El Heraldo
Córdoba

La ebanistería, un oficio en manos de mujeres en San José de Uré

Tres mujeres cabeza de hogar conformaron una asociación para el diseño y la elaboración de muebles, un oficio que les permite ganar el sustento y al mismo tiempo desterrar el machismo en una labor históricamente realizada por hombres.

Cuando parecía que se cerraban las puertas hacia un futuro estable, Inés María Marcelo Acosta, de 40 años, tomó un martillo, un puñado de clavos y mucho ingenio para construir una ‘puerta de salida’ a la crisis económica que enfrentaba por falta de oportunidades laborales.

Por ser madre soltera, ya había tenido que fungir como madre y como padre en la crianza de sus dos hijos, y precisamente para garantizar el alimento de su familia incursionó en el mundo de la ebanistería, un oficio históricamente realizado por ‘machos’.

Desde hace siete años lidera la Asociación de Artesanos con Visión Empresarial, que está conformada por otras cuatro personas, entre las que se encuentra su madre, Carmen Elena Acosta Segura, una adulta mayor; Bersabet Andica Rodríguez, miembro de la asociación, y dos jóvenes practicantes con quienes se reparte las tareas del día a día para cumplir con los pedidos.

El taller donde el aire se impregna con el aroma de la madera y las fragancias femeninas opera en un lote contiguo a la casa de Inés, en el corregimiento Bocas de Uré, del municipio de San José de Uré, en la subregión del San Jorge, sur de Córdoba, desde donde cumple con las peticiones de sus clientes locales, e incluso envía sus productos al casco urbano y a cualquier lugar del departamento o del territorio nacional.

“En el medio donde nosotros vivimos hay pocas oportunidades, especialmente para las mujeres, por el simple hecho de ser mujer; sin embargo, aprendí a basarme en todo eso para convertirlo en una motivación que me permita salir adelante y sobre todo para brindarle un mejor bienestar a mi familia y a mis hijos”, comenta pausadamente, como si tratara de limar cada palabra.

Trabajo digno

Para Inés la ebanistería es mucho más que un rebusque, es una forma de vida que se manifestó de diferentes formas durante su niñez y que en la edad adulta tomó forma con base en las experiencias que iba viviendo.

“Yo siempre me enfoqué en el arte desde niña y también miraba a mi abuela Ana María Segura Hernández, cuando ella hacía manualidades en cartón,  para pasar el tiempo. Entonces yo aprendí a dibujar y cuando crecí estudié Técnica en Construcción, que consiste en licitar, presentar planos, edificaciones y construir casas de uno y dos pisos. También estudié ebanistería porque siempre soñaba con tener mi propia empresa, algo que me generara empleo estable, porque eso es lo que se necesita cuando uno pasa por muchos momentos difíciles en la vida, como en el caso mío, que soy mujer cabeza de hogar, me tocó levantar a mis hijos sola”, narró.

La asociación fabrica productos en madera como muebles, ventanas, camas, clóset, vitrinas, comedores, entre otros enseres, pero esas no son las únicas destrezas de Inés, pues durante su crecimiento aprendió diferentes oficios que le permitieron en su momento ganar el sustento.

La asociación Artesanos con Visión Empresarial comenzó con 11 miembros, pero algunos se retiraron para dedicarse a otras labores, mientras que otras personas murieron por causas naturales.

“Anteriormente éramos 11 personas, de ellos falleció un señor que era adulto mayor y los demás no quisieron seguir. Los inicios no son fáciles y se requiere de mucha constancia para hacer valer los compromisos que se adquieren de palabra. Esas personas que se fueron se dedicaron a otros trabajos, a averiguar un empleo por otra parte y nosotros seguimos aquí luchando y luchando hasta que gracias a Dios las cosas se fueron dando y aquí estamos”, sostuvo.

Equipo

Para Inés la jornada comienza desde muy temprano, luego de que despacha hacia el colegio a sus hijos Juliana Andrea, de 17 años, y Juan Camilo Solórzano Marcelo, de 16, ingresa al taller donde trabaja por espacio de 8 horas de manera continua y a veces se extiende hasta altas horas de la noche con tal de responder a tiempo con los pedidos de sus clientes.

“Comenzamos a trabajar entre las 7:30 o a las 8:00 de la mañana, aunque dependemos también del clima, porque si amanece lloviendo no es conveniente utilizar la maquinaria por la fluctuación en la energía y se puede quemar algún motor. Nosotras mismas hacemos el alimento y almorzamos aquí mismo. Vamos comiendo y vamos trabajando, normalmente se extiende hasta las 4:00 o 5:00 de la tarde, pero yo a veces me quedo hasta más de noche, especialmente si hay algo que adelantar, para que al día siguiente se pueda seguir en la siguiente fase de producción”, añade con la misma firmeza con la que talla la madera.

Aunque Inés asume gran parte de las responsabilidades, las tareas se reparten entre cada uno de los cinco miembros de la Asociación.

“Yo soy la que diseña los muebles, las puertas o lo que manden a hacer y también soy la que pinta; la otra señora que es mi cuñada, es la que lija; y la otra, que es una adulta mayor, que es mi mamá, también lija. Tenemos dos jóvenes que se encargan de lijar. Si bien todo depende del tamaño del producto, de la calidad de la madera y del diseño, en promedio un proyecto de elaboración y entrega de un producto dura entre 15 a 20 días”, sostiene.

“A las demás personas las vinculé luego de que les hablara de mi proyecto, por ejemplo a mi mamá siempre le han gustado las manualidades y yo le comenté sobre el beneficio que podía traer, la forma como podríamos mejorar nuestra calidad de vida a futuro. Lo mismo hice para incentivar a los dos jóvenes que tenemos. Los incentivé para hacer algo diferente porque en estos momentos la juventud a veces se encarrila por cosas que luego lamentan como la delincuencia”, agregó.

La madera utilizada para la elaboración de sus productos es obtenida de aserraderos legalmente constituidos, aunque en ocasiones le compra a finqueros que tienen cultivos de árboles maderables como roble, teca y cedro.

La asociación cuenta con herramientas como la sierra de banco, la canteadora, entre otras; sin embargo, aseguran que se proyectan en la adquisición de otra maquinaria que les permita obtener una mayor producción sin bajar la calidad de los productos.

Gracias a su ingenio a la hora de licitar y presentar proyectos, Inés ha sabido contar con el apoyo de varias organizaciones que hacen presencia en el territorio.

“Recibimos apoyo a través de las entidades étnicas, aquí en el corregimiento hay tres entidades que son el Cabildo Indígena, la Acción Comunal, y las entidades negras, es decir, lo que es el Consejo Comunitario, que en este momento están ejecutando mejoras de vivienda y viviendas nuevas. Entre ellos hay personas que necesitan puertas, ventanas, entonces acuden a nosotras para que les prestemos el servicio y de esta manera también se han vinculado empresas como Cerromatoso”, explicó.

Apoyos desde el Gobierno

El programa El Campo Emprende, liderado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, bajo la tutela de organismos de cooperación internacional en Córdoba, realizó una inversión de $1.640 millones, para 41 emprendimientos, lo que se traduce en 560 familias beneficiadas en los municipios de Montelíbano, Puerto Libertador, San José de Uré y Valencia, en el sur del departamento.

Gracias a la calidad de sus productos, la Asociación de Artesanos con Visión Empresarial ha sido contratada por compañías minero energéticas para elaborar puertas y ventanas que mejoran la calidad de vida de familias del cabildo indígena.

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