Estamos ante una maratónica descomposición moral de valores sociales, corrupción de costumbres políticas y putrefacción de la capacidad administrativa de los gobernantes, como si la Ley de Newton estuviera verticalizando la caída de estos valores.
A medida que la hambruna, el desempleo y el deterioro ecológico aumentan en el mundo a pasos geométricos, la conciencia de los que manejan el destino de los pueblos se amplifica, relaja y distorsiona permitiendo así el crecimiento apocalíptico, la rebatiña y la ambición de los poderes.
En contraste, el asesinato y el soborno agudizan la crisis política y económica; se incrementa el crimen, el secuestro, la extorsión, el chantaje, las guerras intestinas en los países pobres y se aumenta la incapacidad de los hombres de buena voluntad para gobernar honestamente y conducir los destinos de las naciones por los canales del desarrollo y del bienestar general.
Sus buenas intenciones preelectorales se ven bloqueadas tarde o temprano por las limitaciones que les imponen los grupos de presión.
¿Y qué diremos del ambiente estudiantil, de la educación en los colegios y del material de lectura comercial? De eso, nada por ahora.
Creo que se está trabajando a la mujer a nivel mental o, como se dice, se le está lavando el cerebro, interfiriendo radicalmente en su criterio en las relaciones humanas y su actitud ante la sociedad.
No estoy señalando a los colegios, pero sí a la pornografía a domicilio. Si al material de lectura comercial, que a través del cine y de algunas revistas quincenales se le brinda a la mujer para que tenga la oportunidad de cambiar de vida, de personalidad y de opinión. Bastaría con mencionar titulares que encabezan artículos que solo son suficientes para transformar el pensamiento de una soltera, viuda, casada o separada, que indican a la mujer sin ambages la importancia de la supremacía sexológica y, de esta manera, administrar su actividad sexual, independientemente del estado matrimonial, antes o después de él, entre comillas.
Lo que se predica en esas páginas es un feminismo falso e importado, que debajo de sus titulares no le muestra a la mujer el camino de sus problemas, sueños y esperanzas, luchas y realidades, mucho menos nada acerca de sus verdaderas razones de independencia y sus responsabilidades políticas, sociales y familiares, verdaderos elementos que debe utilizar para su superación.
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