El tema que hoy vamos a desmenuzar se nos hace bastante difícil, porque no siendo un tema estrictamente deportivo, tiene ribetes ajenos al deportivismo y sumergidos en el lodazal de la deshonestidad.

Se trata del otorgamiento que se hizo de la máxima medalla ‘Cruz de Boyacá’ al dirigente paraguayo Nicolás Leoz, por presuntos y supuestos servicios honorables al deporte, como presidente de la Conmebol.

Este señor ocupó por varios periodos la presidencia de una entidad deportiva bastante prestigiosa del fútbol suramericano.

Cuando hubo un campeonato suramericano en Colombia, el director del evento, y también reconocido como alto dirigente de Sudamérica, cuyo nombre no retenemos, resulto un blof por la forma como consultaba telefónicamente a Leoz por cualquier trivialidad que el evento ofreciese, lo que revelaba su tremendo desconocimiento en materia de organización y solución de problemas varios.

Terminado este evento el ‘regalismo’ característico de estos eventos futboleros y como resultado del mismo se le otorgó al presidente de la Conmebol, señor Nicolás Leoz, nada menos que la Cruz de Boyacá, en un grado que no conocemos, pero que es de suponer que sea de alta consideración. 

Hasta acá todo parecía normal, con un otorgamiento que a simple vista parecía excesivo, por la modestia que como evento ofrecía el mismo. Dado que el argumento que lo motivó no ofrecía problema alguno. 

Pero vamos que las cosas cambiaron en el curso de pocos años y con el advenimiento del señor Gianni Infantino, presidente de la FIFA –a quien ya habíamos criticado por su iniciativa por demás escandalosa de modificar el reglamento del campeonato mundial de fútbol, al elevarlo a nada menos que 48 equipos en reemplazo de los 32 vigentes–.

Hemos tenido que tratar más moderadamente al señor Infantino, a quien se debe franca y valerosamente una denuncia penal, como deportiva, contra el señor Leoz por delitos de apropiación indebida de fondos económicos de la FIFA. 

Así las cosas, se nos viene a la mente que nada menos que una Cruz de Boyacá está en poder de un delincuente que en muy mala hora le fue concedida por el Gobierno Nacional, así se quiera esgrimir el argumento de haberse ignorado todo este proceso que hoy por hoy está escandalizando a la opinión deportiva internacional.

De esta manera, queremos preguntarle al presidente Santos, qué piensa de esta situación en que ha quedado el Gobierno, cuando hay un vagabundo que tiene en su poder una condecoración que sólo se le puede otorgar a personas honorables y de mucho prestigio.