
El nuevo puente abatible
Para atravesar el Caño de las Compañías en el sector de Barlovento, el Distrito de Barranquilla importó un puente abatible que permitirá el tráfico de botes con o sin mástiles que por allí se deslizan en sus oscuras aguas. En el caño del Mercado, por donde se expedían las vísceras, con sol y moscas revoloteando, cercano a la Plaza de Ujueta, existió otro puente metálico movible, pero ese giraba lateralmente sobre una base y permitía el paso de los botes cargados de plátanos y demás bastimentos. Ese puente permitía llegar a la isla de Barranquillita, hacia la industria maderera o aserrío de la familia Ferráns. Escuché que el Ferrans mandó a fabricar el puente a la medida y a su costa. Todos lo cruzaban sin peaje. Por fotografías de principios del siglo XX vi un puente cartagenero que conectaba la tierra firme de Getsemaní con la isla de Manga, anterior al puente Román, igualito al movible de Ferráns. Seguro el proveedor fue el mismo ¿Cuánto costarían? Amigos cartageneros tradicionales como el mono Bustamante quien residió entre nosotros, manejando el Banco Ganadero y la Atunera de la Zona Franca, no recuerdan ese puente anterior a ellos.
Reforestación
Después de disfrutar las hermosas vistas de nuestros ríos Amazonas, Apaporis, Caquetá y los bosques de Parques Naturales como el enorme Chiribiquete, con millones de hectáreas para conservar, pienso que puede impulsarse nuevamente el negocio de reforestar, del cual poco se habla ahora. Los bonos verdes son inversión financiera, pero los incentivos para plantaciones maderables poco se promueven. Hay que ver el aplaudido documental nacional “El sendero de la Anaconda” apoyado por Colciencias, Cine Colombia y Caracol y admirar nuestro bello y todavía verde país: la selva amenazada en las planicies surorientales, que es preciso conservar. Generación de agua y oxígeno para vender al mundo, como cualquier carbón o petróleo.
Menos negocios rurales
Sucesos como el secuestro en Sucre de un personaje sincelejano afortunadamente rescatado, más varios en el Cesar y los atentados recientes a un conocido ganadero vallenato; a un bananero con el administrador de su plantación y ahora a un empresario directivo de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), en Río Oro sur en Cesar, sin duda se alejarán las inversiones rurales. Si no se mantiene la seguridad, que se había recuperado, los capitales se retirarán del campo para concentrarse en negocios urbanos. Quedarán en el monte los que tengan como defenderse. Los actores amenazantes despojan al campo de oportunidades de emprendimientos rurales. Los empresarios que se vinculan o mantienen en los campos, son sostenedores del empleo y de la producción agropecuaria, vitales para la no dependencia alimentaria.
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