El Heraldo
Las artistas intercambian roles como una manera de estimular las habilidades musicales de cada una. Cortesía
Cultura

Patapelá: música folclórica del Caribe en sororidad

La colectiva de mujeres busca rescatar ritmos musicales del Caribe. Sus letras narran realidades sociales como el cambio climático y diversidad sexual.

A pie descalzo danzaban sobre la arena aquella tarde frente al mar. En tarima cantaron y tocaron sus instrumentos al ritmo de la música caribeña en un evento convocado por mujeres artistas. Compartieron escenario siendo amigas y conocidas, pero a pocos minutos de que cayera el ocaso aquel 10 de mayo de 2019, se convirtieron en Patapelá.

Sin buscarse se encontraron. Esta colectiva feminista de música tradicional del Caribe inició con el sueño de cinco mujeres artistas –sus fundadoras- de pertenecer a una agrupación musical.

Oriundas de Sincelejo, Corozal y los Montes de María, en el departamento de Sucre, estas profesionales y emprendedoras decidieron alzar su voz y protestar por los derechos de las mujeres a través del arte. La diversidad sexual es uno de los temas arraigados a la esencia misma del grupo y en sus letras lo dejan claro.

Desde el primer momento compraron un tiquete sin regreso y emprendieron su viaje por la música tradicional de la región. Maracas, tambora, tambor alegre, gaita, llamador y la voz de las cantadoras y respondonas, acompañan las canciones de Patapelá. Fusionan varios ritmos, sin embargo, prevalece el bullerengue que lo interpretan en cumbia, chalupa, fandango y senta’o. Con turbantes, polleras, ropa suelta y tropical salen a escena.

Patapelá es naturaleza

Sus integrantes coinciden con que están conectadas por la sensibilidad hacia la Tierra como “dadoras de vida”, ya que siembran semillas de esperanza, lucha y de amor.

Ana Díaz, Ángela González, Lorena Otero, Chiro Castellanos, Darling Cuesta, Silvana Hernández, Mile Blanco, Keren Sierra y Clara Lloreda son las nueve artistas que actualmente conforman la colectiva. Trabajan artísticamente por el reconocimiento de derechos y la desnaturalización de violencia a mujeres LBT, sector social al que pertenecen algunas de sus integrantes.

En la colectiva se estimula la rotación de los roles, es decir, todas están capacitadas para tocar, cantar o bailar, aunque cada una posea una habilidad marcada. La idea es aprender la una de la otra.

En las puestas en escena los performance también tienen lugar. Por ejemplo, vinculan poesía con la música intentando mostrar la versatilidad de las artistas.

En diciembre de 2020 estrenaron la obra colectiva Juntas y Sonoras, un proyecto audiovisual que convocó a 32 mujeres sucreñas, fruto de un proceso de reflexión sobre las violencias en los escenarios artísticos. Además, siguen fortaleciendo las bases para formar la primera Red de Mujeres Creadoras y Feministas de Sucre.

A la virtualidad también han tenido que recurrir por motivo de la pandemia. Los ensayos se realizan por Zoom, pero cuando se da la oportunidad se reúnen presencialmente.

Durante estos dos años han tenido la oportunidad de participar en diferentes eventos a nivel regional y nacional como el Festival de la Reconciliación de los Montes de María en San Onofre, Festival Nacional del Ajonjolí en San Rafael-Ovejas, Festival Enerino de las Artes en Sincelejo, entre otros. De manera virtual han participado en otros encuentros, festivales y talleres.

Han participado en varios festivales nacionales.
Trabajo en hermandad

Ansiosa espera por el Círculo de la Palabra cada semana, un espacio creado por estas mujeres para “echar cuento”, hacer catarsis, y compartir experiencias mientras pasan un rato agradable. “Es una manera de liberarnos”. Así lo cuenta Chiro Castellanos, cantadora, maraquera, y aprendiz de percusión de la colectiva.

Para la sucreña, desde Patapelá se trabaja en sororidad puesto que no hay intereses individuales de por medio. Antes de artistas, son amigas. “Queremos romper esquemas tradicionales. Aún la gente mira raro que dos mujeres bailen cumbia y nosotras hacemos de todo un poco”, expresa de manera jocosa.

