El hecho ocurrió durante el mediodía de este martes
Columnas de opinión
¿Se acuerdan de la temporada invernal del segundo semestre del 2010, que dejó inundadas más de 1,6 millones de hectáreas en el país y en la quiebra a miles de agricultores y ganaderos? A pesar de los esfuerzos realizados en los dos periodos de gobierno Santos, muchos de esos productores siguen envainados con algunas deudas al sector financiero y comercial.
No existe nada más desgarrador que ver a un niño sufrir por una enfermedad. No hay nada más doloroso que ser testigo de cómo una criatura llena de tanta luz, energía y alegría se va apagando poco a poco.
No hay una situación más triste que ver con angustia cómo se le acaba el tiempo a quien no le entregaron casi. Y eso fue justo lo que me tocó vivir en estas últimas semanas.
A mí no me gustó el vestido que usó la primera dama, María Juliana Ruiz, esposa del presidente Iván Duque, en la visita que la pareja realizó en la Casa Blanca. No pretendo dictar cátedra sobre un tema en el que tengo enormes limitaciones. Sin embargo, usando el sentido común, considero que no era el más adecuado para esa ocasión en la que debía primar la sencillez.
El controvertido senador Gustavo Petro, famoso entre muchas otras cosas por su extraña fascinación por el dinero a hurtadillas y en bolsas plásticas, me puso esta semana a escribir sobre él.
“¿Por qué habrá en Tweeter tantas fanáticas petristas con pinta de putas?” Señor Greiffenstein, “Tweeter” está mal escrito. Es Twitter. El director de Servicio de Televisión de la Presidencia, quien por cierto también renunció (un funcionario más en el Gobierno de Duque), afirmó semejante perla. A la Izquierda la estigmatizan de guerrillera, vaga, drogadicta, resentida social, violenta, ineficiente, etcétera. Lo único que le faltaba a los uribistas por decir, es que las mujeres que no piensa como ellos son “putas”. Ahora, ¿por qué decirle “putas” a las mujeres es ofensivo?
La nueva película de Nadine Labaki, aclamada directora libanesa conocida por Caramel (2007), ¿Y ahora dónde vamos? (2011) y Rock the Casbah (2013), es una profunda reflexión acerca de la realidad que viven tantos niños, víctimas inocentes de precarias condiciones económicas y sociales.
Tengo un grupo de amigos apasionados por el fútbol, hinchas fervorosos de la Selección Colombia. Son obsesivos consumidores de todo lo que se dice o escribe de la Selección o sus jugadores. Y con frecuencia me hacen partícipe de sus inquietudes.
La expresión la puso de moda Fabio Poveda Márquez a mitad de los años 70: “I was there” o sea “Yo estuve ahí”. La razón fue uno de esos casos de antes que llevaron a Fabio y a Edgar Perea a polemizar en los micrófonos. Para la época, Telecom, la empresa de telefonía de Colombia, había montado una estación terrestre en Chocontá, Cundinamarca. Caracol Radio le propuso a Perea transmitir la pelea de Muhammad Alí y Ken Norton a través de la imagen que, por primera vez, traería Telecom de un evento deportivo a través de las famosas parabólicas gigantes. En palabras radiales “hacer un doblaje”.
Fueron 600 horas de trabajo en diversas disciplinas las que requirieron los investigadores del Gaula, la Fiscalía y la Policía para identificar y capturar a quien podría ser un asesino serial sin antecedentes en número de víctimas de casos ocurridos en Barranquilla. De esos mismos espantosos crímenes que se ven en las series de televisión gringa. Los apoyos técnicos lograron, según han contado las autoridades, unir cientos de cabos sueltos a partir del homicidio de Brenda Pájaro.
Este domingo, en el Parque Cultural del Caribe y en el marco del Carnaval de las Artes se presentará a las 7:30 de la noche Yuri Buenaventura.
Yuri Alex Bedoya (así se llama) es un versátil y polifacético músico, que encontró en la salsa el lenguaje para expresar su vida de barrio, sus experiencias como ser humano y sus raíces musicales del Pacífico, de ese “bello puerto del mar mi Buenaventura”, como expresa la canción de Petronio Álvarez.