Doloroso adiós al taekwondista Abel Berdugo Herrera
Exponentes de esta disciplina en el Atlántico fueron al cementerio Los Olivos para despedir a su amigo que falleció el martes en un accidente de tránsito.
Uniformados, quizá para asistir al combate más duro de sus carreras, taekwondistas atlanticenses llegaron ayer, pasadas las 10:30 a.m., al cementerio Los Olivos para despedir a uno de sus mejores exponentes, Abel Berdugo Herrera.
La repentina e inexplicable pérdida del joven de 23 años tras un accidente de tránsito el pasado martes, dejó al departamento sin una de las figuras con mayor proyección. Una figura que muchas veces gritó campeón, como en el 2010 cuando se colgó la presea de oro en el Panamericano Juvenil. Buen deportista, pero una mejor persona. Así describieron muchos a Abel, quien ahora competirá en el tatami del cielo.
En una calle de honor, donde se congregaron aplausos y muchas lágrimas, el féretro de Berdugo fue pasando en compañía de sus hermanos y su madre Candelaria, que nunca paró de llorar y siempre tuvo que ser auxiliada.
“¡Abel, campeón, Abel, campeón; Atlántico, pa’ lante!”, gritaban sus compañeros. Sergio, uno de sus hermanos, antes de sepultar el cuerpo, tomó la vocería y regaló unas palabras que tocaron el alma de los asistentes.
“Él era mi nene, así le decía yo. Fue mi motivación, yo lo veía pelear y quería hacerlo como él. Sé que hay cosas que pasan que uno no sabe el porqué, pero algún día Dios nos lo dirá. Se lleva parte de mi corazón porque lo amé. Abel iba conmigo a la iglesia y Dios me sirvió como instrumento para su vida. Me deja un vació grande y esto es un hasta luego, guerrero. Eres un campeón, nuestro campeón”, expresó Sergio ante los asistentes.
Otro de los más golpeados con la noticia fue Deivis Escorcia, uno de los grandes amigos de Abel y pareja en los combates.
“No se puede explicar la pérdida de alguien que ha compartido tantos momentos contigo. Quisiera despertar mañana (hoy) y ver que todo esto era una pesadilla”, destacó a EL HERALDO el deportista de 28 años.
“Lo conocí cuando él tenía 10 años y yo competía en mayores. Lo están enterrando frente a mí (hace una pausa)... Él va a estar ahí cada vez que yo compita. Quiero decirle que me esperé allá porque vamos a estar todos. Allá haremos un combate con todas las reglas que el Señor nos ponga”,agregó Escorcia.
