Compartir:

'La mujer que no da nada, entonces no sirve para nada', enuncia la pegajosa canción vallenata, No Tiene Na, que interpretó el fallecido Diomedes Díaz, el Cacique, y cuya frase es repetida como un dicho popular que, junto a otras manifestaciones ‘machistas’ de ese tipo, se consideran otra forma de violencia contra la mujer.

Así lo propone Falconeri Piedrahíta Calle, comunicadora social facilitadora de un proceso de socialización contra la violencia de género en Córdoba y Sucre, a través de la fundación Mujer Arte y Vida, de Cali, y cuyo trabajo se hace en coordinación con el Ministerio de Salud.

Advierte que la agresión a la mujer, cualquiera que sea el modo, es un tema de salud pública que debe reportarse, incluso, a través del Sistema de Vigilancia, Sivigila, de las secretarías territoriales de salud. Sin embargo, la misma violencia de género surge desde el desconocimiento de la Ley 1257 del 2008, producto de la bancada femenina del Congreso que entrega pautas para el respeto a la mujer.

Para Piedrahíta, frases que atentan contra el buen nombre de las mujeres en refranes y canciones que repiten a boca llena los hombres cada vez que se les viene en gana, son una agresión psicológica que las ubica en completo estado indefenso, porque, no hay forma de responder.

'La gallina vieja da el caldo más sabroso', es otro de los ejemplos de ofensa que entrega la fundación Mujer Arte y Vida a los que se agregan, de acuerdo con la jerga popular, frases y piropos considerados de mal gusto como: '¡Flaca!...regálame un hueso pal' perro', 'La puerca más fea es la que rompe el chiquero', 'Lástima que no sea fin de año para comerme ese pavito'.

'Hay una cantidad de canciones y de dichos populares que hacen que nosotras como mujeres entendamos que nos toca la peor parte y eso se sigue repitiendo entre las generaciones', advierte Piedrahita, de la fundación, Mujer, Arte y Vida.

A escala del mundo existen iniciativas legislativas para castigar el acoso callejero, como en Bélgica, donde en el 2012 fue planteada una ley para castigar con cárcel y multas hasta de mil euros los piropos ofensivos. Ello, a partir de un video que grabó una joven con ella como protagonista para demostrar la ‘amenaza’ a la que la expusieron los hombres a su paso.

Acciones de movilización. A partir de allí, se han iniciado acciones de movilización social no solo en Córdoba y Sucre sino en otras regiones del país, porque, esa manera de violencia contra la mujer es generalizada y se evidencia no solo en algunas canciones vallenatas sino en otros géneros.

El trabajo para que se deje de ofender a la mujer mediante esas formas, se hace actualmente en 57 municipios de Colombia. De Córdoba se incluyen Montería, Cereté y Lorica.

Ángela Caneda, psicóloga de la EPS Coomeva, advierte que ese tipo de ofensas contra la mujer está más marcado en la costa, donde – agrega – la cultura patriarcal está más arraigada en las nuevas generaciones.

'Vemos esos dichos, frases de canciones y piropos como algo normal, eso no lo visibilizamos como una violencia de género que es costumbrista', precisa.

Caneda explica que si todos los días las mujeres escuchan frases de ese tipo, el desenlace psicológico es que el inconsciente lo procesa así y por ende la mujer cree que le toca aceptar lo que le están repitiendo en el entorno.

'Toda consecuencia de nuestros actos es porque la mente lo procesa y yo actúo, por ejemplo, la mente ha trabajado la información de cómo se baila el serrucho y entonces lo hago', precisa.

La campaña contra el ‘acoso’ a la mujer es respaldada por la Red de Organizaciones Sociales de Mujeres Comunales de Córdoba, en cabeza de su presidenta Francisca Sánchez Gómez.

Sánchez advierte que además de los piropos hirientes, algunos de los cuales se siguen repitiendo en calles y andenes, otra forma de violencia contra la mujer es el patriarcado que aún no se ha podido abolir.

'A la mujer se le sigue maltratando en las esferas política, social y cultural. En esta última es donde más sentimos que hay violación, porque no hay consciencia que tenemos derecho a una equidad de género', explica.

Advierte que en Córdoba la violencia contra la mujer está más marcada en las subregiones Costanera y del alto San Jorge, donde a la mujer poco se le permite tener autonomía económica y lo peor, se les ofrece poca participación en cargos públicos.

'La mujer está más ocupada en rallar coco y lavar ropa que en otra actividad de la que también es capaz', sostiene Francisca Sánchez.

Falta de rutas. La representante de la Red de Organizaciones Sociales de Mujeres Comunales advierte que lo peor del asunto es que existe desconocimiento sobre las rutas por seguir en casos de maltrato a la mujer o violencia de género, especialmente cuando se trata de agresiones físicas, incluso, asesinatos.

Los feminicidios. Es considerado el feminicidio la forma extrema de violencia contra la mujer, al margen de las frases y piropos ofensivos.

En Córdoba se han registrado este año 12 crímenes contra mujeres, que para el comandante de la Policía en el Departamento, coronel Carlos Vargas Rodríguez, son altamente preocupantes.

'Son casos que se fundamentan en acciones de intolerancia y un machismo desbordado de muchos hombres que creen que la mujer es propiedad privada y un elemento material de su potestad, son casos que por lo regular surgen en momentos de celos o de riñas en el interior del hogar', sostiene el oficial.

Entre los casos más recientes en Córdoba está el crimen a solo 24 horas uno del otro, de dos mujeres en Buenavista, el de Nidia Julio Meléndres, quien fue degollada en un establecimiento público el pasado 24 de junio y 48 horas más tardes fue asesinada Angélica María Martínez Acosta.

Para la Policía el asesino es uno solo, porque – advierte el coronel Vargas – así lo indican los elementos materiales probatorios que han recolectado los investigadores.

Otro hecho que no desaparece de la mente de los cordobeses es el crimen, mediante la modalidad de degüello, de la joven Angie Lugo, ocurrido en Cereté hace tres meses, quien fue hallada muerta en un motel.

Al respecto el comandante de la Policía Metropolitana, teniente coronel Javier Martín Gámez, sostuvo que desafortunadamente el hecho sucedió en un sitio donde son pocos los elementos indiciarios. Sin embargo, dijo que la investigación no se ha abandonado.

Agregó que una persona está individualizada y se está trabajando en la ubicación del presunto homicida.