Electricaribe no levanta cabeza. Tampoco lo hace la prestación del servicio.
La intervención que decretó la Nación cumple ya ocho meses y las cifras siguen empeorando.
La calidad de la prestación se habría deteriorado, en términos de corte, en un 30 por ciento; el recaudo estaría dos puntos por debajo de noviembre del año pasado, y el robo creciendo del 8 al 12 por ciento.
Lo que sostiene a la empresa son los bajos precios en bolsa, producto principalmente de la temporada invernal, que ha aumentado el peso de la energía generada por las plantas hidroeléctricas.
Aún así, la región sigue esperando los primeros recursos de la inversión que anunció el gobierno en el marco del Plan5 Caribe, y que tasó para este año en 265.000 millones de pesos.
Pero la gran pregunta es: ¿cuándo entra el nuevo operador?
El mercado regional, para que lo entendamos, tiene características distintas a las del resto del país.
En primer lugar la alta salinidad exige presupuestos de mantenimiento robustos para hacer frente al deterioro persistente de la infraestructura y, de contera, al riesgo de apagones.
En segundo término, las altas temperaturas de la región hacen de la nuestra una demanda creciente porque –simple– hay que poner a funcionar acondicionadores de aire y ventiladores todo el tiempo para no morirnos del calor.
Un tercer factor es la cultura informal frente al pago. Mientras la costumbre de algunos consumidores, de clase baja y alta, de alterar medidores y redes le cuesta a la empresa 25.000 millones de pesos mensuales, hospitales, plantas de acueducto, cárceles y oficinas públicas se abstienen de pagar porque no creen que la empresa les vaya a suspender la prestación.
A ello habría que sumarle el incumplimiento de las transferencias que debe hacer el gobierno central para asumir los subsidios.
Así las cosas, el operador nacional que están buscando, cada vez es más improbable. Y por el lado internacional, la única dispuesta a medírsele al negocio sigue siendo la casa matriz del Gas Natural en España, que está pidiendo una segunda oportunidad, a cambio de construir una nueva historia en la Costa.
El asunto es que la caja de la empresa no da. La crisis continúa, a pesar de que los españoles no están. Aquí pudo haber fallado Electricaribe, pero también el modelo.
Necesitamos uno nuevo que incluya, al menos, una tarifa diferencial en reconocimiento a los altos consumos regionales, y una revisión de la estructura del negocio, porque como están las cosas, los generadores se siguen quedando con el 65 por ciento de los ingresos de los comercializadores.
Lo otro es cambiar el interlocutor. Al actual superintendente de Servicios Públicos no le creen en el sector porque aparentemente ha hecho anuncios que no ha cumplido y se ha comprometido con cifras imprecisas.
Por ahí deberíamos empezar para aclarar este panorama, que sigue siendo, como nuestras noches, bastante oscuro.
albertomartinezmonterrosa@gmail.com
@AlbertoMtinezM
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