El Heraldo
Rincón Juniorista

Víctor Cantillo

Previo al inicio de la Liga colombiana del segundo semestre del 2017 escribí, desde esta suerte de mangrullo futbolero semanal de EL HERALDO, sobre las características que identificaban a los nuevos jugadores que llegaban a reforzar al Junior para ese torneo.

De aquella personal y resumida descripción voy a recordar lo que dejé consignado sobre Víctor Cantillo, indiscutiblemente una promesa del fútbol colombiano, quien se ganó la titularidad en el equipo rojiblanco, el elogio generalizado y el seguimiento del cuerpo técnico de la Selección Colombia.

Así describí a Cantillo: “De lo mejor que vi en la Liga colombiana el torneo anterior entre los ‘desconocidos’. Fluido en el toque, generoso despliegue para las dos tareas de un volante. Sabe conducir, sabe asociarse. Da la impresión de ser frágil físicamente, pero lo refuta con su laboriosidad. No lo vi anotar goles o participar mucho en jugadas pre-gol. Si despliega en Barranquilla el fútbol que ofreció en Pasto, será un muy buen refuerzo”.  Y lo logró.

Hasta ahora ha sido un verdadero refuerzo. Se acopló rápido a su nuevo hábitat social y profesional y desde el primer partido le dio razones de peso al entrenador para que lo nominara en la titular. No fue un espejismo lo que desarrolló en Pasto, con otras exigencias y otras presiones. Aquí, como allá, sigue amistado con el balón para planear el itinerario que este debe seguir.

Se ofrece siempre como auxilio de sus compañeros. Difícilmente extravía la pelota o la suelta sin un destino correcto. Tiene un alto número de participaciones en el inicio y progresión de la jugada. Sigue dando la impresión de cierta blandura corporal, pero hasta ahora la sobrelleva bien, aunque no debería subestimar un plan de mejoramiento de este aspecto para cuando aparezcan posibilidades en competencias fuera de Colombia que tienen una más alta exigencia física.

En aquella semblanza dije, y ahora también, que “no lo vi anotar goles o participar mucho en situaciones pre-gol”. Su distribución del balón es atractiva y conveniente para la seguridad de la posesión y genera adeptos, incluido quien esto escribe, pero para transformarse en jugador influyente, diferente, de otro nivel, y no solo para la rutina, tiene que empezar a aparecer en el área rival. Con y sin balón.

Debe disminuir el hábito de pedir el balón siempre al pie y desmarcándose hacia atrás. Tiene que agregarle recorridos y desmarques hacia el espacio, sin balón. No debe abandonar la jugada en cercanías del área, sino acompañarla y pensar como delantero. En esta época de la globalización, seguro ya se mira en límpidos espejos mundiales.

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