El Heraldo
Julio Olaciregui, Fabio Rodríguez, Céline Gilard, Enrique Sánchez Albarracín y Ramón Illán Bacca. Hansel Vásquez
Cultura

“No hay un crítico que haya hecho tanto por la literatura colombiana”

En el marco de la Cátedra Europa expertos hablaron del aporte de Jacques Gilard a las letras del Caribe. Su hija Céline rememoró aspectos personales del literato.

A Jacques Gilard no le gustaba la palabra ‘folclor’, “la sentía sesgada y tendenciosa”. Esa fue una de las historias y confesiones contadas por su hija Céline en la conferencia La mirada de Jacques Gilard a la cultura del Caribe desarrollada ayer en el marco de la Cátedra Europa.

El crítico literario francés que perteneció a un grupo folclórico de niños que daban espectáculos, bailaban y tocaban la flauta campestre fue el mismo que en su juventud descubrió la historia occitana, y tiempo después se enamoró de la literatura latinoamericana, luego de leer en la década de los 60 Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.

Él, cautivado por lo que se hacía en Colombia, específicamente en la región Caribe, llegó a Barranquilla para descubrir a fondo un idioma que aprendió de su abuelo a los nueve años con lecciones básicas y que decía se parecía mucho al occitano, una lengua romance de Europa. “Era entrar en un mundo nuevo con toques de lo conocido”, dijo su hija.

Gilard, que murió en 2008, fue rector del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Toulouse y director de la revista Caravella. Llegó a Barranquilla para el año 1975, según recordó Tita Cepeda, viuda del escritor Álvaro Cepeda Samudio y gran amigo del Nobel de Aracataca.

“Llegó a mi casa en 1975 a buscar en los archivos copias de La Jirafa, que no aparecían en EL HERALDO (1950-1953)por indicación del mismo García Márquez. Todos recuerdan la famosa foto del maestro Gilard, medio arrodillado en el suelo, revisando la colección del periódico y copiando a mano, una por una, las columnas (406)”, contó Cepeda en su columna Burbujas de la cultura.  

“Durante una noche mi padre no pudo dormir a causa de Cien años de soledad. Estuvo exaltado y despertó a mi madre a decirle que García Márquez era un genio y quería trabajar todo sobre la literatura colombiana”, contó Céline.

En su casa la ideología era la del socialismo republicano, leía la prensa comunista para la juventud y no creía en Dios. Guilard era perfeccionista, rememoraron sus amigos, “era muy estricto cuando pedía datos”.

“A mi padre le gustaban la literatura y las lenguas”, Céline Gilard, hija de Jacques Gilard.

Se dedicó no solo a la obra de Gabo, también estudió a Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Alfonso Fuenmayor y Ramón Vinyes. “Después de él no ha habido un crítico –nacional o internacional– que haya hecho tanto por la literatura colombiana”, aseguró su amigo Fabio Rodríguez.

En su juventud tuvo un primer acercamiento con el castellano, contó Céline, la literatura del Siglo de Oro fue su pasión y en su trabajo “mantuvo una distancia crítica de la nostalgia”. En la Arenosa “fue el último integrante” del Grupo de Barranquilla, una tertulia integrada por intelectuales de la ciudad en el bar La Cueva.

Ramón Illán Bacca destacó el detalle con el que Guilard buscaba contar las cosas. “Estuvo por años en correspondencia con nosotros. Llevando a detalle todo y preguntando”, dijo.

“Verificaba una y otra vez, buscaba y preguntaba. Siempre era con una exigencia buscando exactamente lo que él quería”, recalcó Ramón Illán Bacca.

Exposición

“Gilard escribió certeros ensayos sobre la cultura y la sociedad colombiana. Fue traductor al francés de José Asunción Silva, Alvaro Cepeda Samudio, Marvel Moreno, Germán Santamaría y Jorge Eliécer Pardo”, se lee en la exposición temporal del Museo Mapuka de la Uninorte, en un texto realizado por Julio Olaciregui.

Además, “de Barranquilla lo deslumbró el sereno desenfado tropical de la gente, sus generosas conversaciones, el aire afro-caribe-andaluz de sus bailes; también era sensible al encanto de sus jardines y patios, al aroma de las cayenas y robles amarillos. Lo sorprendieron los aguaceros con sus intempestivos arroyos”, señala el texto.

Durante esta semana los asistentes podrán encontrar un homenaje a grandes narradores y retratistas del Caribe como Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Cecilia Porras, Orlando Rivera y Noé León en la exposición.

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