Conejo queda a quince minutos de Fonseca. Es un pueblo bonito, hospitalario y apacible que por más de veinte años lastró un hecho de violencia que dividió en dos bandos a sus 2.000 pobladores. Por fortuna ya fue superado y hace dos meses todos se unieron para construir la biblioteca. Los libros, películas y computadores fueron entregados por la Biblioteca Nacional en su proyecto de bibliotecas móviles que recorren los PTN, o Puntos de Transición a la Normalidad de las Farc. Sus veinte bibliotecarios fueron escogidos entre los mejores promotores de lectura del país. El de aquí se llama Gilberto Pabón y cada diez días visita Pondores, el PTN a quince minutos de Conejo. Lleva los libros que los desmovilizados han pedido y retira los que ya han leído en ese período.
En ambos sitios estuve durante tres días seguidos esta semana hablando sobre literatura y cine principalmente, pero también sobre ellos, sus historias personales y sus preocupaciones. La tropa está desmoralizada. Hay un ambiente de incertidumbre y temor de futuro. Han cumplido con su parte: se han concentrado en los sitios propuestos, han entregado las armas (solo vi tres o cuatro fusiles de los encargados de seguridad). El gobierno, en tanto, no ha cumplido: todo va a tiempos de burocracia y no sería raro que se queden como el coronel, esperando que les escriban. Ni siquiera les han entregados las casas prometidas (el material con que fueron hechas absorbe y retiene el calor. No fui capaz de permanecer un minuto completo en alguna de ellas: aquello es un horno crematorio). Viven en cambuches, como antes. “El único cambio real, me dijo un comandante, es que ahora tenemos hielo permanente”. Se refiere a los dispensadores de agua fría, tres en total. Hay también tres plasmas para ver las noticias, pero a las ocho de la noche están apagados y todos ellos dormidos. Se levantan a las tres y media y entre cuatro y seis a.m. estudian todos los días, incluidos los domingos. Luego, cada uno se dedica a sus propias tareas.
Son impresionantemente organizados y disciplinados. Como hormigas. No en vano son un ejército.
Tuve oportunidad de hablar con todo el que quise, incluyendo a Joaquín Gómez y a los tres comandantes de compañía. Quien más llamó mi atención fue “Jaime” (su nombre de guerra en un homenaje a Bateman). Barranquillero, de enorme carisma y labia Caribe, estudió en el Americano y se crió en El Prado. Tiene 26 años y a los 13 se fue de casa, primero como miliciano. Abogado y filósofo de la U. del Atlántico, su discurso político es brillante, progresista, moderno, democrático. Como él, en Pondores hay otros seis que podrían ser el relevo de esos comandantes con nombres temidos y conocidos. Me quedó la idea de que al menos uno (¿encabezará?) estará en las listas a cargos de elección popular de las Farc. ¿Son ellos los soldados que vienen al interior del caballo de Troya de las Farc?
PD: La semana entrante publicaré la crónica total de esta visita.
@sanchezbaute
Más Columnas de Opinión
¡Afinia nos tiene locos¡
Uno de los problemas más grandes que está afectado a los habitantes de la región caribe es el alto costo de los servicios públicos domiciliarios especialmente el servicio de energía. Desde hace muchos años la costa caribe ha recibido un serv
La Salud entre líos
Aunque los profesionales de la salud, tengamos como principios fundamentales, el de proporcionar nuestros conocimientos, voluntad, deseos, y en general permanecemos con todas nuestras fuerzas, puestas al servicio de las comunidades y personas, de
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
La Bestia – El temor a amar
La última película del aclamado director Bertrand Bonello (Saint Lorent, Nocturama) incursiona en el género de ciencia ficción mientras explora las complejas relaciones de pareja a través de un romance que trasciende distintas épocas histór