La crisis del COVID- 19 ha dejado entrever los liderazgos políticos que vale la pena mantener después de la crisis y aquellos que, por sus ideas, estilo o falta de determinación, deben eliminarse de la ecuación democrática.
Los jefes de gobierno de cada Estado han mostrado lo mejor y lo peor de sí en medio de una situación global que nadie tenía en mente, pero para la cual era necesario contar con líderes con experiencia en manejo de crisis, precavidos, racionales y, ante todo, comprometidos con la vida de las personas. Vale la pena abrir el catálogo de jefes de gobiernos y ver de todo esto qué queremos para el futuro:
Donald Trump: el hombre de la improvisación, su burla por twitter de los todos los temas, de lo divino y humano, ha sido la fórmula fatal para que Estados Unidos se hunda en una crisis económica y de salud pública. Mientras aparece la cura contra el COVID-19, Trump, después de haberse preguntado sobre los efectos de los desinfectantes, la luz o el calor sobre el cuerpo humano, solo le queda pendiente invocar al gitano Melquiades para que cure el coronavirus como el insomnio en Macondo
Andrés Manuel López Obrador: este señor buscaba mantener la economía de México funcionando hasta último momento con una fórmula de prevención de la pandemia bastante peculiar: estampillas de santos y amuletos. Su visión y sus posteriores videos restándole importancia al coronavirus e invitando a la gente a salir a comer tacos como si nada estuviera pasando, tienen a México en una crisis económica alarmante. Al final, hablando de mantener la economía a flote, la cura salió más cara que la enfermedad.
Boris Johnson: cuando inició la cuarentena sugirió una teoría que iba en contra de la tendencia global y las recomendaciones de la OMS. Su idea de “la inmunidad del rebaño” pretendía que todos los ingleses se infectaran hasta generar inmunidad. Esta estrategia fue algo como un laissez faire, laissez passer del COVID-19, que terminó con Johnson en cuidados intensivos, reiterando una lección que queda bastante clara, como lo es que nadie escarmienta por cabeza ajena.
Angela Merkel: ha demostrado que la experiencia y el conocimiento cuentan, más aun, en tiempos de crisis. A pesar que muchos han considerado que sus discursos necesitan tener mayor conexión con la gente, sus palabras han sido acertadas, respetando los protolocos, criterios científicos y tomando las medidas que esta crisis amerita. Su técnica ha sido prueba que lo político en una realidad como esta no puede contradecir la ciencia. Que Alemania tenga por canciller a una mujer física y doctora en química con experiencia en lo público marca notablemente la diferencia.
Iván Duque: ha demostrado tomar las medidas correctas incluso en medio de la presión de diferentes sectores, la visión de un presidente débil se ha desdibujado en medio de la pandemia. Sin embargo, le ha faltado pulso para aumentar los apoyos económicos, con lo cual los días por venir darán cuenta de su templanza, su capacidad para crear un plan de recuperación económica y lograr ejecutarlo.
@tatidangond
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