La cantadora relata que en algún momento todas han confesado tener el sueño de dedicarse a la música, incluso desde niñas. “Para mí es importante tener este espacio porque Patapelá colectiva es un lugar seguro donde puedo ser yo, puedo expresarme y sé que las chicas me van a escuchar y tendré todo su apoyo. Es un lugar para sanar”.

Según cuenta Castellanos, la acogida del público ha sido buena a pesar del poco tiempo que llevan en la industria. Aunque reconoce que antes interpretaban canciones que ya habían sido grabadas por otros artistas, han tomado de referencia a muchas mujeres exponentes de  la música tradicional de la región Caribe para alimentar su propio repertorio.

Un punto que destaca Chiro es que hay una “evidente competencia” en los escenarios artísticos, por lo que esto genera brechas. “Colocar puestos y una gran cantidad de requisitos para participar crea rencillas”, enfatiza.

Castellano dice que el arte es una manera de transformación, y con el camino que está forjando esta gran familia musical se considera “un hito”.

Hacen un llamado a cuidar a la Madre Tierra.
La naturaleza, una musa

Los temas sociales son fuente de inspiración para el grupo al momento de componer. “Escribimos sobre la conservación del agua, protestamos que se está extinguiendo el Acuífero de Morroa, y que los recursos naturales en el mundo están siendo sobreexplotados. Eso y muchas otras cosas más”, apunta Silvana Hernández, cantadora y respondona de Patapelá.

“Nosotras pasamos en la playa con la pata pelá’. Disfrutamos ese contacto con la naturaleza y todas nos identificamos con eso”, precisa la artista que hace 10 años se dedica a la música y se unió a este clan de mujeres a pocos meses de su fundación.

Con un mensaje fuerte sobre el cuidado a la Madre Tierra quieren pactar un compromiso de “trabajar las unas por las otras” en representación de su sentir ambientalista.

Por otro lado, también añade que su interés por el folclor del Caribe la ha llevado a conocer más sobre sus ancestros y otras tradiciones. La historia que hay detrás de cada melodía merece un “incuestionable” reconocimiento.

Las mujeres son oriundas de Sincelejo, Corozal y Montes de María, en Sucre.
Levantar la voz

La sincelejana Ángela González es economista de profesión pero lleva el amor por la música en sus venas. Con su aporte a las composiciones de las canciones ha manifestado el sinsabor que le dejan las problemáticas que aquejan a la sociedad. “Usamos el arte como una herramienta política y pedagógica para visibilizar diferentes realidades”, puntualiza.

Sobre los conflictos de género también entonan rimas. En medio de la lucha feminista de esta colectiva buscan que el folclor caribeño impulse a “derribar fundamentalismos”, porque algunas realidades golpean fuertemente a las mujeres, como lo son la violencia de género e intrafamiliar que acaba con su tranquilidad, además de que las cifras han mostrado un “ascenso, sobre todo en estos tiempos de pandemia”.

González alza su pollera para bailar. Canta, toca las maracas y a veces es respondona. Dice que quiere seguir alimentando su carrera artística desde esta colectiva. “La apuesta de Patapelá es mostrar ese proceso de memoria cultural e histórica que es característico de un territorio que también ha sido golpeado por la violencia armada. El arte ha sido un símbolo de resistencia. Además la riqueza oral de Sucre nos permite hacerlo”, relata. 

De mujeres para mujeres

Ana Díaz, propia de la sabana sucreña, es la encargada de la creación musical de Patapelá. Gracias a su talento y recorrido componiendo música tradicional se abandera de las letras de las canciones, aunque siempre está dispuesta a recibir el aporte creativo de las demás. En el grupo es cantadora y también ejecuta algunos instrumentos de percusión menor.

Para ella el rescate de los ritmos del Caribe va más allá de escribir. Es reivindicar la cultura y las tradiciones. “Este es un espacio donde nos sentimos libres, unidas y tranquilas. Para mí la colectiva es muy importante y especial, no solo porque podemos reunirnos para hacer música, sino también para hablar de lo que nos pasa y de nuestros sentires”.

Discografía

Desde sus comienzos como agrupación interpretaban las canciones de grandes exponentes del folclor, pero ahora están trabajando en su propio repertorio. Algunas de  sus canciones son:

  • ‘Patapelá’
  • ‘Piel de ajonjolí’
  • ‘Mi tambora se perdió’
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