En medio del miedo que genera experimentar el aislamiento y la existencia de la pandemia que afecta diariamente miles de personas lo que menos se necesita es asumir que estamos en una guerra. Con la crisis del COVID-19 los gobiernos alrededor del mundo han referido la situación como un escenario de guerra: lo ha dicho Emmanuel Macron en sus discursos, lo refirió Donald Trump como el presidente “en tiempos de guerra” y también lo hizo Xi Jinping en China. A esta retórica de la guerra se han sumado los medios de comunicación, muestra de ello es la última portada de la Revista Semana que se pregunta “¿Cómo ganar esta guerra?”.

Sin ánimo de entrar a exponer las razones teóricas porque las que no nos encontramos en una guerra, es importante entender que el imaginario de un conflicto de esta índole no corresponde al de la crisis global por el COVID-19. Naturalmente, el uso de la expresión “guerra” en este contexto tiene como objetivo demostrar la gravedad del asunto, la necesidad de adoptar medidas urgentes y la búsqueda de cohesión social en torno a lo que estamos enfrentando. Sin embargo, todos estos propósitos pueden cumplirse asumiendo un lenguaje más asertivo, que busque la unión y la solidaridad de las personas sobre valores diferentes a los que se asumen en una guerra y que deberían articularse conforme a la realidad.

La guerra supone un enemigo que en este caso no existe y al no existir no se combate, el catalizador de la crisis es la pandemia, frente a la cual no existe arma ni misil que pueda contra ella, solo el cuidado y la prevención. Al respecto, Verónica Koller, lingüista de la Universidad de Lancaster ha hecho una campaña muy interesante en las redes denominada #ReframeCovid, en la que ha logrado compilar un sinnúmero de metáforas de guerra que se han aplicado por políticos y por la prensa para referir la situación del coronavirus. Comparto plenamente la visión de Koller, según la cual las metáforas de guerra tienen un efecto no deseado ante esta pandemia, toda vez que se asocian con un llamado a movilizarse, a tomar a acción o a hacer algo, cuando lo que se necesita es todo lo contrario: quedarte en tu casa y tratar dentro de lo posible de mantener la calma.

La idea de esta columna vino a mí mientras me encontraba como todos los colombianos en mi casa y empecé a sentir el sonido de un helicóptero que sobrevolaba la ciudad y que con un megáfono intentaba comunicar algo que se oía de forma distorsionada. El miedo y la zozobra que este helicóptero generó sin derivar en ningún efecto positivo que lo compensara, es el equivalente a denominar la crisis de la pandemia como una guerra.

@tatidangond