Tres pérdidas que enlutan a la cultura del Caribe colombiano
Rafael Bassi, Carlos Escobar De Andreis y Guillermo ‘el Mago’ Dávila murieron en fechas recientes por circunstancias ajenas a la COVID-19. Una semblanza para recordar su labor.
Un melómano, investigador y profesor que gestionó y participó en importantes encuentros de artistas musicales; un arquitecto y dibujante que trabajó por la construcción de cultura; un mago de oficio y linotipista compañero de proyectos periodísticos de Gabriel García Márquez: tales son, a muy grandes rasgos, las características de tres figuras de la cultura en el Caribe (o relacionadas) fallecidas recientemente por circunstancias ajenas a la pandemia del coronavirus.
El primero de ellos, Rafael Bassi Labarrera, nació en el emblemático Barrio Abajo de Barranquilla. Se doctoró en Química en la Universidad del Valle en los años 80 y fue docente de la Universidad del Atlántico. Tras pensionarse se dedicó de lleno al periodismo musical y a la investigación y difusión de la música en distintos espacios, a cargo de programas radiales como Concierto Caribe (desde 1990) y Jazz en Clave Caribe (desde 1999), así como en Vámonos de Fiesta de Uninorte FM Estéreo.
Para los que asistían a las citas anuales del Carnaval de las Artes o Barranquijazz era una presencia constante en las mesas junto con invitados estelares cuya participación él mismo ayudaba a curar con su conocimiento y tino musical.
Amigos y colegas del sector cultural lo recuerdan como una persona comunicativa que con su buena memoria y amplio bagaje recordaba natalicios, aniversarios y fechas especiales para celebrar el aporte musical de cantantes del mundo.
Bassi Labarrera también fue fundador de Lira, revista musical trimensual que a la fecha cuenta 16 años y 64 números. En 1982 ayudó a crear la comparsa de carnaval Disfrázate como quieras, de la que fue nombrado capitán vitalicio. Como “un distinguido investigador y periodista cultural, promotor y propagador incansable de los valores del Caribe”, lo describió el periodista y amigo cercano Jaime Abello Banfi.
Bassi coleccionó libros y discos, y fue amante del béisbol. Con la editorial Santo Bassilón, que creó junto a Sergio Santana, iba a publicar próximamente un libro titulado Conversaciones en clave caribe, el cual recoge diez de sus entrevistas con artistas musicales. Murió a los 72 años de un infarto, el mediodía del lunes 27 de abril en la ciudad de Medellín, donde permanecía con su pareja.
La construcción cultural
Los principales campos para destacar la labor de Carlos Escobar De Andreis son la arquitectura, el trabajo social con comunidades, la gestión cultural, la política y el urbanismo. En todos ellos este samario nacido en 1951 se distinguió hasta su muerte registrada también el pasado lunes en la noche. Escobar De Andreis participó en diferentes procesos estratégicos de desarrollo de ciudad, incluyendo el campo cultural en Barranquilla. Hacia 1983 participó del Foro del Carnaval, que dio origen a la creación de la que sería la organización del Carnaval de Barranquilla e impulsó la creación de la Cinemateca del Caribe en el 86, así como el canal Telecaribe.
Siempre preocupado por la historia de Barranquilla, un estudio suyo sobre las bibliotecas reposa en la Biblioteca Piloto del Caribe. A comienzos de los años 90 fue secretario de Gobierno y luego secretario General del gabinete de Gustavo Bell, donde “gestó la Asociación para la Vivienda Popular, uno de los primeros proyectos de autoconstrucción social en Barranquilla”, como recordó Bell.
A comienzos del siglo XXI, el arquitecto egresado de la Universidad del Atlántico fue asesor y luego director de la Cinemateca del Caribe. Además fue columnista de El Informador de Santa Marta y un dibujante que no solía mostrar su obra, pero que publicó una muestra en medios como el especial de crónica de la revista Víacuarentena en 2012. Falleció en Santa Marta por una afección renal.
“Por arte de su arte”
Por otro lado, el mago y linotipista Guillermo Antonio Dávila Peñalosa, conocido como ‘el Mago’ Dávila, murió en una clínica de Bogotá en la madrugada del 22 de abril. Tenía 90 años y desde enero pasado presentaba varias complicaciones de salud.
En septiembre de 1951, cuando trabajaba para el periódico El Universal, fundó en Cartagena junto con Gabriel García Márquez “el periódico más pequeño del mundo”, llamado Comprimido, escrito por el nobel y montado por el linotipista.
Este vespertino, cuyo formato era una media hoja tamaño carta, fue posible gracias a una inversión de Dávila y un canje que hizo con Domingo López Escauriaza, dueño y director de El Universal, que aceptó intercambiar los servicios de Dávila por los linotipos para así imprimir el proyecto, que empezó un lunes y terminó un viernes. “Un periódico mínimo en su estatura, pero grande en su contenido”, recordaría años después.
En el séptimo capítulo de Vivir para contarla, García Márquez describió así a su amigo de origen santandereano: “Había logrado la proeza de trabajar en la Costa a pesar de la intransigencia de algunos líderes regionales que se resistían a admitir cachacos en el gremio. Tal vez lo logró por arte de su arte, pues además de su buen ofi cio y su simpatía personal era un prestidigitador de maravillas”, escribió en referencia a su capacidad de desaparecer papeles o hacer salir pájaros de los escritorios, lo que le valió su apodo de ‘El Mago’.
En los 60, Dávila fue cronista hípico y trabajó en el periodismo, oficio que ejerció hasta el final de su vida. Gracias a su padre empezó a hacer linotipos, lo que lo llevó a trabajar en El Universal de Cartagena en 1951. Según una fuente cercana, dejó escritas parte de sus memorias.
