El año de la salud mental
El 2020 deja en el tintero un tema importantísimo al cual la política pública en materia de salud siempre le ha dado la espalda o lo ha tratado como un tema de menor relevancia: la salud mental.
A nivel global se ha establecido que entre los efectos más graves que ha dejado la pandemia ha sido la exacerbación de enfermedades de salud mental, como resultado del aislamiento, la pérdida de interacción social y presiones económicas. En Colombia, según la Encuesta Pulso Social del DANE, 6 de cada 10 colombianos encuestados afirmaron haber tenido síntomas o sentimientos relacionados con la salud mental.
Sobre los resultados de esta encuesta fue entrevistado por El Tiempo Rodrigo Córdoba, médico psiquiatra y expresidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, quien afirmó que los problemas emocionales no son exclusivos de la pandemia, sino que se aumentaron con esta. Sostener que los problemas emocionales derivados de la pandemia habrían sido abordados de una mejor manera si hubiéramos contado con un sistema efectivo de asistencia psicosocial sería llover sobre mojado. Ahora, lo que procede es tener en cuenta esta realidad para plantear una política pública de salud mental que aborde las enfermedades mentales con la misma importancia que se da a otras afectaciones a la salud.
Hay un claro déficit de asistencia en materia de salud mental que está asociado al tabú del que históricamente han sido objeto las enfermedades mentales y a la ausencia de información que impide a las personas buscar apoyo oportuno para el tratamiento de estas enfermedades. En Colombia la salud mental deberá enfrentarse a un sistema que tradicionalmente ha desconocido su importancia, pero también a una sociedad que prefiere esconder los problemas emocionales debajo de la almohada por miedo al qué dirán.
Según el informe del DANE, previamente citado, uno de los grupos sociales que más se ha visto afectado emocionalmente por la pandemia han sido las mujeres, muchas de las cuales, por vivir en un contexto patriarcal, han tenido que asumir una carga laboral superior por el cuidado del hogar. El 36,6% de las personas consideradas como jefes de hogar han reportado nerviosismo y mayores prevalencias en aspectos como cansancio, tristeza y dificultades para dormir. Al respecto, Carolina Corcho, médica y psiquiatra, sostuvo en una reciente entrevista hecha por la radio de la Universidad Nacional, que se debe plantear una política pública que aborde las afectaciones a la salud mental de mujeres que tienen a su cargo actividades propias de la economía del cuidado.
La idea generalizada de que la procesión se lleva por dentro ha causado tantas muertes como infelicidad, por lo que este año nos debe dejar algo para fortalecer en lo personal y en lo público; ir a terapia y apoyar a nuestros cercanos cuando creamos que su salud emocional puede estar en riesgo.
@tatidangond
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