumado a la filosofía de ganarlo todo que llevan los Yanquis en su ADN, una política de siempre contratar las estrellas del momento que llenan el mítico estadio del Bronx y sacian la sed de los fanáticos más bulliciosos del mundo descartando, en casos puntuales, a los jóvenes talentos.

Otros no contaron con la suerte y una lesión los sacó de carrera. Reynaldo Rodríguez, que estuvo con Colombia en la clasificación al Clásico Mundial de Béisbol, se lesionó un hombro cortando su carrera a las puertas del primer nivel.

También, el nivel de selección de sus jugadores para ligas menores es muy alto, al punto que si un jugador es firmado por Yanquis, perdura en su sistema y no alcanza a ser ascendido a Las Mayores, muy seguramente su destino sea otro equipo con el que muy seguramente llega. De eso hay varios ejemplos latinos y americanos en la historia del club.

Primero, la chequera; luego, la cantera

Lo más irónico es que, al menos en percepción, los Yanquis de Nueva York son el equipo con más seguidores y fanáticos en Colombia y solo hasta ahora logran tener a un criollo en sus filas.

“Ganar. Esa es la meta de los Yanquis siempre y a diferencia de otras organizaciones que contratan para ganar y formar peloteros, Nueva York solo busca estar en los primeros lugares sin importar el dinero que tengan que desembolsar”, comentó William Marrugo, director de la organización Prospect Sports que representa peloteros nacionales en busca de proyección internacional, empresa del exgrandes ligas Orlando Cabrera.

Sin embargo, en los últimos meses las cosas dieron un giro en el equipo neoyorquino cuando salieron los rutilantes nombres de Álex Rodríguez, Carlos Beltrán, Andrew Miller y Aroldis Champman que fue interpretada como una resignación temprana a buscar la postemporada pese a estar a cuatro juegos del ‘Wild Card’.

Fue allí que comenzaron a aparecer nombres provenientes de las ligas menores entre ellos el del colombiano Dónovan Solano.

Sus contundentes números con el equipo triple A (Scranton/Wilkes -Barre Rail Raiders) le fueron abriendo paso y ganando confianza con la gerencia del equipo para ser llamado, aprovechando la coyuntura de la lesión del segunda base dominicano Starlin Castro y que el primer equipo se despidió temprano de la postemporada.

Fue el mejor promedio de bateo de la novena campeona en la Liga Internacional Triple A en las menores de los Estados Unidos con un .319. Fue el pelotero que más jugó este año, 131 partidos. El bateador que más carreras remolcó en la campaña, 67. El de más imparables, 163. El de más turnos, 511. Y el segundo con más carreras anotadas en su equipo, 64.

Su llegada al roster de 25 puede interpretarse como un voto de confianza de Joe Girardi no solo a él sino a los peloteros que vienen desarrollándose en su sistema de ligas menores y un inicio para que a futuro el nombre de Colombia no sea tan extraño en el primer nivel del equipo de béisbol más importante.

Haciendo fila están el jardinero de Lorica (Córdoba) Carlos Vidal, el jardinero cartagenero Brayan Emery y el serpentinero Einer Moreno, quienes ya pueden ver el sueño de ser un yanqui y grandes ligas al tiempo, mucho más cercano que hace tres días atrás.

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