La reciente decisión del Ministerio de Minas de modificar la certificación del valor de la gasolina de $5.078 a $3.663 (precio de referencia), debido a la caída de los precios del petróleo desde el 2014, generó la protesta masiva de gobernadores y alcaldes, al perder de un momento a otro la suma de $500.000 millones, que se recogen con la sobretasa a la gasolina, del 18.5% para municipios y del 6.5% para los departamentos. Se nos dijo que era otro golpe contra la descentralización y un raponazo del centro contra los territorios. Nuestra movilidad quedaba así afectada, al ponerse en duda los proyectos viales, e incluso el Metro de Bogotá quedaba en el aire.
Los ciudadanos sabemos que nosotros, lógicamente, no compramos la gasolina a ese precio de referencia, pues nos vale casi el doble, debido a la tanda de impuestos y márgenes que la fórmula del precio de la gasolina implica. De acuerdo con la fórmula compleja que establece el Ministerio, al precio al productor se le recarga el IVA, el impuesto global, la marcación, la tarifa de transporte, el margen mayorista, el margen minorista, la evaporación y el transporte local. Así las cosas, el precio que pagamos tiene apenas un poco que ver con el precio internacional del petróleo y la gasolina. Desde el 2013, el Ministerio no cambiaba la certificación del precio de referencia, y del 2008 al 2013, los cambios hechos no dejaron que se modificaran los cargos por la sobretasa. La situación cambió al modificarse el IVA en la reciente Reforma Tributaria (del 16% al 19%), y la introducción del impuesto al carbono (impuesto verde) de $126,9 por galón. Si el Gobierno no modificaba el precio de referencia, el galón de gasolina tenía necesariamente que subir al público, para absorber estos aumentos. Para evitarse ese desgaste con los ciudadanos, el Gobierno, alegando la caída en los precios del petróleo, protegió sus nuevos ingresos fiscales, aumentando sus recaudos y afectando la sobretasa de los entes territoriales, pues cayó la sobretasa de $1.193,5 por galón a $860,90. Si se hubiese mantenido el precio de referencia, es posible que la gasolina hubiese subido en más de $500 el galón, afectando el costo de vida.
Se anuncia una reunión de concertación, donde el Gobierno propone usar como precio de referencia el de los últimos 60 meses, lo cual, de todas maneras, no permite llegar al precio de referencia anterior, lo que además llevaría a un aumento de la gasolina de $200. Ya veremos qué sale de la reunión prometida, pero de lo que estamos seguros es que el bolsillo de los colombianos saldrá afectado, pues departamentos y municipios no están dispuestos a hacer sacrificios fiscales en esta coyuntura difícil. Con esta medida, el alcalde Char dijo que Barranquilla perdería $10.000 millones al año, y el gobernador Verano señaló que el Departamento se afectaría en unos $12.000 millones anuales. Con un presupuesto distrital para el 2017 de más de $3 billones, y uno de la Gobernación de $891 mil millones, uno se pregunta por la gravedad de este hecho. Lo que parece estar detrás es el futuro, pues todos estos recursos están pignorados por 20 o 30 años a favor de las muy rentables concesiones viales. Es decir, ya los debemos!
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