González Pons pidió que la Unión Europea y España abandonen...
El titulo es:Un equipo político como la selección de fútbol
Por una falla técnica o atmosférica la señal de la televisión se quedó sin sonido, así que pude concentrarme en las expresiones de los rostros de los asistentes al partido Colombia vs Polonia, y días después en los hinchas de México vs Suecia. Nunca se me habría ocurrido bajar el volumen para captar en todo su esplendor el lenguaje corporal, el de señas, la mímica y todas las expresiones de las más variadas emociones reunidas a veces en un metro cuadrado, donde se confundían seguidores de equipos que luchaban por una clasificación.
El espectáculo del colorido de las vestimentas alocadas o normales, los disfraces, los rostros pintados, las plumas, las máscaras, las banderas se difuminó en un instante al perder el sonido y solo me quedé en un primer plano donde las caras y cuerpos que cabían en tan pequeño encuadre parecían marionetas movidas por la fiebre, la pasión que ese deporte produce en todos los seres humanos. Claro que hay muchos que no son seguidores del balón pero no por ello dejan de impresionarse cuando las cámaras hacen barridos cerrados por las graderías y llena la pantalla del televisor un solo rostro exhibiendo su emoción desbordante, ya de gusto, ya de desconsuelo.
No se necesita el sonido: sus gestos, la manera como desorbitan o entrecierran los ojos, las bocas abiertas que muestran hasta la campanilla o torcidas en amargura, las manos apretadas y retorciéndolas en desesperación o con los dedos cerrados y los pulgares hacia arriba cuando meten un gol en el campo, nos informan con gran certeza de la situación del equipo. Y me pregunto, ¿cómo hacer para que nuestra gente se una alrededor de la democracia real con ese entusiasmo?
Sería maravilloso que vibráramos con las medidas que cierran la brecha de desigualdad, así nos corresponda pagar más en el reparto de responsabilidades económicas, sería estupendo que arrugáramos la cara y bajáramos los pulgares en señal de condena cuando nos enteramos de las ilegalidades cometidas por los funcionarios en connivencia con los representantes del poder popular en las corporaciones y también con gente del sector privado. Porque los ilícitos requieren de la participación de todos los estamentos para que puedan continuar tapados o que cuando medio se destapan sus deudos busquen la forma de echarle tierra como hace el gato.
¿Cómo podremos alcanzar la dicha de que todos los ciudadanos de este país nos enfrentemos unidos y con el mismo fervor a la corrupción rampante que nos estrangula y parecería arraigada en el ADN nacional? Creo que se necesita un equipo con líderes sin tacha, sin contratos (aunque fuesen transparentes sus actuaciones), personas que no hayan estado encaramadas en el sector público antes, no importa que lleguen a aprender sobre la marcha, pero que nos garanticen su idoneidad ética y moral y, desde luego, la suficiente preparación para encargarse de llevar a buen puerto esta nave.